Cuando Oscar D’ León dijo en Varadero, en noviembre de 1983 que a los solistas instrumentistas había que respetarlos cuando hacían sus solos en un trabajo orquestal, el menudo hombre que estaba al lado de quien esto escribe dijo: “Es así”. El menudo hombre era Juan Pablo Torres y la referencia de Oscar fue por una pregunta acerca del grupo Irakere.

Quien escribe se volteó hacia aquél hombre y le dio la mano: “Estoy de acuerdo con usted”.

Muy atento a todo lo que acontecía, Juan Pablo Torres, sencillo como pocos, ya tenía una historia forjada en la música de su natal Cuba, y eso que todavía no había dado forma a las Estrellas de Areíto. En ese momento tenía 37 años y ya representaba a una extraordinaria escuela de trombones surgida en el Oriente de su isla. A esos trombones orientales cubanos se refirió una vez Eddie Palmieri durante una gira por Venezuela. “Conviene mucho escucharlos”, dijo.

El presente álbum es de 1981, dos años antes de ese encuentro acá descrito. Y aquí ya se vislumbra con amplitud lo que sería la impronta de Juan Pablo Torres, Nacido en Puerto Padre, provincia de Las Tunas el 17 de agosto de 1946. En Puerto Padre también vería la primera luz Emiliano Salvador, excepcional pianista, arreglista y compositor.

A los 21 años y ya con el trombón a su lado Juan Pablo fue co fundador de la Orquesta Juvenil de Música Moderna. Con ella y en ella fue dando forma a las ideas experimentales y sonoras que tenía con el instrumento de su vida: el trombón. Las desarrollaría mejor cuando ingresó, por méritos, a la Orquesta Cubana de Música Moderna, donde se juntó con Jesús Chucho Valdés, Paquito D’ Rivera, Arturo Sandoval, Enrique Plá, Carlos Emilio Morales y otros grandes de la música cubana. A diferencia de ellos, inclinados hacia el jazz, Juan Pablo se inclinó fundamentalmente hacia las sonoridades cubanas genuinas como el son, el bolero y la guaracha.

Ya se sabe lo que posteriormente haría al estructurar Las Estrellas de Areíto, paridas de su ingenio y amor para decirle al mundo entero que las sonoridades cubanas estaban precisamente en Cuba.

Este álbum contiene una recopilación de temas memorables desarrollados según la visión de Torres acerca de ellos: Bésame mucho, de Consuelo Velásquez, Chimbombo del propio Juan Pablo Torres al igual que Son naciente, Siboney de Ernesto Lecuona, Dame un traguito de Juan Almeida Bosque y dos mosaicos: Para Vigo me voy, Frenesí y El Bodeguero (Lecuona, Domínguez, Egües) y El Cumbanchero, Drume negrita y El Manisero (Hernández, Grenet, Simons).

Todos los temas estuvieron bajo arreglo y dirección de Juan Pablo Torres contando con Jesús González Rubalcaba en el piano para esta grabación que se hizo en los estudios Egrem de La Habana.