A pesar de la cantidad de éxitos acumulados durante toda su trayectoria profesional, hay que detenerse en una etapa donde Wilfrido Vargas, ya conocido como músico, arreglista, director de orquesta, además de trompetista, se convirtió en una opción de merengue frente al estilo de Johnny Ventura y también frente al merengue a lo Joseíto Mateo o el Trío Reynoso, y además, siendo incisivo con planteamientos políticos y sociales de los que no abdicó aunque ello supusiera alguna censura para él, algo que nunca ocurrió. Este disco es una prueba de ello.

Wilfrido Radhamés Vargas Martínez nació el 24 de abril de 1949 en la población de  Altamira, en la zona de Puerto Plata, al noroeste de la República Dominicana. Sus padres estaban vinculados a la música. Teniendo Wilfrido 10 años de edad comenzó estudios musicales y dos años más tarde era solista de un grupo musical ejecutando la viola y la trompeta.

Además de musical, la familia de Wilfrido era altamente politizada y sabía de la represión de las tiranías se que habían enquistado en la República Dominicana. En ese ambiente también se formó el de Altamira.

Lo próximo sería Santo Domingo, buscando horizontes para sus ideas. A los 23 años ya había estructurado su orquesta Los Beduinos, que era una Banda para  amenizar locales nocturnos con instrumentales y ritmos variados.

Los Beduinos grabaron por primera vez en 1974 y el impacto fue inmediato tanto por la aceleración del ritmo en el merengue como por la melódica y las letras. Era como revivir al Johnny Ventura de 1964 diez años después.

Para 1978, y luego de 7 producciones discográficas Wilfrido  Vargas y sus Beduinos graban este LP, “Punto y aparte”, para el sello Karen Récords, con algunas consideraciones a tomar en cuenta.

Uno de los detalles de “Punto y aparte” es que sale al público bajo el tutelaje de Karen Records, sello formado por Bienvenido Rodríguez y que ya había apostado por El Beduino Vargas, pero este disco traía una sobre carga política para los dominicanos comenzando por el primer tema, Enrique Blanco, de Ramón Díaz y Wilfrido Vargas. Es  un tema espinoso porque todavía la historia dominicana no se pone de acuerdo en torno a si Enrique Blanco fue un Bandido o Un héroe antitrujillista, pero Wilfrido decidió poner sobre el tapete musical esa historia para que no quedara en el olvido.

Otro tema es Desiderio Arias, gran caudillo militar, quien después de haber participado en numerosas acciones anti dictatoriales, cayó asesinado por el ejército de Rafael Leónidas Trujillo en junio de 1931. Y hay un tercer tema en este LP donde está incluído el tremendo éxito que fue El Barbaraso, también de Ramón Díaz y Wilfrido. Este tercer tema es El Candidato, de la extraordinaria compositora y luchadora venezolana Gloria Martín, muy vinculada a Quisqueya y sus luchas. La pieza desenmascara a quienes trafican con la nobleza y creencia de los pueblos al ofrecer en campaña lo que no cumplirán cuando lleguen al poder político.

Eso tres temas marcan un punto definitivo en la carrera de Wilfrido Vargas, quien durante mucho tiempo abordaría temas políticos pero desde la rítmica del merengue.

Los temas del disco “Punto y aparte” son: Enrique Blanco y El Barbaraso, de Ramón Díaz y Wilfrido vargas, La Hiedra, de S. Serafino, Desiderio Arias, de Julio Alberto Hernández, El Tigre Gallo, de Wilfrido Vargas y William de Jesús, Sara, de Sony Ovalle y Wilfrido, El Candidato, de Gloria Martín, Arráncame la Vida, de Agustín Lara, Risky, de Ari Barroso y Papa Bobo de Manuel Sánchez Acosta.

El Productor ejecutivo fue Bienvenido Rodríguez mientras que la producción general fue de Wilfrido Vargas.

Cabe destacar que los vocalistas de este interesante LP fueron Sandy Reyes, Vicente Pacheco y Victor Waill.