La gente camina por el Paseo del Prado y mira incrédula el anuncio del teatro Fausto con la foto de este desconocido que se parece muchísimo al ídolo argentino Carlos Gardel. Imagino que muchos se pregunten si Gardel no ha muerto realmente,

Y no hay engaño, Gardel ha muerto, pero no. Esta noche de febrero de 1950 los que asistan a la función del Fausto saldrán pensando que veinte años no son nada, porque en Cuba hay otro Gardel, nacido en La Habana Vieja, fruto de dos padres gallegos.

Se llama Emilio José Narciso Ramil Varela, aunque otros le dan como apellidos Ramírez Pérez, y lo conoceremos como Emilio Ramil, “El Gardel cubano”, nacido el 29 de octubre de 1925, y tanto físicamente como en la voz, será casi un doble de “El zorzal criollo”. Ya lo comprobarán cuando desde el escenario cierre los ojos y lance ese tango inmortal que habla de marcharse y olvidar.

Caminito que el tiempo ha borrado / que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez / he venido a contarte mi mal.
Caminito que entonces estabas / bordeado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás / una sombra lo mismo que yo.

Emilio ha traído a sus propios guitarristas, Llerena y Tabranes, y está perfilando su repertorio con temas que su ídolo convirtió en éxitos. Quienes lo ven y escuchen por primera vez dudan que Carlos Gardel haya muerto en aquel fatídico accidente en el aeropuerto de Medellín. O comienzan a creer en la reencarnación.

Entre 1953 y 1954 va a grabar en Radio Cadena Suaritos 120 piezas, casi todas tangos y milongas, que el dueño lanzará cada tarde sobre las 5:00 PM. Y cuando sea un poco más conocido, iniciará una gira por toda la isla con la compañía teatral de Enrique Arredondo. Y dejará por fin su voz en el acetato del sello Puchito. Entonces, en casas y victrolas, el Gardel cubano sembrará en el viento el deseo de volver:

Yo adivino el parpadeo / de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron / con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso / siempre se vuelve al primer amor.
La vieja calle donde el eco dijo / tuya es su vida, tuyo es su querer.
Bajo el burlón mirar de las estrellas / que con indiferencia hoy me ven volver.

Todos coinciden en una gran verdad, fue Ramil “el que volvió a poner de moda el tango rioplatense en toda Cuba, cuando ya parecía que se estaba olvidando en la década de 1950”. Y eso que las melodías de arrabal habían prendido en nuestro país, visitado frecuentemente por muchos argentinos, con gran éxito. Hugo Del Carril, Alberto Gómez y Libertad Lamarque fueron admirados y queridos como las estrellas que eran.

Los que vienen esta noche al teatro Fausto se preguntan de dónde ha salido este portento, este cubano, pichón de gallegos, que parece llevar en sus venas a Buenos Aires. No tendrán que escarbar mucho para descubrir que Ramil comenzó “su vida artística en los años 1943-44 como locutor para el programa Tangos al Atardecer en la emisora CMZ, y que continuaría en la emisora CMBY de la Casa de las Medias llamando al programa Tangos a la Medianoche, desde las 12 p.m. hasta las dos de la madrugada.

Emilio Ramil es incansable. No sólo parece el doble de Carlos Gardel, sino que tiene su misma voz e intensidad, y cantará en muchísimos lugares como si no fuera una sola persona. Lo mismo en los Night Club Sierra Bar, Ali Bar, Pennsylvania, Mi Bohío de la Playa Marianao, que en programas estelares televisivos como Momentos musicales de Sábanas Palacio, El Show del Mediodía o El Cabaret Regalías. “Los choferes del transporte público no le cobraban el pasaje, y le decían: ¿Cómo le vamos a cobrar al Gardel cubano?”.  Y los habitantes de esta isla volverán a susurrar, con dolor, aquel tango:

Caminito que todas las tardes / feliz recorría cantando mi amor,
no le digas si vuelve a pasar / que mi llanto tu suelo anegó.
Caminito cubierto de cardos / la mano del tiempo su huella borró.
Yo a tu lado quisiera caer / y que el tiempo nos mate a los dos.

Ramil va a recibir el cariño y la admiración que recogiera el verdadero Gardel, como si la gente agradeciera que no hubiera muerto, o que naciera de nuevo. En 1953 cantó una temporada en el Barrio Latino de New York, y su presencia fue requerida y aplaudida, además de Cuba y Buenos Aires, en Uruguay, Chile, Ecuador, Colombia, Perú, Puerto Rico. En una de sus estancias en América del Sur, Emilio Ramil se casó con la cantante chilena Gloria Montes, para irse a vivir a Nueva York en la década del 60. Allí se va a retirar de la vida artística en 1977.

Y logrará algo curioso con la magia de su voz: cantó tangos que nunca entonó Carlos Gardel, y el público pensará que sí, que estaban grabados en la voz de “El morocho del Abasto”, como Ladrillo, Arráncame la vida, Viejo ciego, Garufa y Fumando espero. Y dejó para la eternidad sus versiones tangueadas de dos boleros del cubano Luis Marquetti, Plazos traicioneros y Entre espinas.

Ya casi acaba su presentación Emilio Ramil esta noche en el teatro Fausto. El público saldrá a caminar Prado arriba o Prado abajo, tarareando letras desgarradoras, como si los acompañara Carlos Gardel resucitado, aunque él mismo dijo: “A Gardel no hay que imitarlo o igualarlo en el sonido de su voz… sino captar su alma musical, su manera de decir musicalmente… y vivirlo a través del sonido de cualquier voz y de cualquier color”. Bajo los árboles del Paseo del Prado se escuchará entonces un murmullo que dice:

Volver con la frente marchita / las nieves del tiempo platearon mi sien.
Sentir que es un soplo la vida / que veinte años no es nada,
que febril la mirada, errante en las sombras / te busca y te nombra.
Vivir con el alma aferrada / a un dulce recuerdo / que lloro otra vez.

Se llama Emilio José Narciso Ramil Varela, aunque otros le dan como apellidos Ramírez Pérez, y lo conoceremos como Emilio Ramil, "El Gardel cubano", nacido el 29 de octubre de 1925, y tanto físicamente como en la voz, será casi un doble de "El zorzal criollo". Ya lo comprobarán cuando desde el escenario cierre los ojos y lance ese tango inmortal que habla de marcharse y olvidar.

Playlist

1. Emilio Ramil – Mi Buenos Aires querido (Carlos Gardel y Alfredo Le Pera)
00:00:16
2. Emilio Ramil – Sus ojos se cerraron (Carlos Gardel y Alfredo Le Pera)
00:03:01
3. Emilio Ramil – Volver (Carlos Gardel y Alfredo Le Pera)
00:06:02
4. Emilio Ramil – Mano a mano (Carlos Gardel, José Razzano y Celedonio Flores)
00:09:14
5. Emilio Ramil – Madreselva (Francisco Canaro y Luis César Amadori)
00:12:37
6. Emilio Ramil – Arrabal amargo (Carlos Gardel y Alfredo Le Pera)
00:15:53
7. Emilio Ramil – Entre espumas (Luis Marquetti)
00:18:36
8. Trío Argentino - La Guinda (Eusebio Delfín)
00:21:04

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