© Pájaros

Cuando era niña, Yva Las Vegass llegó a Seatle desde Caracas para estudiar en un internado y lo que se encontró en la ciudad poco tenía que ver con el orden y la disciplina. Situémonos en la época dorada de lo que luego se llamó grunge y es fácil imaginarse a Yva enredando con multitud de bandas. Saltó a la fama por obra y gracia de Krist Novoselic, bajista de Nirvana, quién la animó a crear Sweet 75, un malogrado trío que hoy detenta carácter de grupo de culto. Lo que siguió fueron años de mala vida y quién sabe si aquellas penurias profesionales y profesionales le animaron a agarrar el joropo por los cuernos y a inventar un estilo propio que hoy, los muchachos modernos, llaman joropunk.

Yva canta el joropo a bocanadas, de oído, con el despecho del bolero y una actitud gritona; además, toca el cuatro como si quisiera borrarse los tatuajes que lleva inscritos en las manos. Vocifera letras de olvido, callejeras, con un ímpetu a contrapelo pero a tí te da igual si entiendes lo que canta o cómo rasguea porque cuanto te quieres dar cuenta, estás atrapado en su tormento, que no se parece al tuyo pero te toca. Y te toca tanto que te importa poco si es música folclórica o rock de garaje, porque sus cantos sucios te hacen olvidar el puritanismo de los géneros. Yva no es para todo el mundo. Y menos mal. Actúa en Barcelona el 13 de diciembre, dentro del ciclo Pájaros. Desde Radio Gladys Palmera recomendamos que asistan.

 

 

 

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