Entre On Top y Entre Colegas median 48 años. On Top es un álbum de Fania Records grabado y lanzado en 1967 por Monguito Santamaría y su grupo, en el que debutaba el bajista Andy González. Entre Colegas, por su parte, es un álbum de Truth Revolution Recordings realizado en 2015 y lanzado en 2016 por Andy González y sus amigos. Entre uno y otro disco media la friolera de 300 grabaciones mal contadas de González como director de banda, bajista, arreglista y productor. Y puede que me quede corto en el conteo.

Pero lo que diferencia a una y otra, a Entre Colegas de las 299 grabaciones anteriores, es que es la primera que Andy González hace en solitario. Fort Apache Band era un proyecto de su hermano Jerry y el Conjunto Libre era un proyecto compartido con su compadre Manny Oquendo. Este es sólo Andy, y a sus casi 50 años de grabar discos y discos sin parar, es todo un acontecimiento.

No es un caso único en la música afrocubana, incluso se da el hecho de que el gran Bobby Rodríguez, sempiterno acompañante de las grandes bandas de la era del mambo, nunca grabó en solitario; o que colegas suyos que llevan un ritmo de trabajo similar como Rubén Rodríguez, aún no han hecho esta incursión con su nombre en el “top billing discográfico”. ¿Qué Andy González lo ha hecho tarde? Si, pero emociona sobre todo sabiendo que lo está pasando tan mal en su vida personal.

González tiene una afección renal grave y desde 2010 está con diálisis y desde hace tiempo sufre de fatigas crónicas que sólo puede controlar tras largos períodos de aislamiento y medicación. Pero Ben Lapidus, autor de las notas textuales del álbum afirma: “Una vez que todo el mundo estaba en el estudio, no hubo diálisis, ninguna enfermedad, ninguna fatiga; sólo había la creación de música hermosa”.

Música hermosa salpicada de sentido del humor, que es el mejor tratamiento para un hombre que no quiere deprimirse al saber que ya no puede llevar aquella vida que lo llevó a hacer parte de las bandas de Eddie Palmieri o Dizzy Gillespie, sólo por citar dos. Y el tema Dialysis Blues es una muestra evidente de ello. El otro es The Addams Family, variación de la famosa comedia de televisión que Andy veía de niño y cuya música hizo el genial Vic Mizzy. Los cuatro acordes iniciales del tema son perfectos para la digitación en contrabajo, me atrevo a conjeturar.

The Addams Family fue arreglado para dos bajos. El uno es el de Andy, por supuesto, y el otro es el de Luques Curtis, productor del álbum e inspirador de esta grabación que ha considerado como un homenaje a su maestro y mentor. El joven Curtis le contó a Wilmer Zambrano, del portal Acalibre, que: “Yo conocí a Andy González cuando tenía 12 años. El estuvo en Hartford, Connecticut, de donde yo soy, y me daba lecciones y asesoría musical. El también me regaló mi primer bajo acústico”.

Curtis ha seguido una carrera meteórica en la salsa y el jazz, destacando junto a su hermano Zaccai en el grupo The Curtis Brothers, que tanto han sonado en Radio Gladys Palmera; y como protegido de otro crack de la música, Eddie Palmieri, quien le contó a La Hora Faniática: “Es único el jovencito ese, un talento increíble”. Pero no ha descuidado a su maestro desde que éste se encuentra confinado en su casa del Bronx recibiendo los agotadores tratamientos. Lo conoce bien. Por eso se atrevió a llevarlo a los estudios de su sello discográfico Truth Revolution.

Pero el enfoque es curioso, pues es acústico, suena a descarga o jam session, y tiene una altísima presencia de cuerdas. De hecho, hay momentos en que se cruzan y juegan en contrapunto el tres de Nelson González, las guitarras de Ben Lapidus y David Oquendo, y el cuatro de Orlando Santiago. ¿Porqué?

Hace diez años Andy González le confesó a Pablo Larraguibel de la web Anapapaya: “Tengo un proyecto personal, que espero tener el tiempo para hacerlo pronto. Son solamente cuerdas -bajo acústico, tres, cuatro, violín, mandolina y percusión-. Sin metales. El nombre será Strings Attach”.

Pues eso es lo que ha hecho junto a Curtis, ha juntado cuerdas, aprovechando que tiene tantísimos amigos músicos y haciendo algo que también le contaba a Larraguibel en su momento: que quería seguir siendo productor. El chico en quien tiene puestos los ojos es Orlando Santiago, un prodigio del cuatro a quien apodan con justicia El Mostro, y a quien González y Curtis dejan su particular lucimiento en el tema El Mostro’s Aguinaldo.

En suma, que aquí se han juntado jóvenes y veteranos de la escena afrocubana de diferentes partes de Estados Unidos y Puerto Rico. Algunos han sido alumnos de González en la The School of Jazz at The New School. Otros son amigos suyos de toda la vida. Nada más justo que llamar a esto Entre Colegas.

¿Y la música? La música es extraordinaria. El álbum está en los Future Beats 20 de esta casa.

José Arteaga

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