El mundo de la música y el arte han dormido muchas veces en la misma cama. Dos artistas referentes del siglo XX, Björk y Matthew Barney fueron pareja muchos años y tienen una hija. Esa niña o sale diseñadora de moda, o una artista que tendrá tantas antológicas en el MoMA como papá y mamá.

En la escena neoyorkina eran los más. No solo modernos, sino demasiado contemporáneos. Ella muy conocida no sólo en los ambientes musicales, sino porque además como actriz, ganó un globo de oro. Él un referente fundamental en el mundo del arte. Barney es el Hirst americano.

Aquellos tiempos terminaron dejando un frío polar en el islandés corazón de Björk, e hizo de ella un ejemplo de que se puede sufrir como mujeres muy antiguas.

Y como ella hace canciones compuso un disco Vulnicura que teniendo en cuenta lo raros que son además de cultos y experimentales un que viene del latín significa “infligir heridas”, pero restañarlas porque introduce”cuidar” y “curar”. Quiere ser un antes y un después, para arreglar lo que está roto.

Si ella hace música, el arte de su ex no era fácil, pero en todas las listas de los enterados, estaban los vídeos de sus película Cremaster (ir a Wikipedia) rarísima producción por fascinante y que está considerado el musical de vanguardia más excitante y extraño de mundo artístico. Fue uno de los “best del arte.”

Björk y Barney se separaron entre 2013 y la primera de 2014. Hasta entonces, aparentemente, todavía vivían juntos. Barney –americano, 47 años, ojos celestes, ex modelo de Ralph Lauren– es un artista extrañísimo (cineasta, escultor, pintor, fotógrafo), con temáticas que van del cosmos a la mitología celta y egipcia, pasando por la cultura pop hasta el sexo y la anatomía humana–.

Así que se puede pensar que formaron una pareja armoniosa: asombrosamente inteligentes y creativos.

Lo llamativo es que en los doce años de relación hayan trabajado juntos sólo una vez: Björk compuso y actuó en Drawing Restraint 9 (2005), obra difícil que incluye instalaciones y dibujos. Pertenece a la serie The Drawing Restraint, que Barney comenzó cuando todavía estudiaba en Yale.

Quien sobreviva más de dos horas mirando el film –situado a bordo de un barco ballenero japonés– verá a Barney y Björk –que aparecen invitados a la ceremonia del té– dándose un beso verdadero y rebanándose las piernas, en una habitación inundada.

Por lo demás, la hija que tuvieron –Isadora, de once años– es la única manifestación pública de esta pareja.

Dos egos tan descomunales no parece que estaban llamados a permanecer toda la vida juntos. Sin embargo, como las penas cantadas son más llevaderas Björk hizo psicoánalisis sin pagar, se puso emocional y romántica y cantaba “Tienes miedo de mis emociones ilimitadas, estoy aburrida de tus obsesiones apocalípticas. ¿Te amé demasiado?

Mathew por su parte se enamoró de una conocida pintora a la que también gustan las chicas; Elizabeth Peyton y Björk pasado un tiempo dijo que se había puesto demasiado adolescente con el tema. Pero que el desamor es uno de los grandes temas de la música.

Y sin duda así es. Ellos pueden ser casi “ciborgs” pero sienten.