Ella también le cantó al dolor.

Lo conoció y nos advirtió que amar dolía, y que el desamor trae una oscuridad que nos envuelve y asfixia.

Era joven, pero lo supo pronto, y desafió esas sombras porque sabía que la luz salía de ella misma, de su voz trágica y dulce, de todas las esperanzas que supo regalarnos.

Le bautizaron como “la muñequita que canta”, porque es pequeña y tiene el halo de una niña. Se llama Blanca Rosa Gil, y va a clavar en nuestra memoria, y en los compartimentos secretos del corazón, ese que hace retumbar la sangre y avisa a las lágrimas para que los ojos se humedezcan, un tema que parece muy dulce, pero que en realidad es una amenaza desgarradora.

Tal vez por eso hizo suyos para siempre aquellos versos de la mexicana Rosario Sansores, a los que puso música el ecuatoriano Carlos Brito Benavides con ritmo de pasillo.

Cuando tú te hayas ido
me envolverán las sombras,
cuando tú te hayas ido
con mi dolor a solas;
evocaré el idilio
de las azules horas,
cuando tú te hayas ido
me envolverán las sombras.

Había nacido en Perico, un pequeño pueblo de la provincia de Matanzas, el 26 de agosto de 1937, pero muy pronto se mudó con su familia a la ciudad de La Habana, y sin haber cumplido los 18 años, la enviaron a Caracas, Venezuela, a vivir con una familia de clase alta. En una de las fiestas que hacían la escuchó cantar un productor venezolano llamado Arístides Borrego, y la llevó a trabajar a un programa infantil llamado “Humo y fantasía”.

Esta noche va a cantar en la televisión cubana. La trajo de Venezuela el avispado Gaspar Pumarejo, que merece más de un monumento. En el programa “Los jueves de Partagás”, a las 9:00 PM, el actor Otto Sirgo, dueño del cercano “Café de los artistas”, la rebautizará, en broma, como “La cancionera de bolsillo”. Blanca Rosa hará que todos los ojos se llenen de lágrimas entonando ese tema que ya había grabado en Caracas en 1957:

En la penumbra vaga
de la pequeña alcoba, donde una tibia tarde
me acariciaste toda, te buscarán mis brazos,
te besará mi boca, y aspiraré en el aire
aquel olor a rosas.
Cuando tú te hayas ido
me envolverán las sombras.

Quienes no puedan verla hoy en la pequeña pantalla pudieran ir a emocionarse con Blanca Rosa el sábado en el Alí Bar, donde interpretará también su otro éxito, Besos de fuego. Habrá que hacerlo ahora, que es 1960, porque en diciembre del 61, se irá a una gira a la ciudad de México y no retornará a su patria. Nos dejará en el aire otro gran tema titulado Cristal, que estará varios meses en la lista de éxitos.

Tan pequeña, tan menuda, y tan intensa, Blanca Rosa tiene una extraña fuerza oculta para hacernos redescubrir el amor, y sentir lo que debemos sentir. Lo cantó en La Habana y en el resto del país, en discos y giras, e hizo suya la noche de La Habana en la penumbra nada vana de los cabarets de moda. Abre y cierra los ojos y pega su boca al micrófono, como si hiciera una asombrosa confesión:

Besos de fuego
son los que
brinda tu boca
besos que matan
y reviven a la vez
quiero tus besos
con la furia
de una loca
porque sin ellos
ya no puedo vivir.

Estará luego en México dos años y de allí saltará a Miami. Y un buen día otras sombras harán que se retire de la vida mundana para cantar solamente en templos y pequeñas iglesias, y la gente que la ha seguido y que la ama va a pensar que ha muerto.

Pero Blanca Rosa Gil no le teme a la muerte ni a las sombras. Va a regresar repleta de preguntas, queriendo hablar cara a cara contigo:

Quiero hablar contigo antes que te vayas,
quiero preguntarte por aquellas cosas que hubo entre tú y yo.
Dime si la luna dejó de ser luna,
si acaso está muerto o es que ya no alumbra como ayer el sol.

Pero esta noche en San Miguel del Padrón, subirá al escenario del Alí Bar, que parece estar hecho para ella. Pedirá que bajen las luces y las voces, aunque no hace falta. Ella encenderá su luz en la penumbra y apagará todos los murmullos, y solamente sonarán los corazones latiendo desesperados cuando diga, en ese estilo que parece lloroso, pero que es de una mujer con mucho carácter:

Te buscarán mis brazos, te besará mi boca.
Y aspiraré en el aire aquel olor a rosas.
Cuando tú te hayas ido
me envolverán las sombras.

Allí sigue su voz cruzando el aire. Despertando viejos enamorados que ya no saben qué hacer con la noche.

Tal vez por eso hizo suyos para siempre aquellos versos de la mexicana Rosario Sansores, a los que puso música el ecuatoriano Carlos Brito Benavides con ritmo de pasillo.  

Playlist

1. Blanca Rosa Gil - Toda una vida (Oswaldo Farrés)
00:00:11
2. Blanca Rosa Gil - La mentira (Arty Valdés)
00:02:28
3. Blanca Rosa Gil - Quiero hablar contigo (Carlos Puebla)
00:05:34
4. Blanca Rosa Gil - Si Dios me quita la vida (Luis Demetrio)
00:08:34
5. Blanca Rosa Gil - Tú me hiciste mujer (Ivette Marchand)
00:11:08
6. Blanca Rosa Gil - Brindar o no brindar, Recuérdame (Miguel Valdés)
00:13:32
7. Blanca Rosa Gil - Sombras (Carlos Brito y Rosario Sansores)
00:16:33

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