Barbarito Diez con la Rondalla Venezolana

Formato: LP
Características: 2da edición
Sello: Areito - LPS-99848
País de edición y fecha: Venezuela, 1985
Grabación: Venezuela

Para 1985, que es el año de aparición de este álbum de tanta calidad en lo discográfico, musical y autoral ya Barbarito Diez era un verdadero ídolo de masas en Venezuela, donde se grabó esta joya. Fue Venezuela el país donde bailó, él, que no bailaba, y donde recibió la más larga ovación de la que tuviera memoria, confesado por él. Fue Venezuela el país donde grabó su disco sin danzones, él, que era la voz del danzón. Y ese disco es éste, que está en la Colección de Gladys Palmera y que es de gran valor. Además su contraportada está escrita por esta servidora. Cosas de la vida.

Nunca tocó ningún instrumento Barbarito, ni güira, ni clave, ni maracas, nada. Todo residía en el poderoso encanto de su voz, de su dicción y de su dulzura.

La afectiva relación de Venezuela con Barbarito Diez viene desde hace unas cuantas décadas del pasado siglo, cuando el país caribeño y suramericano se convirtió, por su privilegiada posición geográfica en puerta de entrada hacia la América del Sur de la música que se hacía en las islas del Caribe.

Para la segunda mitad de la década de los treinta del siglo XX había ya unas cuantas estaciones radiales, y junto a ellas existían grandes salones de baile, con la consabida demanda de músicos y orquestas nacionales e internacionales. Y hubo actividad musical en la capital venezolana pero en esa etapa vivida entre las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez no viajó Barbarito Diez a Venezuela, aunque sí su voz.

Más bien su llegada física fue un tanto tardía. Ha de ser por eso que los venezolanos siempre se esmeraron en darle su querencia a raudales, para ganarle tiempo al afecto sembrado desde aquella legendaria colección “Así bailaba Cuba” con Barbarito Diez y la orquesta de Antonio María Romeu.

Nació en Bolondrón, Matanzas y no en Manatí, Las Tunas, como se afirma, y nació el 4 de diciembre de 1910 y sus padres le dieron por nombre Bárbaro, por Santa Bárbara. Pasa que su padre trabajaba en Manatí y se los llevó para el central.

Cantaba desde niño, que era algo natural en él, algo que fluía y se daba cuenta de que a la maestra, a sus compañeritos de escuela y a los mayores les gustaba escucharle cantar. Era ya un adolescente cuando el son irrumpió desde el oriente de la isla y él se quedó embelesado con los temas del Trío Matamoros. Un día se presentó en Manatí , el central donde trabajaba su padre, un guitarrista de Manzanillo, Carlos Benemelis. Y fue con Benemelis con quien Bárbaro se montó por primera vez en un escenario, el del Teatro Manatí. A los 18 años estaba en La Habana donde conoce a Graciano Gómez Isaac Oviedo. Los tres conformarían tríos, cuartetos, quintetos, sextetos, cantarían en locales, en casas particulares y enaltecerían la musicalidad cubana con la criolla, el son, habaneras, boleros y guarachas. Precisamente por esa amistad con Graciano Gómez llegó Barbarito Diez a conocer a Antonio María Romeu, extraordinario pianista que había innovado tremendamente en el danzón al introducir el piano en la dotación musical, a partir de la charanga a la francesa.

Fue Graciano Gómez quien le habló al Maestro Romeu del joven cantante Diez. A Romeu le gustó la voz y estilo y lo incorporó a su orquesta desde 1936- 37, por ahí hasta 1955 cuando falleció el Maestro Romeu.

Otro importante detalle en la impronta del nacido en Bolondrón es la visibilización que hizo de un repertorio musical cubano de primera línea. Eliseo Grenet, Graciano Gómez, Manuel Corona, Carlos Puebla, Sindo Garay, María Teresa Vera, Moisés Simons, Miguel Matamoros, Ernesto LecuonaRosendo Ruiz, Gonzalo Roig, Luis Marquetti y Antonio María Romeu entre otros.

También prestó su voz a autores internacionales como Agustín Lara, María Grever, Pedro Flóres Rafael Hernández. Con los años se vincularía a lo mejor del repertorio venezolano al acometer éste, el memorable álbum con La Rondalla Venezolana dirigida por Luis Arismendi y los álbumes “Barbarito canta a Venezuela”. Napoleón Lucena, Freddy Coronado, Amilcar Segura, Simón Díaz, Manuel Graterol Santander, Enrique Hidalgo, Chelique Sarabia, Antonio Carrillo, Pedro Castellanos, Edgar Carrero y Luis Mariano Rivera cobrarían nuevos matices en la voz del cubano.

Este LP fue grabado en Venezuela por el sello Palacio de la Música contando con la dirección musical y escogencia de repertorio por parte del destacado fundador y director de la Rondalla Venezolana, Luis Arismendi. Los temas seleccionados para llevarlos a la manera de la Rondalla con Barbarito fueron excelentes: Mensaje, de Luis Tata Guerra con versos de José Martí Rafael Bolívar CoronadoNunca, de Guty CárdenasSi llego a besarte, de Luis Casas RomeroPalmeras, de Agustin Lara, Y tú, qué has hecho, de Eusebio DelfínFrenesí, de Alberto Domínguez,Idolatría de Graciano Gómez, Todo es para ti, de Rafael Hernández, Arroyito de mi pueblo, de Billo Frómeta y Humo en los ojos, de Agustín Lara. El sello Areíto de Cuba lo replicó inmediatamente, como tenía que ser.