El resultado, un año después, es “El Tiempo y La Serenata”, el álbum más introspectivo de la orquesta argentina, pero no por eso menos bailongo y cumbiero. Un álbum que representa, ya desde el título, esos dos climas aparentemente antagónicos: el de la quietud y el movimiento, el de la soledad y la unión colectiva, el de la distancia y la cercanía. Un álbum en el que Dr. Jekyll y Mr. Hyde se acaban manifestando a su manera, y en el que la banda argentina descubre un nuevo costado y una nueva forma de hacer.
La Delio Valdez continúa manteniendo su genética de orquesta heredera del sonido y el espíritu tanto de las de la costa caribeña colombiana como de la cadencia recta de la cumbia argentina de proyectos como Los Palmeras, Amar Azul o Los Charros, aunque incluso con ciertos aires murgueros y carnavaleros.
Aunque está claro que se percibe ese aire no solo de melancólica nostalgia, sino de ese trabajo solitario que ha tenido cada uno de los miembros en esta nueva forma de componer; el álbum transita, para bien y para mal, los espacios sonoros comunes que una orquesta del perfil de La Delio Valdez lleva en sí misma. Quizá hubiera sido una buena oportunidad para, ya que han producido una nueva generación de canciones en un punto de partida diferente, que el acabado final se permita ciertas licencias y poder explorar otra sonoridad, dada la riqueza y calidad de los músicos que la conforman.
Alan Queipo.
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