Che Sudaka está en la casa
El trío argentino-colombiano está festejando sus veinte años de vida y hablaron con Gladys Palmera acerca de su trayectoria.
La historia de Che Sudaka bien podría ser el guión de una película: unos músicos argentinos que llegan a Barcelona a probar suerte, se quedan como inmigrantes ilegales, comienzan a tocar en las calles, forman un grupo, conocen a Manu Chao y luego triunfan en Europa. En el camino sufren cambios de integrantes –incluyendo la incorporación de músicos colombianos–, épocas de crisis personales y, por momentos, persecución policial. Transcurridos veinte años los protagonistas de este filme siguen juntos en plena ebullición y con ganas de contar su historia. Sobre este guión soñado charlamos con el cantante Marcos Kacha Fernández (quien con su hermano, el guitarrista Leo Fernández, completan la pata argentina del grupo) y el acordeonista colombiano Sergio Morales.
Christian Alliana: Este año cumplen veinte años en la carretera y sé que están preparando varias cosas. Cuéntennos de qué tratan estos festejos.
Kacha Fernández: Ahora estamos lanzando temas en formato single que luego integrarán el disco por los veinte años de la banda. Este disco tiene la particularidad que está producido por Moska Lorenzo, percusionista de Los Auténticos Decadentes, y la idea es editarlo en vinilo.
Sergio Morales: el proceso de trabajo de este disco ya lleva más de dos años porque tiene muchos invitados y es difícil organizar las agendas. Musicalmente lo que estamos haciendo es reversionar nuestros temas y algunos covers en ritmos folclóricos del pacífico colombiano. Hay cumbia pero muy roots, no es la cumbia argentina o peruana, son cosas muy locas pero ese es el sello artístico de Che Sudaka al día de hoy.
Hasta ahora los adelantos que ya salieron a la luz cuentan con invitados tan diversos como la banda ska punk colombiana Doctor Krapula, el hip hopero alemán Mal Élevé, los combativos argentinos de Las Manos de Filippi y los españoles de La Pegatina, entre otros. Sobre esta diversidad musical y generacional, Sergio dice que así como están los artistas que nosotros respetamos porque llevan más años en la carretera, luego están los jóvenes para los que nosotros somos sus referentes, como el caso de La Pegatina, quienes nos venían a ver a nuestros conciertos cuando ellos recién se formaban como banda. Y Kacha aclara: jamás hicimos una colaboración pensando en una cuestión comercial; todos los que colaboraron con nosotros fue por una cuestión humana, porque destacaron la simpleza y el corazón de Che Sudaka.
Uno de los artistas que, sin dudas, marcó a fuego la historia de Che Sudaka es Manu Chao. Al poco tiempo de que el fundador Leo Fernández se instaló en Barcelona allá por el 2002, conoció al ex líder de Mano Negra y entablaron una relación primero musical y luego de amistad. Desde aquél entonces el compositor de Clandestino siempre estuvo presente y por eso, es el encargado de redactar el prólogo del libro que cuenta la historia del grupo. Manu es una persona que nos ha cuidado mucho, tiene mucha sabiduría y nos ha dado muchos consejos. Yo creo que él no debió haberse dado cuenta pero nos dio una gran ayuda en momentos muy críticos del grupo, afirma Morales con la emoción a flor de piel.
CA: En sus inicios ustedes comenzaron tocando en la calle, aun cuando eran inmigrantes ilegales y eso podía ocasionarle problemas. El mestizaje que veían en las plazas, los trenes y los bares luego se vio reflejado en su música, ¿eso fue algo premeditado o se fue dando solo?
SM: Te voy a decir algo que creo que nunca dijimos: en Che Sudaka nada se hizo pensando. El mestizaje se dio por casualidad, probando y probando hasta que las cosas solas te van mostrando cuál es el camino. Yo venía del palo del heavy metal y cuando entré en Che Sudaka me vi con la situación de que, como soy tecladista, no podía llevar el teclado a la calle. Allí fue cuando los chicos me sugirieron que comprara un acordeón, algo que jamás había pensado. Sin embargo, la primera vez que toqué tres acordes en ese instrumento se me cayeron las lágrimas porque conecté con toda mi esencia folclórica colombiana.
KF: En Che Sudaka siempre fue difícil mentir. Si escuchás los discos son muy variados, cada influencia que tuvimos en su momento la incorporamos. En los últimos años sí ya estamos con la dirección más clara. El mestizaje de Che Sudaka es todo lo que vamos viendo y lo metemos en el corazón.
CA: Estando lejos de sus respectivos países, ¿aprendieron a valorar más sus raíces musicales?
SM: mi caso es bestial porque yo en Colombia odiaba el folclor, no lo podía escuchar, porque yo era rockero, entonces el vallenato para mí era horrible. Pero como te contaba, cuando me compré el acordeón y comencé a tocar me di cuenta que el folclor colombiano estaba adentro mío. Y a partir de ahí todo empezó a hacer conexión: toda la música que mis padres tenían en casa, todo lo que sonaba en los buses en Bogotá, toda esa música me la sabía porque la había escuchado toda mi vida inconscientemente.
KF: ¿Sabes qué pasa? Las verdaderas influencias son las que escuchabas cuando eras chico, lo que escuchaban tus padres o lo que escuchabas en la radio. En nuestro caso por ejemplo pudimos grabar una canción con Facundo Cabral antes que lo maten, y ese tipo de personas son guías de vida, son como nuestros padres. Para este nuevo disco grabamos un tema junto a Piero y versionamos un tema de León Gieco que él ya escuchó y nos felicitó porque lo hicimos en currulao con acordeón de chamamé.
En estos veinte años la banda tocó en más de treinta países y sus giras por Europa son una constante desde hace tiempo. En ese incesante rodaje, la música de Che Sudaka es escuchada y bailada por franceses, alemanes, suizos, polacos hasta japoneses. Para Sergio Morales esta aceptación se debe a que la clave es ser latino, parece obvio pero cuando estás buscando tu identidad no te das cuenta de que la clave es ser honesto con tus raíces. Aunque la gente no sepa exactamente qué ritmo estás tocando, ellos sienten la honestidad que hay arriba del escenario y eso es lo que hizo que llevemos veinte años juntos.
KF: nosotros hemos estado tocando una chacarera en Alemania y ver al público saltar como si estuviera tocando una banda de ñu metal. Hemos tenido una vida punk desde cuando tocábamos en la calle, tenemos una actitud súper rockera y un contenido lírico de cómo ver la vida. Hemos cambiado los estilos musicales pero el mensaje siempre estuvo. Ojalá podamos dejar cosas bonitas para los demás porque siempre vamos a necesitar gente que cante, ¿no?
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