Los primeros suelen estar infiltrados en todos los ambientes y su índice de popularidad es tan alto que suelen contagiar a otros seres y desatar la verborrea. Basta ver el efecto del “cuñado” en las reuniones familiares, ya saben, ese sabelotodo que cuando aparece por la cocina de casa de la suegra opina de cualquier asunto por poco que sepa. Ante esta situación, cuando el buitre avista un ejemplar de la segunda categoría, el resto de la manada suele descansar y pensar: “ya está, ya ha encontrado a un pobre diablo que va a soportar todos y cada uno de sus saberes.” Pero si esto no ocurre, lo normal es que se genere una angustia general que te hará opinar sin descanso hasta la extenuación.
Si quieres mantener la calma, DJ Andy Grey te propone esta sesión “tapabocas” que te servirá de descanso ante el atropello de la palabrería.
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