Zayas Mendieta / Son de la chambelona

Formato: 78 rpm
Sello: Victor - 69185
Matriz cara A: G-1636
Matriz cara B: G-1649
País de edición y fecha: Estados Unidos, 1916
Grabación: Cuba
Estilo: Latino, Afro-cubano
Géneros: Son, Rumba, Monólogo

Si no fue el primerísimo, la conga La Chambelona fue uno de los primeros temas musicales de campañas políticas electorales en ser grabados en Cuba. Pero donde sí parece tener el record, es en su perdurabilidad y cantidad de versiones que posteriormente tuvo. De sus orígenes habló con profusión el etnólogo y antropólogo cubano Fernando Ortiz, para quien sus orígenes están en una vieja tonadilla española, o sea, que para el sabio cubano la música de La Chambelona no es de origen africano, como muchos suponen sin fundamentos precisos: africano es según él, solo el compás, que ha popularizado la vieja conga. Helio Orovio, investigador y musicólogo cubano coincide con la opinión de Ortiz y la define como un canto popular en ritmo de conga, que utiliza la estructura de una vieja cancioncilla española mezclada con elementos rítmicos de origen congo.

El estribillo, al parecer, se usaba en contextos políticos desde los años 80 de siglo XIX en coplas que relacionan a los gobernadores españoles con la situación económica de Cuba. En 1909 hay evidencias del uso de la tonadilla también con fines políticos y algunos cronistas afirman que a inicios del siglo XX por la zona central de la Isla, ya se cantaba una tonadilla que mencionaba a una famosa y bella mulata de rumbo que llamaban La Chamberona o La Tamberona. Según Fernando Ortiz, el vocablo chambelona parece proceder del pueblo de Chambas, situado en esa zona, y chambelona, según algunos, quiere decir “música de Chambas”, pero esto último podría ser mera suposición.

Del poblado de Camajuaní, cercano al de Chambas, era un músico llamado Rigoberto Leiva Matarana (1886-1979) y, según se documenta, será él quien la convierta en lo que, definitivamente, llegó a ser la conga La Chambelona, casi un himno de guerra en medio de la encarnizada batalla por la presidencia entre los candidatos de los partidos Liberal (Alberto Zayas “El Chino”) y Conservador (Mario García Menocal) durante los comicios de 1916. Se cuenta que Leiva era rabiosamente liberal y que con un numeroso grupo realizó la travesía desde Camajuaní a La Habana, llevando la alegría del apoyo a Zayas convertida en una conga, que no podía ser otra que La Chambelona. Cuando descendieron del tren en la Estación Central cantándola y bailándola, de camino a la residencia de Alfredo Zayas, fueron interceptados por la policía, pues en los versos que cantaban insultaban a García Menocal, aún Presidente de la República, y a su esposa, la Primera Dama, Mariana Seba, a quien sugerían mandar para la “zona”, el área de la prostitución tolerada.

¡Aé, aé, aé La Chambelona!

Menocal para Chaparra,

Marianita pa’ la zona.

¡Aé, aé, aé La Chambelona!

La autoridad pública no pudo parar el avance de la tropa liberal, ni el choque entre los dos bandos, que copaban el panorama político en la capital cubana. El músico Rigoberto Leiva estaba en todas partes con su conjunto cantando La Chambelona, cuyas improvisaciones y estribillo molestaban terriblemente a los del Partido Conservador.

A nivel de la industria musical, lo interesante es que los ejecutivos del sello Victor reaccionaron con increíble inmediatez, en medio de la popularidad general de La Chambelona, que, llegado el caso, cantaban por igual, aunque con versos en el sentido que les convenía, tanto liberales como conservadores: el 24 de octubre de 1916, en plena efervescencia de la campaña electoral, los técnicos de la Victor en La Habana graban a los actores Ramón Espígul y Lola Mayorga en el dúo cómico hablado con final cantado La Chambelona. Le acompaña al piano Eliseo Grenet. Llama la atención que Espígul y Mayorga, provenientes del teatro bufo cubano tan acostumbrado a satirizar con la política criolla, no mencionan temas políticos en la grabación, sino que apelan a la tradicional escena del negrito pícaro y la mulata casquivana. Al final, eso sí, suena, sin más, el famoso estribillo Aé, aé, aé La Chambelona. El disco de Espígul y Mayorga indica como autor a Ramón Espígul (claro, era mayoritariamente el texto del diálogo) y sale publicado con referencia 69256.

Pero a los ejecutivos de la Victor no le bastó con esto y al día siguiente graban el Son de la chambelona con un grupo al que identifican como Coro Chambelona y que, presumiblemente, debió ser el conjuntico que lideraba Rigoberto Leiva, a quien los créditos le adjudican la autoría de la pegadiza conga. El disco tiene la referencia 69185. Tal parece que los representantes de la Victor en Cuba no quisieron comprometerse con ninguno de los partidos en pugna, ante el inevitable triunfo de uno sobre otro, pues en ninguno de los dos casos hay alusión a la trifulca política entablada entre liberales y conservadores. En el caso de la grabación del Coro Chambelona solo recoge el conocido estribillo cantado por dos voces (coro), siempre acompañados del toque uniforme y fuerte que recuerda los idiófonos metálicos, característico de las congas del carnaval santiaguero. Donde debían ir los versos, éstos brillan por su ausencia y son sustituidos por originales improvisaciones de un cornetín. Diecisiete días después, el 8 de noviembre, la Victor hace un tercer registro con el título La chambelona, esta vez en clave de danzón por la orquesta de Félix González. Como autor se indica a M. Zequeira y es publicado en el disco V-69179.

Pocos meses después, en febrero de 1917 al sentir que podía perder el poder, el Presidente Menocal, fraude mediante, se proclamó reelecto, arrebatándole el triunfo a los liberales de La Chambelona, y su líder, el expresidente José Miguel Gómez, se alzó en armas contra esta maniobra en una guerrita que quedó recogida en la historia de Cuba como “el alzamiento de La Chambelona”. La industria del disco se anticipó al suceso histórico.

La Chambelona, sin embargo, no abandonaría ni el escenario político ni el festivo en Cuba: no había campaña electoral donde las congas, como si fuese un carnaval, no presidieran a golpe de música las contiendas de los candidatos. Fue tanto que a tales grupos que cantaban, tocaban percusión y bailaban, se les comenzó a llamar chambelonas. Tampoco pararon de grabarlas los músicos ni las disqueras: en Nueva York se hicieron grabaciones de danzones titulados La Chambelona por las orquestas Frisco y Lacalle y en 1919 la de Enrique Bryón graba otro bajo el mismo título, pero con Felipe Valdés como autor. De esos años, la más conocida será La Chambelona del Sexteto Habanero, que la lleva a discos el 21 de marzo de 1927 (V-79397). El tema seguirá después siendo una de las congas más populares y tocadas más allá del ámbito de las contiendas electorales. (Rosa Marquetti)

Tracklist:
A1 Zayas Mendieta (Ramón Espigúl) rumba, monólogo
B1 Son de la chambelona (Rigoberto Leiva) son
Intérprete: Coro Chambelona
Notas:

Grabado en La Habana los días 24 y 25 de octubre de 1916.