Bobby Capó, me importas tu
En su aniversario, hacemos un breve repaso a la vida de un intérprete y compositor fabuloso, cuyas creaciones se han convertido en estándares de la música.
En 1940 la estrella de la música puertorriqueña, Rafael Hernández, se preparaba para una gira con el Cuarteto Victoria por Curaçao y Colombia. Lo acompañarían sus cantantes Myrta Silva y Davilita, pero pocas semanas antes del viaje, este último enfermó y Hernández lo reemplazó con un chico llamado Félix Antonio Rodríguez, que había dejado la carrera de abogacía para dedicarse a la música. Todo apuntaba al éxito, pero no fue así. A los tres meses, estando en Medellín, Hernández echó a Rodríguez del grupo, tras decirle que su voz no le gustaba.
Posiblemente haya sido esa la razón, o puede que lo haya ocasionado su rivalidad con Myrta Silva, o puede que existiera tanto racismo en el Medellín de aquel tiempo, que su color de piel no gustara. Lo cierto es que Rodríguez se fue de Colombia dolido y enfadado, y se embarcó hacia Nueva York, a ver si tenía mejor fortuna. Fue por aquel tiempo que se puso un nombre artístico que lo acompañaría siempre. Se hizo llamar Bobby Capó.
La carrera de Bobby Capó despegó con el grupo de Pedro Marcano, para seguir más tarde con la banda de Xavier Cugat, el Cuarteto Caney, la orquesta de Noro Morales y los Afrocubans de Machito. A la vuelta de dos años era una estrella con 61 temas grabados. Entre ellos, 51 boleros y seis de ellos, de composición suya.
En 1946, Capó se trasladó a La Habana, tras llegar a un acuerdo con la emisora de radio RHC. Su fama creció como la espuma, llegando a través de las ondas a buena parte del Caribe antillano y continental. Por esa razón llegó a sus manos un porro colombiano con arreglos de Avelino Muñoz. Se titulaba La múcura y Capó lo estrenó en un concierto en Panamá. El éxito fue arrollador, hasta tal punto que se creyó que era suyo. En realidad era motivo de una disputa por derechos de autor que ganaría el empresario Antonio Fuentes.
Por aquellos años, según cuenta Cristobal Díaz Ayala, Capó fue invitado a cantar con la Sonora Matancera. El concierto se preparó muy rapidamente, pero le faltaba un número para completar la sesión. Así “fue probando varios de su autoría con Rogelio Martínez, el sagaz director del conjunto. Al fin toparon con una de esas canciones que se hacen casi en broma, pero fue la que le gustó a Rogelio: Me gustas tu y tu y tu, y nadie más que tu y tu y tu”.
Piel canela superaría con creces la fama de su autor y se convertiría en un estándar de la música universal, tocada por cientos de músicos en miles de conciertos, y grabada en más de medio centenar de ocasiones. De allí en adelante, para Capó, todo fue un salto de un medio a otro. Su carrera cinematográfica se inició en 1950 con El pecado de ser pobre, y siguió con Anacleto se divorcia. Trabajaría también en teatro mexicano y televisión puertorriqueña. Bobby Capó fue creador de varias bandas sonoras en la época dorada del cine mexicano, que duraría hasta bien entrada la década de los 60.
En 1953 fundó la Asociación de Artistas de Puerto Rico. Siendo su presidente, apostó fuerte por el timbalero Rafael Cortijo, al que le insistió para que formara su propia orquesta. Fue durante una emisión del programa Una Hora Contigo, que se emitía por la Emisora WIAC de San Juan, cuando nació Cortijo y su Combo. A esta orquesta, al igual que a muchas otras, Bobby Capó la apoyó con creaciones y arreglos. Hizo lo mismo con su cantante estelar, Ismael Rivera, a quien le entregó dos canciones fantásticas: Dormir contigo (también llamada Sale el sol) y Las tumbas.
La vida sentimental de Bobby Capó también dio para una prolífica producción. En Nueva York se casó con Mercedes Ramos, hija de un empresario de Broadway, quien le dedicó el tema Para que tu veas. En 1948 se casó con Irma Vásquez, reina de belleza de Puerto Rico, e hija de un complicado hombre al que le dedicó la guaracha Me matas o lo mato yo. Tenía fama de misógino, pero la familia siempre guardó las apariencias.
El listado de canciones de Capó es infinito. Él mismo hizo alguna vez un cálculo mental donde le salían casi 5.000, aunque “sólo” estén registradas unas 2.000. Entre ellas cabe destacar Luna de miel en Puerto Rico, Como duele una traición, Poquita fe, Cabaretera, Juguete, El caballo pelotero y El negro bembón.
Bobby Capó falleció en Nueva York el 18 de diciembre de 1989 a los 67 años. Dirigía entonces la Oficina de Gobierno de Puerto Rico en esa ciudad, pero aún se encontraba activo como cantante. Su última presentación fue en Caracas dos meses antes, y como tantas veces había sucedido, el público le pidió que repitiera una y otra vez su inmortal Piel canela, que siempre lo sobrevivirá.