Esta sesión bebe de las lecciones del presente; magistrales lecciones musicales de europeos llegados (ellos o sus padres) desde otras latitudes como FM Laeti, de Guadalupe, crecida en Canadá y vecina de París; de la marfileña Fatoumata Diawara; de los cubanos madrileños de Picadillo; de la brasileña valenciana, Tahïs Morell; de los también brasileños, pero de Barcelona, Orquestra do Fubá; de la marroquí de París, Hindi Zahra; de la tunecina napolitana M’Barka Ben Taleb, que de la mano de Pietra Montecorvino, pone en el Norte de África a un clásico de la canzone italiana, Guarda che luna; del colombiano de París, Yuri Buenaventura, que desarma y vuelve a armar Ne me quitte pas y, así, un arcoiris de sonido impensable sin estos europeos llegados de otros lugares entre los que están también Khaled, Flavia Coelho, Stromae, Gabriel Ríos, Rachid Taha, Nneka... Sí. Aún estamos a tiempo.
Esta sesión bebe de las lecciones del presente; magistrales lecciones musicales de europeos llegados (ellos o sus padres) desde otras latitudes como FM Laeti, de Guadalupe, crecida en Canadá y vecina de París; de la marfileña Fatoumata Diawara; de los cubanos madrileños de Picadillo; de la brasileña valenciana, Tahïs Morell; de los también brasileños, pero de Barcelona, Orquestra do Fubá; de la marroquí de París, Hindi Zahra; de la tunecina napolitana M’Barka Ben Taleb, que de la mano de Pietra Montecorvino, pone en el Norte de África a un clásico de la canzone italiana, Guarda che luna; del colombiano de París, Yuri Buenaventura, que desarma y vuelve a armar Ne me quitte pas y, así, un arcoiris de sonido impensable sin estos europeos llegados de otros lugares entre los que están también Khaled, Flavia Coelho, Stromae, Gabriel Ríos, Rachid Taha, Nneka... Sí. Aún estamos a tiempo.
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