La resistencia salsera de Barcelona
Papa Orbe y Los Científicos del Sabor simbolizan una forma muy propia de entender la salsa en Barcelona. A propósito de su álbum Sabor y Medio.
Cuenta Isabel Llano en su excelente libro La Salsa en Barcelona, que la llamada Ciudad Condal es un epicentro del baile salsero, que aquello nacido en bares y discotecas pasó a convertirse en una larga estela de escuelas de baile y a acoger congresos internacionales de diferentes estilos de movimiento y ritmo. Esa Barcelona ha mantenido literalmente un pie en la salsa desde entonces, pero a la par se ha gestado un movimiento de músicos que la alientan y la tocan con inusual energía.
No es que sea una nueva banda en aparecer, porque sus músicos llevan años metidos en esto, pero Papa Orbe y los Científicos del Sabor “tienen un nosequé que a la gente le va a gusta”, como dice la canción. Ese “nosequé” no es gratuito, forma parte de la definición de un estilo ciudadano que podría definirse con el slogan de otra orquesta barcelonesa, Tromboranga: “Somos parte de la nueva generación de orquestas independientes”.
¿Cuales son? Tromboranga, Papa Orbe y Los Científicos del Sabor, Chelosaoko y La Calor, Las Karamba, Tarquim, Tumbakin, Mamacitys, Ray Cuza y Sazonando, Lenin Guiroloco y su Orquesta, Joseph Derteano Latin Project, Salsa de Reyes… Es lo que Marcelo Chelosaoko Rosero define como “La resistencia salsera”.
Transformaciones
Durante años la salsa en Barcelona estuvo en manos de la comunidad rumbera gitana. Gato Pérez le dio fama al barrio de Gracia y Platería a toda la ciudad. Luego llegó la primera oleada de migración cubana con Ramoncito, Mayito Fernández y Pedrito Diaz a la cabeza, que desataron una fiebre por el baile en el Paral-lel.
Más tarde llegó la comunidad peruana con su estilo de baile y a continuación la colombiana que sentó otros precedentes. Comenzaba el siglo XXI y esta nueva generación de residentes experimentó con pequeños grupos de jazz y con agrupaciones de salsa en diferentes locales y en fiestas de barrio. Pero no fue sencillo vencer las barreras de la nacionalidad y los ghettos creados por ellas. Cuando ese muro por fin cayó, surgió ese estilo.
Tromboranga, liderado por el percusionista venezolano Joaquín Arteaga, encontró en el experimentado sonero cubano Diego Coppinger a su socio ideal. Fue como seguir la línea de bandas tradicionales neoyorquinas como La Conspiración de Ernie Agosto: jóvenes talentosos y expresivos con una voz de tradición afrocubana como era Miguel Quintana.
Papa Orbe
Bajista, tresero y percusionista, Orbe Ortiz nació en Santiago de Cuba y comenzó cantando en la Casa de la Trova Santiaguera. En La Habana se hizo tresero y tocó con casi todas las bandas legendarias de la ciudad (Septeto Nacional, Carlos Puebla, Chapottin…). Una gira lo lleva a Colombia, donde colabora con los sellos Fonocaribe y Discos Fuentes, hace parte del boom de La Parranda se Canta de Albita Rodriguez y del impacto de Totó La Momposina con canciones como Carmelina y su música de sexteto, aunque esta vez tocando tiple colombiano y no tres cubano.
Llegó a Barcelona a finales de 1999 y empezó, como muchos, haciendo rumba catalana e integrando algunas de las bandas que lideraron el fenómeno de moda: la música mestiza con Manu Chao a la cabeza y con toda una serie infinita de bandas emergentes que llenaron Barcelona de fusión mediterránea, caribeña y rockera; entre estas, Amparanoia, Ojos de Brujo, Macaco, Wagner Pa y su Brazuca Matraca.
Por eso empezaron a surgir los proyectos individuales: Radio Malanga, Falumbayé Folí, Conjunto Residencial, Conjunto Real de la Luz o Los Turpiales Sabaneros, dejando de ser Orbe Ortiz para convertirse en Papa Orbe. Fue toda una experiencia que le permitió encontrarse con músicos de tres continentes e integrarlos a sus proyectos.
Los Científicos del Sabor
En 2021 con el apoyo del sello discográfico especializado en melomanía y vinilos Rocafort Records y La Productora Electropikal Creative, se grabó el primer disco de Papa Orbe Los Científicos del Sabor en uno de los mejores estudios de Cataluña, junto a músicos de Colombia, Cuba, España y Venezuela. En total, doce canciones que son un recorrido festivo y emocional por sus raíces familiares con la música tradicional cubana y su posterior desarrollo hacia el latin jazz.
El álbum acaba de ser publicado en edición de vinilo y fue trabajado de manera analógica en todas las fases del proceso, siendo mezclado en Venezuela por Miguel Ángel Larralde (el mismo de Guaco), y masterizado en Nueva York por Alex Psaraoudakis (múltiple Grammy Award).
Los Científicos del Sabor de este álbum son Papa Orbe Ortiz, por supuesto, en el tres y la voz; Lorenzo El Diablo Barriendos, baby bass y contrabajo; Yoan Sánchez, timbales; Carlos Compota Reyes, congas; Lenin Jiménez Paiva, bongós y percusión menor; Miguel Ramón, guitarra; David Jácome, saxo tenor y flauta; y Albert Costa Vendrel, trombón.
También colaboran Rangel García, Arturo Roberto Gooding Panee, Marcelo Rosero y Robin Reyes. Como se ve, una formación donde prima la percusión y las cuerdas, perfecto para lo acústico.
Pero aunque no grabó, el bajista colombiano Santiago Acevedo Casas también ha hecho parte de Los Científicos del Sabor y Santiago sintetiza todo este panorama barcelonés.
Llegó a la ciudad hace 20 años y se mimetizó con pequeñas bandas de club y algunos de los trabajos que realizaba el Taller de Músicos. Su experiencia en Bogotá con La 33 le permitió fundar junto a Marcelo Rosero, Miguel Ramón y Sebastián Cabra una orquesta puntera de la salsa mediterránea, La Sucursal SA. Fundada en 2005 creó toda una “movida” alrededor suyo. Y a la par fundó un ensemble de jazz, grabando dos producciones.
Acevedo es un talento, pero también un trabajador incansable que ama la salsa como el que más. Y de eso se trata todo esto, de amor por la música… en la resistencia salsera.
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