Pucho Escalante y su Grupo de Jazz Cubano

Formato: LP
Sello: Egrem - LD-3140
País de edición y fecha: Cuba, 1964
Grabación: Cuba
Estilo: Latino, Afro-cubano, Jazz
Géneros: Jazz, Slow, Rumba jazz

A raíz del éxito mundial del Buena Vista Social Club, la marca cubana EGREM puso en circulación un CD bajo el título Sentimiento (CD-0318) con grabaciones realizadas por el gran pianista Rubén González a inicios de la década de los sesenta, presentándolo como el artista principal de ese disco. La realidad era diferente, y los ejecutivos cubanos lo sabían, solo que estaban intentando un marketing parcialmente inexacto: se trataban, sí, de las muy escasas grabaciones de Rubén en su faceta más jazzística, pero más que todo, de un momento importante y más abarcador en la discografía del jazz en Cuba, que recogía el trabajo de uno de los grupos más relevantes: el Noneto de Jazz de Pucho Escalante, su verdadero líder y protagonista principal. La grabación de los doce cortes había sido producida, también por EGREM, en 1964 y publicada en el LP Pucho Escalante y su Grupo de Jazz Cubano, teniendo como líder al gran trombonista que había dejado huella no solo en la llamada “escuela cubana del trombón” sino en la música popular en Cuba y Latinoamérica, y el jazz hecho en la isla.

Considerado como una de las formaciones jazzísticas más trascendentes de los años sesenta e influyentes en los decenios sucesivos, el también llamado Grupo de Jazz Cubano de Pucho Escalante o Grupo de Jazz del Instituto Cubano de Radiodifusión, se dedicó únicamente a tocar en conciertos y realizar grabaciones, pues no era una formación en la que sus músicos fuera exclusivos: por el contrario, los virtuosos que se nuclearon esta vez en torno a Pucho trabajaban en orquestas de estudio de radio y televisión y también en las de afamados cabarets, todavía existentes en Cuba. En el complejo panorama cultural cubano de la década de los sesenta, el jazz era al mismo tiempo denostado y condenado por cierto grupo dentro del poder político, y ensalzado por otro que, desde posiciones ejecutivas, contribuyó, por ejemplo, a que se organizaran los famosos conciertos de jazz en el Museo de Bellas Artes y otros sitios, y a que el naciente sello Areíto editara en formato de disco long-play el trabajo de formaciones jazzísticas como el Noneto o el Quinteto Cubano de Jazz, liderado éste último por el pianista Frank Emilio Flynn, el Combo de Jesús “Chucho” Valdés o el grupo ocasional formado por Juanito Márquez, por solo citar estos ejemplos.

Como muchos músicos, Pucho había regresado a Cuba el mismo año en que todo cambió en el país con la llegada de Fidel Castro y en noviembre de 1959 ya figura en la orquesta que en el cabaret de hotel Habana Libre dirigía su amigo, el brillante pianista y arreglista Rafael Somavilla. Pucho venía de una larga estadía de trabajo en Venezuela, donde había sentado cátedra en las orquestas de Luis Alfonzo Larrain y la Segunda República de la Billo’s Caracas Boys, cuya disolución en 1959 influyó también en la decisión de regresar a su tierra, donde ya Pucho era Pucho desde mucho tiempo atrás.

Su padre, un pintor mexicano que había recalado en Guantánamo en viaje de regreso tras estudiar en Europa, se había enamorado de una chica cubana de la zona, y decidió afincarse allí, lo había iniciado muy tempranamente en la música, lo mismo que a su hermano mayor, Luis. Para Pucho, primero fue el saxofón, pero su padre le sugirió que aprendiera el trombón deslizante, instrumento que nunca había visto. En Guantánamo había visto únicamente el trombón de pistones. La suerte le puso delante a un trombonista de la Banda de la Marina que le da lecciones gratuitas y con la rapidez suficiente para que pueda integrar las formaciones a las que lo invitan a tocar allí.

En el curso de su carrera, Leopoldo “Pucho” Escalante Preval será coherente con sus propios inicios, cuando el jazz y la música norteamericana que salía de las victrolas de los bares de Guantánamo no solo entretenían a los soldados de la Base Naval, sino que encandilaron los sentidos del adolescente Leopoldo, que seguía a su hermano Luis a todas partes, incluso a los sitios donde comenzaba ya a tocar su instrumento.

Luis se va temprano para la capital cubana y tras él va Pucho. Sin haber cumplido los veinte, comienza su carrera profesional en 1937, en la orquesta del pianista y compositor René Touzet. Se une después a la Orquesta Bellamar, fundada y dirigida por Armando Romeu, y donde ya está su hermano Luis Escalante. La Bellamar, entonces, era la orquesta de planta del cabaret Sans Soucí. Pucho con su trombón pasa por otras formaciones, como la importante orquesta de Alfredo Brito y la jazz-band de los Hermanos Pérez y también con Chico O’Farrill. Se va a Panamá, donde trabaja en la orquesta del saxofonista Armando Boza.

Según contó al investigador Patrick Dalmace, los cuatros años pasados en la zona de Colón, en Panamá, fueron para Pucho una verdadera fiesta musical. Tan pronto terminaban las actuaciones, se una en interminables jams en los bares y cabarets que aparecían por doquier. Regresa a La Habana cerca de 1948 para dirigir la orquesta del cabaret Sans Soucí, pero un problema con un músico hace que lo deje y acepte la invitación de Luis Alfonzo Larrain para integrar su orquesta, en la que comparte atriles con otros cubanos como el pianista René Urbino, el multinstrumentista Rafael “Tata” Palau, el bajista Kike Hernández, en uno de los mejores momentos de la afamada formación, donde hacen época en el programa Sonrisas Colgate de Radio Caracas, considerado el de mayor audiencia en ese momento, y en el espacio televisivo Ritmo y Melodía, del Canal 4, también entre los de mayores ratings. Después toca con la Casablanca y un corto período con la Billo’s Caracas Boys en su Segunda República. Contribuye a la difusión del jazz en Venezuela, con sus frecuentes incursiones en las jams que se recuerdan en Salón Cristal, Capri, Paraíso, Waldorf y Potomoca. Toca en el Septeto del Caracas Jazz Club, que en 1955 le otorga la Palma al mejor trombonista del año y como uno de sus más activos miembros.

Para entonces, Pucho ha validado su lugar como uno de los más destacados en su instrumento en Cuba. Prueba de ello es la selección que hace la revista Show en 1954 de lo que, en opinión, sería la orquesta ideal: en los trombones eligen, en este orden, a Alberto Martí, Pucho Escalante, Alejandro Onésimo García y Generoso Jiménez. En sus reiterados viajes familiares a La Habana, no pierde el contacto con el ambiente jazzístico y se le puede ver descargando de manera ocasional en algunos sitios, como el Club 21, en El Vedado.

A su regreso a Cuba en 1959, Pucho se integra de inmediato al ambiente que anima el Club Cubano de Jazz y que continúa la interacción entre músicos cubanos y norteamericanos en varios conciertos que retoman las famosas descargas de la orquesta del cabaret Tropicana en la segunda mitad de los cincuenta. Como músico habitual, alinea en la orquesta de planta del cabaret Parisién del Hotel Nacional de Cuba, la big-band de Leonardo Timor donde, inquieto, organiza y anima descargas que todavía recuerdan muchos músicos y melómanos. Luego se vincula a la orquesta de Rafael Somavilla en el cabaret Caribe del Hotel Habana Libre (antes Hilton). Por esos días, Somavilla protagoniza un memorable concierto en abril de 1960, de puro jazz norteamericano, donde Pucho destaca en la asombrosa sección de metales que integran entre otros, Leonardo Timor, Eddy Martínez y Nilo Argudín en las trompetas, y una poderosísima sección de saxofones con Jesús Caunedo, Orlando Fernández “Macanta”, Pedro Pardo y Braulio Hernández “Babín”.

Estaban creadas las condiciones para un trabajo experimental, a gusto, en formatos más pequeños como los que surgen en el panorama del jazz en Cuba, en cuyo contexto Pucho forma en 1963 su famoso Noneto. Lo integraron sus compañeros de orquesta Braulio Hernández “Babín” en el saxo tenor, Osvaldo “Mosquifín” Urrutia, en el saxo barítono; Luis Escalante y después Eddy Martínez en la trompeta; Luis Toledo, fliscorno; Rubén González o Rafael Somavilla, indistintamente en el piano; Papito Hernández, contrabajo; Salvador “Macho” Almirall en la batería y Leopoldo “Pucho” Escalante en el trombón y la dirección. Todos habían sido fuertemente influídos por Miles Davis y Gil Evans, en particular por la sonoridad lograda en el disco Birth of Cool, de 1954, y también por músicos del llamado West Coast Jazz como Gerry Mulligan, Shorty Rogers y otros, lo que se refleja en los temas grabados por el Noneto, donde tales influencias no pasaron por la recreación en clave de jazz de temas populares de la música cubana, sino que se consolidaron en un trabajo de equipo, con excelentes improvisadores, para hacer jazz, simple y llanamente, con composiciones propias y ajenas, pero en su mayoría cubanas.

Se presentan por primera vez ante el público capitalino en 1964, en el teatro del Ministerio de Industrias, bajo el nombre de Grupo Cubano de Jazz y luego continúan presentándose en los Martes de Jazz del Cabaret Parisién y en los años 1966 y 1967 actúan en la Casa de la Cultura Checoslovaca, en plena Rampa habanera, y en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, y otros pequeños night-clubes habaneros.

Del trabajo de Pucho Escalante en Cuba en los años 60 quedaron apenas 24 grabaciones realizadas en 1964 en los estudios Areíto (antiguos estudios Panart), recogidas en dos álbumes en vinilo y al menos el extended-play 9 en jazz: Pucho Escalante y su Grupo de Jazz Cubano (Areíto LP-3140) -que en el reverso de carátula es renombrado como Grupo Cubano de Jazz del I.C.R. (Instituto Cubano de Radiodifusión)- y Noneto de Jazz (Areíto LP-3218). En estos discos, Pucho es el autor 8 de los temas: A Polidor, Serenata para los monos, Zancudo, Soplete, Sancho, Ciudad oscura, Moby Dick y Fantoche. Los restantes son suscritos por nombres de absoluta pertinencia en el ámbito creativo-musical cubano, incluyendo algunos de los músicos del noneto. La discografía de Pucho en el período cubano incluye participaciones como músico de sesión junto a Leonardo Timor, quien, en particular, graba sus composiciones Quasi-modo y El Conde, con arreglos del propio Pucho. Por ese tiempo, participa también en la grabación de El trombón majadero, de su colega y amigo Generoso “Tojo” Jiménez.

Para Leonardo Acosta, “en cierto modo, el Noneto de Jazz de Pucho Escalante, sería la antesala a la formación de la Orquesta Cubana de Música Moderna, nombre demasiado largo con el que se quiso esconder lo que era verdaderamente una big-band de jazz en toda regla.” Y por supuesto, Pucho -al igual que su hermano Luis- estará entre los fundadores de esta tardía super-orquesta cubana que nació en 1967 bajo la dirección de Armando Romeu, participando también en las grabaciones originarias realizadas por la OCCM en 1968. Tres años después, el mismo año en que muere su hermano Luis, Pucho sale definitivamente de Cuba y regresa a Venezuela. En su segunda temporada en Caracas, forma parte de El Trabuco Venezolano con el que realiza grabaciones recogidas, en particular, en los álbumes El Trabuco Venezolano. Retrospectiva. Vol. I y II. Forma también un grupo de jazz para animar algunos espacios nocturnos, como el Juan Sebastian Bar. En 1981 alterna durante tres conciertos con Irakere en el Poliedro. Se centra en su trabajo en las orquestas de Radio Caracas y el Canal 8 de Televisión y compone su conocida Suite para metales. Durante los años setenta colabora en discos de los venezolanos Frank Hernández “El Pavo”, Guillermo Carrasco, Nano, José Enrique “Chelique” Sarabia y el colombiano Federico y su Combo Latino, entre otros.

En 1993, Paquito D’Rivera le invita a grabar en su tributo a las descargas cubanas: el CD 40 years of Cuban Jam Sessions (Messidor – 15826-2), y el trombón de Pucho suena en el corte Despojo, de su propia autoría, y donde se reencuentra con amigos de la vieja guardia: Tata Palau, Jesús Caunedo y Alfredo “Chocolate”Armenteros. Paquito lo llevaría también a la Orquesta de las Naciones Unidas, a la que aportó una excelente obra suya Modo cubano, incluída en el album A Night in Engelwood.

En 1998 Pucho graba en el proyecto antológico que Alberto Naranjo y Nuevo Mundo Jazz Band dedica a la obra de Luis Alfonso Larraín; en 2001 alinea en la Gran Afro-Cuban Orchestra de Generoso Jiménez para grabar el album Generoso qué bueno toca usted producido por el sello alemán Termidor Musikverlag.

Pucho también fue invitado al proyecto Los Originales, que reunió a un grupo de luminarias de la música popular cubana en 2001 en un concierto que antecedió a la publicación de un disco.

No tuvo Pucho la suerte de volver a protagonizar un álbum como artistas principal, pero estos dos que grabara en Cuba podrían bastar para valorar su estatura como músico, compositor, arreglista y líder de banda a la altura de los años sesenta y lo imprescindible de su nombre en el jazz hecho en Cuba y en la escuela cubana del trombón en la que muchos lo consideran uno de sus padres fundadores. (Rosa Marquetti)

Tracklist:
A1 Soplete (Leopoldo "Pucho" Escalante) jazz
A2 Serenata para los monos (Leopoldo "Pucho" Escalante) jazz
A3 Sancho (Leopoldo "Pucho" Escalante) jazz
A4 Ambrosio (Luis Toledo) jazz
A5 Ciudad oscura (Leopoldo "Pucho" Escalante) jazz
A6 Noneto (Braulio "Babín" Hernández) jazz
B1 Moby Dick (Leopoldo "Pucho" Escalante) jazz
B2 ¿De qué te quejas? (Luis Yáñez, Rolando Gómez) slow
B3 Zancudo (Leopoldo "Pucho" Escalante) rumba jazz
B4 Qué infelicidad (Meme Solís) slow
B5 Sentimiento (Fernando Mulens) jazz
B6 Fantoche (Leopoldo "Pucho" Escalante) jazz
Featuring:
Leopoldo "Pucho" Escalante - Dirección, Trombón, Producción
Eddy Martínez - Trompeta
Luis Toledo - Trompeta, Fliscorno
Braulio "Babín" Hernández - Saxofón tenor
Osvaldo "Mosquifín" Urrutía - Saxofón barítono
Héctor Rodríguez - Contrabajo
Salvador Almirall - Batería
Óscar Valdés - Congas