Ilustración de Gavilán.

Agúzate, que te están velando. Seguro que los salseros no se cansarán de cantar y bailar este tema, y quienes no son seguidores de esta música, al menos, alguna vez lo han escuchado o es posible que vayan a oírlo. ¡Ajá! ¿Y qué es agúzate? Como ésta, cuántas palabras se oyen en canciones de la salsa y resultan atractivas o rítmicas, pero poco o nada se sabe acerca del significado. El Diccionario Salsero es para eso: Es, ante todo, un proyecto investigativo, pero también un libro de consulta, un ejercicio literario y una invitación a conocer cómo es que le entra el agua al coco en la salsa, afirma Junior Adilson Pantoja, escritor que trabajó en la redacción e investigación del mencionado texto. Es un vehículo para mostrar que todavía hay mucho que decir e investigar alrededor de los ritmos antillanos, comenta Juliana Velasco Amado, encargada de los asuntos de carácter editorial y legal.

Además, Pantoja y Velasco son parte del colectivo creador de esta iniciativa llamado Salsa sin Miseria, nacido en Cali, Colombia. El resto de los integrantes son Sergio Valdés Martínez, Stephaníe López Sánchez y Christian Rodríguez. Todos tienen profesiones diferentes, cada uno juega un rol en el grupo y cada uno aportó en el proceso de elaboración del Diccionario.

La primera edición salió en el año 2018. Ahora bautizan la segunda con una presentación de lujo, con más de quinientas expresiones, con colaboradores, todo un despliegue visual y prologada por el conocido investigador José Arteaga. Esta obra se aleja del estilo enciclopédico y rígido del diccionario tradicional. Más bien, su mirada es hacia el goce y la sensibilidad, incluso pretende despertar la curiosidad y el gusto por la salsa. Pantoja tiene mucho que decir.

Mercedes Sanz: ¿Qué es Salsa sin Miseria?

Junior Pantoja: Somos un colectivo cultural que explora la identidad salsera. Compartimos historias que permitan entender la salsa como un medio de cambio social. Desde el principio, nuestra comunidad se gestó en un entorno digital. La versatilidad, creatividad e inmediatez que ofrecen los medios contemporáneos nos han permitido desarrollar ejes de contenido que propicien la discusión de diversos temas con públicos heterogéneos.

MS: ¿Cómo y por qué surge la idea del Diccionario?

JP: El Diccionario Salsero surge como una línea de contenido desde nuestras redes sociales. Fue la curiosidad, frente a esos términos pegajosos de los pregones y de las composiciones de la música afroantillana, la que nos acercó a esta exploración del lenguaje musical. Queríamos conocer lo que es aguzarse, tener guararé o estar engüañangao. A la gente le gustó mucho esa dinámica a través de nuestras redes, así que nos propusimos publicar una primera edición que salió en 2018 y tuvo muy buena acogida. A partir de ese momento, la curiosidad se fue transformando en un ejercicio investigativo que asumimos como una responsabilidad cultural, y desde ahí seguimos haciendo camino. Esta segunda edición, recién salida del horno, es un libro más ambicioso y con muchas más proyecciones.

MS: ¿Y en qué se diferencia la segunda muestra de la primera?

JP: Esta segunda edición cuenta con más de quinientos términos y expresiones de ese acervo cultural, a diferencia de las 159 de la primera edición. Hemos ajustado algunas definiciones de la primera edición, además de hacer explícito nuestro esquema de investigación, que consiste en una división de cinco categorías -coloquialismos, gastronomía y fauna, orquestación, cumbancha y santería-, que nos permitió hacer un rastreo más sistematizado y exhaustivo. Hacer consultas bibliográficas y escuchar discografías completas fueron trabajos que nutrieron mucho el ejercicio. Luego de esta etapa de compilación de términos, pasamos a la redacción, donde siempre hemos querido mantener un tono más fresco y, a la vez, afincadito; desligar un poco el registro de escritura de la parquedad enciclopédica. Creíamos necesario que éste fuera un libro en el que la cadencia y el tumbao de la música afroantillana estuviesen reflejados en las mismas definiciones. Quizás en las categorías de orquestación y santería procuramos ser un poco más lacónicos, para no tergiversar un imaginario delicado. Se mantiene la playlist donde aparecen canciones para contextualizar los términos en el mismo orden alfabético a través de un código QR, que redirige a la aplicación Spotify. Adicionalmente, en esta ocasión hemos querido que la gente haga pausas activas mientras lee el libro y, por eso, incluimos una serie de tutoriales de pasos de baile para que la gente azote baldosa al son de este medley de términos cumbancheros.

MS: Trabajaron con una editorial.

JP: ¡Sí! Nos unimos con la editorial Quimbombó para hacer una edición un poco más de lujo, pasta dura, un tamaño un poco más grande y un conjunto de ilustraciones del artista Gavilán, que le dan un realce a nivel gráfico. Mejor dicho, tiramos la casa por la ventana -risas- y seguimos de frente.

MS: ¿Tienen pensado producir una edición digital?

JP: Por el momento no hemos pensado en una edición digital, pero sí en una serie de contenidos que se desprenden del Diccionario y que amplíen el horizonte que allí hemos trazado. Entrevistas, trabajo audiovisual, sonoro, gráfico. Ideas hay muchas para seguir ampliando las posibilidades del libro. Ya iremos mostrando los resultados en 2022.

MS: ¿Dónde se puede adquirir?

JP: Sí, está disponible a través de la página oficial de la tienda de Salsa sin Miseria y en Buscalibre.com.

MS: ¿El mayor aprendizaje?

JP: Por una parte, está el hecho de conocer más a fondo ese lenguaje que nos lleva a apropiarnos más de la identidad cultural que ahí está en juego; reconocer esos aspectos que definen nuestra elección por esta música. Pero más allá de eso es el trabajo en equipo, entender cómo se piensan y ejecutan proyectos ambiciosos. Con el tiempo nos hemos ganado la credibilidad de cumbancheros que está ahí, aportando ideas, pero también consumiendo los contenidos que sacamos: el Diccionario, el blog, las camisetas, ahora el empuje al Semillero de Niños Melómanos, dirigido por Stephaníe López, son una razón para seguirle echando semilla a este proyecto que queremos que suene duro y contundente. El Diccionario es, sin duda, un acontecimiento que nos ha permitido también repensar intereses frente a la cosa latina. Vamos por más.

LA SALSA TAMBIÉN SE COME CON LOS OJOS

Si hay algo atractivo del Diccionario Salsero es el elemento gráfico, desde el diseño de la portada y contraportada, labor de Sergio Valdés; hasta las ilustraciones a cargo de Daniel Gavilán Martínez. Valdés estudió Mercadeo y Publicidad; y Martínez es igualmente publicista, además de diseñador, ilustrador y artista visual.

Mercedes Sanz: ¿Cómo fue el proceso creativo en las ilustraciones?

Daniel Martínez: Tengo formas de abordarlo, principalmente la investigación y la arqueología de los términos, digamos que mi trabajo es muy visual. Hablé mucho con Juliana y el resto del equipo, pero también investigué, ya que en mi casa son salseros. Tuve que investigar por mi cuenta, más que todo para encontrar lo que definía visualmente la época, porque si bien la salsa está viva, el ADN se generó en una época pasada que yo no viví. Por eso hice una investigación visual de su vestimenta, sus accesorios, sus instrumentos, la forma de ser, como de estar, de pararse, de todo. Digamos que hubo una investigación previa respecto a cada término, lo cual me sirvió mucho como para hacerme una idea de qué se podía ilustrar y qué no. Igual, los términos están muy bien explicados y, a partir de ahí, pude agarrarme mucho para desarrollar visualmente el proyecto.

MS: ¿Cuál es el papel de la ilustración en este libro?

DM: La ilustración juega un papel importante en este proyecto debido a que le da un tono fresco, ya que acompaña unas pausas en las que uno, aparte de leer, también puede analizar otro tipo de cosas que son las gráficas. Esto le da un ritmo superespecial al proyecto, porque también muestra no sólo los términos sino también la forma como este término se vería. Aparte que el texto maneja un idioma universal, y siento que esto le abre la puerta a esa gente que no es hispana para que pueda entenderlo o que, al menos, se le encienda una chispita para que investigue en su idioma o traduzca. Entonces, siento que esto genera una conexión mucho más allá del habla hispana y universaliza más el lenguaje del Diccionario.

MS: ¿La función de lo gráfico en general?

Sergio Valdés: Es esencial porque marca la diferencia con otros proyectos de música y en general. Para mí lo estético es saber comunicar. Muchas producciones han caído en un letargo en lo gráfico, se han olvidado de una mina visual gigante que hay allí, y a nosotros nos gusta explorar eso. Este diccionario tiene ilustraciones de Gavilán, que es un artista contemporáneo; entonces, hay que darle espacio a esa parte estética.

LA ESENCIA CULTURAL

El Diccionario contó con colaboradores que asesoraron en distintos aspectos. Ellos fueron Tatiana Velasco (diagramación); y en el apoyo investigativo se encuentran Ricky González (productor, arreglista y músico dominicano), Andrés Hernández (percusionista caleño e investigador de ritmos colombianos y afroantillanos), Carmen Mandinga (gastrónoma y periodista cultural colombiana), Marbelys Giraudy Gómez (profesora adjunta de la Facultad  de Comunicación de la Universidad de La Habana), Sergio Martínez (pianista, musicólogo, director de orquesta, docente e investigador de Bogotá) y Peter García (santero de la Regla de Osha, residente en México).

Sergio Martínez es un estudioso de la música y tiene una visión multidisciplinaria de este arte.

Mercedes Sanz: ¿El principal aporte de este trabajo?

Sergio Martínez: Mira, mi modo de ver este trabajo es muy juicioso, especialmente porque sabe articular sabiamente dos cosas: la experiencia que construye la cultura salsera, la calle, el barrio, el bailador, la raíz; y el saber de quienes son hacedores de esta música y trabajan en pro de su aproximación al discurso académico. Esto, precisamente, es un acierto porque es la forma como se produjo el ámbito natural de esta música, de la calle y la vivencia hacia el sonido como insumo, como material creador, y del sonido hacia la calle como forma de hacer identidad y reconocerse en éste. Es riguroso y, sin embargo, negocia muy bien el empleo de una estructura conceptual precisa con la cercanía a un público que requiere de un lenguaje suyo, sencillo, con una terminología que le pertenece y que no le produce la sensación de que es ajena, o que juega a reemplazar su propia oralidad. Es decir, está hecho para personas que, aunque quieren entender en qué consiste la clave, lo hacen impulsadas por la necesidad de afirmar su identidad, de precisar esa sensación y acrecentar su experiencia sensorial. Sobre todo que, con mucho desparpajo, logra tender redes sobre esos espacios sonoros, históricos y geográficos que integran eso que llamamos salsa, sin la pretensión de poner límites o de imponer percepciones sobre lo que es y significa la salsa.

MS: ¿Qué palabras descubrió?

SM: Pues, entre ésas una pregunta que me hizo una vez un gran amigo: ¿Qué es ecuajey? Otro término: Eba say ajá. ¡Genial! -risas-.

MS: ¿Y cuáles le gustaron por su sonoridad, rareza u otro rasgo?

SM: Iroko, acángana, rumba guajira y abicú. Hay otras ahí que se me escapan de momento.

PARA TODOS LOS GUSTOS

¿Un libro de esta naturaleza es solamente para salseros? ¡No! Es para todo amante de la música y para el curioso. El Diccionario es un camino y una ventana para aquel que quiera asomarse a esta música. Es un trabajo que no es la panacea y es imposible que abarque la totalidad de ese amplio y complejo lenguaje salsero. Y es que todo libro siempre será una aproximación, y más cuando se trata de palabras y significados.

Aquí el lector no se encuentra con una historia o una conceptualización de la salsa, sino con sus referentes cercanos como son las expresiones y vocablos contenidos en piezas bailadas, cantadas, escuchadas y hasta descubrir nuevos términos.

Una muestra de ese otro público es Santiago Cembrano, antropólogo bogotano y escritor dedicado a la cultura hip-hop. No es parte del equipo colaborador ni asesor, simplemente es alguien del público que ya se devoró el Diccionario.

Mercedes Sanz: ¿Por qué es importante un libro con estas características?

Santiago Cembrano: Yo creo que el Diccionario es valioso porque los universos, por ejemplo, de la salsa y el rap se crean mucho a través del lenguaje de cierta forma codificados, de los códigos para definir el mundo. Siento que la salsa es una cultura tan densa y tan entrelazada por todo tipo de palabras y expresiones populares que las canciones inmortalizan. Pero también cada palabra tiene una historia detrás que viene de un país, región o experiencia. Entonces, uno puede ver también todo eso en el Diccionario Salsero, todo lo que compone la salsa, desde las personas, los mundos, las experiencias, los términos, las regiones, todo un entramado lingüístico que le da más riqueza a la salsa.

MS: ¿Qué más aporta el texto especialmente a esta generación?

SC: Pienso que es una buena forma de entender todo el universo de la salsa desde sus términos. Me parece interesante hacer una escucha minuciosa de cada canción y decir: bueno, ¿y eso qué quiere decir?, ¿de dónde viene? Al final un diccionario, de lo que sea, te muestra todas las posibilidades que tiene para expresarte. Con mucha precisión, aunque hay palabras que son sinónimos, pero para cada sentimiento, cada color, cada momento, lo que hay en el mundo, hay una palabra para describirlo. Entonces, al construir un edificio semántico de la salsa, desde ahí se puede entender también esta música. Me parece genial que exista un diccionario para entender la salsa desde este ángulo.

MS: ¿Qué vocablos descubrió?

SC: Descubrí ololiuqui, que es la semilla de una flor. -También se conoce como ololiuhqui-.

MS: ¿El que más le gustó?

SC: El que más me gustó es acángana, que se refiere a la buena vibra para enfrentar las cosas.

Un diccionario musical tiene que tener referencias de discos y este los tiene en cada palabra. Esta playlist comienza con la versión de Machito, cantando Graciela, de Ublabadú en los años 40, que sería popularizado por Héctor Lavoe con la Fania All Stars casi 40 años más tarde. Y siempre nos preguntamos qué quería decir. Este diccionario de Salsa Sin Miseria nos ilustra sobre el verbo ublabadar. Cada una de las 15 canciones incluidas posee esa magia, esa atracción y esos recuerdos.

Playlist

1. Machito and his Afrocubans- U-Bla-Ba-Du
00:00:34
2. Eddie Palmieri - Mi Jeva
00:03:50
3. Orlando Marín - Tiene Saoco
00:09:18
4. Joe Cuba and his Sextet - Picando de Vicio
00:11:39
5. Héctor Rivera y su Orquesta - Ahí Viene la Lengüetera
00:14:29
6. Orquesta Harlow - Vengo Virao
00:17:26
7. Cheo Feliciano - Naborí
00:23:22
8. Roberto Roena y su Apollo Sound - El Traqueteo
00:27:33
9. Johnny Pacheco y Celia Cruz - Quimbara
00:31:06
10. Sabor de Nacho - La Ruñidera
00:35:52
11. La Conspiración - Oriza
00:39:37
12. Héctor Lavoe - Hacha y Machete
00:44:50
13. Johnny Bronco Sierra - Ñangó
00:50:22
14. Sonora Ponceña - Yambeque
00:55:20
15. Poncho Sánchez - Manteca
01:01:38

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