Sin pretender que la vida sea una égloga, hacemos un llamamiento a todo aquel que prefiera la sutileza a la ramplonería, el trampantojo a la carne sangrante, el mito al logos. Aunque solo sea por hora, lo que dura este espacio de músicas virtuosas, combinada por la exquisita DJ Andy Grey.
Una sesión titulada dacrifilia, es decir, la estimulación que provocan las lágrimas en el juego sexual. Y podríamos tirarnos por la parte sádica del asunto, pero no, preferimos recordar uno de los mitos más bellos que existen, que no es otro que la historia de Dánae y Zeus, relacionada con el nacimiento de las Perséidas.
Zeus, amante infalible, puso sus ojos en la princesa Dánae a quien su padre había encerrado a cal y canto, temiendo el mal presagio del oráculo. Pero Zeus, como dios de dioses, decidió fecundar a Dánae convirtiéndose en lluvia de oro. De esta unión acuosa, nació Perseo, quien posee su propia noche lagrimosa, húmeda y chorreante.
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