En la primavera de 1955 transcurrieron en La Habana unas increíbles sesiones de grabación. No inauguraban nada nuevo, más bien eran continuadoras del interés de antropólogos y musicólogos para, desde la academia, abordar y sobre todo, recoger las manifestaciones musicales de la cultura popular. Esta vez, la idea encontró eco en William “Bill” Grauer (1922 – 1963), productor norteamericano de jazz y co-fundador junto a Orrin Keepnews en 1953 del sello newyorkino Riverside Records, empeñado como seña de identidad en la recuperación, preservación y reedición de grabaciones del jazz clásico de los inicios en Norteamérica, además de otras similares. Grauer era un apasionado de las músicas “de raíz”, por eso dio cabida en los catálogos de su sello a nombres legendarios como Jelly Roll Morton, Ma’ Rainey, King Oliver y James P. Johnson, entre otros. Además, Grauer creó a partir de Riverside Records un grupo pequeño de sellos subsidiarios entre los que se encontraba la marca Judson.

Grauer aparece como el productor de esas grabaciones de 1955 organizadas y asesoradas por el gran Ignacio Piñeiro y el músico, musicólogo, productor e investigador cubano Odilio Urfé y que salieron publicadas en 1956 en un vinilo de larga duración bajo el título Festival in Havana (Riverside 4005), con notas de Odilio Urfé.

En 1949 el músico, Odilio Urfé funda el Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas de Cuba, con sede en la antigua iglesia de Paula, en La Habana Vieja, bajo la inspiración y estímulo del director orquestal Leopoldo Stokowsky. Desde esta institución consigue concretar unas sesiones de grabación que serían históricas y que contarían con su asesoría y supervisión técnica y en las que Ignacio Piñeiro tuvo un papel crucial, dirigiendo al grupo de percusionistas y cantantes. Urfé y Piñeiro reunieron a los grandes nombres de la rumba y de los coros de claves: Carlos Embale como voz principal, en todo su esplendor como sonero y rumbero de ley, secundado por Bienvenido León, la mítica segunda voz de la trova y el son cubanos; y en el coro la notable Ana María García además de los hermanos Adriano y Giraldo Rodríguez, y Oracio Endibo; Pedro Mena en el quinto, y Pedro Aspirina, Raúl “Nasacó” Díaz, Gerardo Valdés y Nicholás Mauro en las tumbadoras, algunos de ellos alineando entre los mejores percusionistas de su tiempo. En la trompeta, uno de los más grandes de ese instrumento en el son, la rumba y la conga: Óscar “Florecita” Velasco.

Graban doce piezas: las congas Tumbando caña (de la comparsa El Alacrán), El barracón (de la comparsa del mismo nombre), La Chambelona (conga electoral del Partido Liberal), Tumba la caña (conga electoral del Partido Conservador), Siento un bombo (conga de Los Dandys de Belén), Mírala que linda viene, otra conga carnavalesca. Como muestras sublimes de las variantes rumberas: Consuélate como yo, La última rumba, Desengaño de Los Roncos y Dónde estabas anoche (todas rumbas guaguancó), Malanga (rumba Columbia) y Ave María morena (rumba yambú). El disco Festival in Havana contiene notas de Odilio Urfé y un diseño bastante aséptico, apelando al estereotipo de las tumbadoras y según se conoce, tuvo escasa distribución.

Estas grabaciones tendrían otra edición poco después, en 1958 con el título Cuban Carnival, bajo el sello Judson (J 3011), subsidiario de Riverside y controlado también por Bill Grauber para grabaciones de otros géneros musicales. Lo edita también Washington Records –marca que en 1961 sería absorbida por Riverside- (WLP 728) como Cuban Festival – Traditional Music Of The Famous Havana Festival. En formato CD bajo el sello Milestone (MCD-9337-2) se publica en 2000 como Festival in Havana.

A 5 años de la salida de estas históricas sesiones, la recién estrenada marca discográfica ICAIC, del naciente Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, había iniciado su breve andadura y en ella Odilio Urfé también dejará su huella. En 1959 se vincula al recién creado instituto de cine como asesor musical del filme Cuba baila, dirigido por su amigo Julio García Espinosa, quien ya destaca en la dirección cinematográfica y poco después formará parte del núcleo rector de la entidad.

El sello ICAIC, creado esencialmente en función de la producción de películas por la nueva entidad estatal cubana, registra en sus primeras cinco referencias, tres vinilos de larga duración en los que está involucrado de manera protagónica Odilio Urfé: Danzón (por la Orquesta Folklórica de Cuba, bajo su dirección; Cuba baila (donde comparte dirección con Enrique Jorrín) y La rumba y la conga, cuyos créditos señalan a Urfé como director del coro y en grupo de percusión cubana. José Galiño, investigador y director de música del ICAIC, considera que Urfé reeditó en este disco La rumba y la conga las grabaciones de 1955, y parece tener razón: es poco probable que Odilio Urfé haya reunido de nuevo a los mismos músicos para grabar los mismos temas, en un esfuerzo de producción impensable en los tiempos convulsos que se vivía en Cuba en 1959 y 1960.

El LP La rumba y la conga incluye todos los títulos del disco de Riverside y Judson, excepto la conga El barracón y la rumba guaguancó Dónde estabas anoche. Con un diseño fotográfico de portada mucho más representativo y elocuente, el LP La rumba y la conga incluye un amplio texto de Odilio Urfé a modo de notas discográficas, diferente del que el musicólogo cubano escribió para la edición de Judson y Riverside Records, y en el que ahonda en el papel y lugar de la música afrocubana, y en particular de la conga y la rumba, el contexto histórico y social en que surgen sus principales manifestaciones y portadores, al tiempo que aporta importantes definiciones y esclarecedoras explicaciones sobre las características de estos géneros musicales cubanos. (Rosa Marquetti)