Tito Arias y Margot Fonteyn

Todo yo, el gentil y el violento, el bueno y el malo, el relajado y sereno y el emocionalmente tenso, te ama inconmensurablemente.

Esas palabras puestas como firma al final de una carta plagada de confesiones en 1953, sería el paso definitivo hacia una de las grandes historias de amor que se recuerden y, al mismo tiempo, el detonante de un documental que narra los hechos buenos y malos, serenos y tensos de esa relación que protagonizaron el diplomático panameño Roberto Tito Arias y la gran diva británica del ballet Margot Fonteyn: Tito, Margot y yo.

Dices sólo ‘querido Tito, no estoy lista, ten paciencia’ y es claramente indispensable para tu bien y el mío que yo tenga paciencia. Y así lo haré.

EL HOMBRE FUERTE DE PANAMÁ

Hay un pedazo de la historia panameña ligada a la familia Arias. El patriarca, Harmodio Arias Madrid, fue dos veces presidente de la República en los años 30. Bajo su mandato Panamá dejó atrás el intervencionismo militar estadounidense y comenzó a tener vida jurídica propia. Su hermano Arnulfo también fue presidente de Panamá en tres ocasiones en décadas posteriores.

No sólo fue político; también empresario y periodista y tuvo cinco hijos con María del Rosario de la Guardia: Harmodio, Roberto Emilio, Rosario del Carmen, Gilberto y Antonio Manuel.

Roberto Emilio, conocido desde siempre como Tito, estudió en Cambridge y se graduó en Panamá como abogado. Asumió muy joven las riendas editoriales del diario familiar Panamá América y luego fue consejero de la Embajada de Panamá en Chile, antes de ser nombrado delegado ante la Asamblea General de Naciones Unidas a finales de los años 40.

Todos quienes lo recuerdan, hablan maravillas de su carisma y su inteligencia. Tenía una mente brillante, dice una de las realizadoras del documental. Era todo un seductor, afirma la biógrafa de Fonteyn, Meredith Daneman. Y en efecto, sin ser especialmente guapo, tenía un imán para las damas. El era un hombre que tenía un asombroso talento para suscitar la devoción absoluta de algunas mujeres, contaba su sobrino Gabriel Galindo.

Roberto estuvo perdidamente enamorado de Yolanda, hermana de los empresarios de medios radiales Carlos y Fernando Eleta Almarán, pero las cosas cambiaron por cuenta de su vida diplomática y acabó casándose en 1946 con Querube Solís García. Tenía ya tres hijos cuando conoció a Margot Fonteyn.

LA BELLA DURMIENTE

Margot Fonteyn se llamaba en realidad Margaret Hookham, le decían Peggy, era de un poblado del condado de Surrey en Inglaterra, y había nacido para la danza. Había pasado parte de su infancia en Shangai, siendo su padre el ingeniero de una compañía tabacalera y su madre una impositiva ama de casa. A los 14 años ingresó al Ballet de Sadler Wells en Londres, quedando bajo la tutela de Ninette de Valois, su directora artística. Margot, en aquel entonces, no hablaba, era tímida hasta la exageración, pero cuando bailaba lo decía todo.

El coreógrafo de origen ecuatoriano Frederick Ashton fue su gran valedor y el hombre que cambió la timidez por el donaire. Cuentan que para ello acudía a la risa de la bailarina, disfrazándose de mujer en las obras que representaba, como una de las hermanastras del ballet Cenicienta de Serguéi Prokófiev.

El mundo británico de la danza tardó muy poco en darse cuenta que estaba presenciando el nacimiento de una estrella. Sus interpretaciones de los personajes centrales de El cascanueces, El lago de los cisnes y La bella durmiente, todos con música de Piotr Chaikovski, fueron perfectas por gracilidad, elegancia, fluidez y entrega absoluta al drama interior de cada personaje.

En 1949 arribó a Nueva York para presentar La bella durmiente en el Metropolitan Opera House. Y eso lo cambió todo. La joven estrella británica estaba ahora ante los flashes de todos los medios. La primera bailarina del Ballet Real de Londres era ya la estrella que brillaba con luz propia en las portadas de LIFE Magazine. Era hermosa, cálida, con un aire de misterio y melancolía. No podía pasar desapercibida. Y bailaba como los dioses.

Cuando ella bailaba el tiempo se volvía algo etéreo. Sus movimientos eran tan naturales y tan suaves que resultaban sobrecogedores, contaba Rosario del Carmen, hermana de Tito, quien le envió un ramo de flores con la tarjeta: Roberto E. Arias, delegado de Panamá en las Naciones Unidas.

HISTORIA DE UN AMOR

Tito Arias entró y salió de la vida de la prima dona ballerina en repetidas ocasiones. Decían sus allegados que el verdadero poder romántico de Tito residía en su elusividad. Su dominio sobre Margot dependía de su perverso deleite de no poder saber cuándo volvería a aparecer.

Ella tenía una relación con el compositor y director de orquesta británico Constant Lambert, uno de los primeros músicos que aproximaron el jazz a la música sinfónica. Había con él un compromiso tácito de matrimonio. Pero apareció Tito Arias y lo cambió todo con uno de sus habituales mensajes: Te vas a casar conmigo y serás muy feliz.

Se casaron el 6 de febrero de 1955 en el Consulado de Panamá en Paris, en una pequeña oficina de la Rue de la Paix, atiborrado de políticos panameños y reporteros y donde apenas pudieron entrar los familiares de la artista. Se fueron de luna de miel a las islas Bahamas y cuando volvieron, Tito fue nombrado Embajador de Panamá ante el Reino Unido.

La vida de Tito fue fascinante, contaba la realizadora del documental, Delfina Vidal Frago, en el diario La Prensa. John Wayne fue el padrino de su hijo; Tito se paseaba en el yate Christina junto a Aristóteles Onassis; el primer ministro de Inglaterra Winston Churchill le mandaba acuarelas cada año para Navidad; y Bobby Kennedy lo fue a visitar tan solo dos semanas antes de ser asesinado.

En efecto, la pareja salía en fotos con Marilyn Monroe y una larga lista de actores y productores de Hollywood. Pero más allá del glamour estaba la vida de ella como bailarina, cada vez más famosa, y el deseo de él de hacer una vida política en su país. Por eso un día trasladaron su residencia a Panamá.

Por aquel entonces Panamá era tierra de promisión para los inversionistas y para el ambiente nocturno. Las orquestas de mambo y de cha cha chá se daban la mano en los salones de baile de los grandes hoteles, y el bolero era el ritmo de moda en las estaciones de radio. Cuando Margot y Tito se casaron Carlos Eleta Almarán había creado un auténtico hit mundial: Historia de un Amor, popularizada casi enseguida por Leo Marini, Gregorio Barrios, Luis Arcaraz, Libertad Lamarque y Lucho Gatica.

Entonces sucedió un hecho que la otra realizadora del documental, Mercedes Arias, describe como la búsqueda de protagonismo de Tito Arias.

500 BRAZALETES Y SEIS DISPAROS

En 1959, tras el triunfo de la Revolución, varios políticos panameños visitaron a Fidel Castro con diferentes propuestas y solicitudes. Entre ellos, Rubén Miró, Enrique Morales Brid, y Tito Arias y Margot Fonteyn. No pude entender toda la conversación porque hablaban en español, contaría años más tarde Margot, pero sé que Fidel acordó darnos armas y hombres para la revolución.

Tiempo después de asegurarse la participación cubana en el golpe de estado que ideaba Tito contra el entonces presidente, Ernesto de la Guardia, la pareja contactó a la modelo británica Judy Tatham en Nueva York a quien le pidieron que consiguiera 500 camisas verdes, y luego buscase 500 brazaletes en algún sitio de los bajos fondos de la ciudad, y que se los hiciese llegar a su casa de Panamá.

Según parece el buque Mayaré con 80 revolucionarios a bordo partió de Batabanó, Cuba, pero nunca llegó a su destino. Los nervios que causó su retraso y las dificultades para organizar y armar a los jóvenes revolucionarios que apoyaban el golpe, dio al traste con este. El embajador británico en Panamá, Ian Henderson, dio la alarma el 21 de abril de 1959 y ordenó el arresto de Margot Fonteyn.

Fue liberada poco tiempo después, pues resultaba vergonzoso tener encerrada a quien había sido nombrada Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico. Tito Arias se exilió, pero volvió en 1964 para ser elegido miembro de la Asamblea Nacional. Y ese año llegó la tragedia.

Margot y Tito vivían largas temporadas alejados, especialmente por la dedicación de la artista a su arte. Su nuevo compañero de ballet era desde 1961 el joven bailarín soviético Rudolf Nuréyev, escapado de la URSS. Ella tenía la intención de retirarse de la danza, pero la atracción por genialidad de Nuréyev fue más poderosa.

Se dice que la perfección que alcanzaron sólo se podía dar en una pareja que se entendía en todos los sentidos, dentro y fuera del escenario. Por eso se habla de un embarazo no deseado de Margot y del aborto que lo siguió.

En Panamá, mientras tanto, Tito fue abaleado tras una discusión con un amigo y antiguo asociado político, Alberto Jiménez. Nunca hubo veracidad sobre el hecho, pero descargar un revolver sobre otra persona sólo podía estar antecedido de “ira e intenso dolor”. Por eso se habló del romance secreto entre Tito y la esposa de Jiménez.

Lo cierto es que Arias pasó por diferentes hospitales en Panamá, Estados Unidos y Gran Bretaña, pero quedó cuadrapléjico. Margot se dispuso a cuidarlo y así lo hizo, aunque no dejó la danza. Siguió viajando y trabajando en la Royal Academy of Dancing.

Y aún estando así, Tito encontró una amante fiel en Anabella Vallarino, quien se trasladaba a su residencia cada vez que Margot viajaba. Cuando Arias falleció el 22 de noviembre de 1989, Anabella se suicidó bebiendo cloro al día siguiente.

Margot Fonteyn murió dos años más tarde, el 21 de febrero de 1991 en el Hospital Paitilla debido a un cáncer de ovario. Rudolf Nuréyev costeó su tratamiento. Los cuerpos de ambos descansan en el panteón familiar de la familia Arias en el Jardín de Paz en Panamá.

Cuando Tito Arias y Margot Fonteyn se casaron, 1955, Panamá era centro del Caribe. La música y las artes pasaban por allí en noches incesantes de bohemia. Estrellas de la canción antillana como Bobby Capó establecieron allí su centro de operaciones durante largas temporadas. Era el tiempo del cha cha chá con todo su furor bailable y era el año en que Carlos Eleta Almarán lanzaba al mundo una de las canciones icónicas del bolero y el romance: Historia de un Amor. Esta selección musical responde a ese momento de la historia.

Playlist

1. Kno Piano - A Dream is a Wish Your Heart Makes from Cinderella
00:00:25
2. Frank Emilio Flynn - La Gioconda
00:03:44
3. Bobby Capo - Maldición gitana (sketch film)
00:07:59
4. Leo Marini - Historia de un amor
00:11:12
5. Ricardo Fábrega - Panamá viejo
00:13:55
6. Armando Boza con Manito Johnson - Samba Calypso
00:16:43
7. Lucho Azcarraga - Café Durán
00:19:20
8. Avelino Muñoz - Estampas panameñas
00:22:54
9. Víctor Boa - Deer loo see
00:25:30
10. Bebo Valdés - Adios Panamá, Para Vigo me voy á
00:28:22
11. Vitín Avilés y su Orquesta - Cha cha cha mi baby
00:29:59
12. Sylvia De Grasse con Chapuseaux y Damirón - Sabroso cha cha chá
00:32:32

Deja tu comentario