Sexteto Maltina

ID Colección: 2630
Formato: Fotografía (Reproducción)
País origen: Cuba
Año: 193-
Featuring:
Sexteto Maltina - Agrupación musical
Descripción:

De izq. a der., de pie: Eduardo González, Demetrio Nápoles, Esteban Núñez; sentados: Marino Mustelier, Juan Luis Regueijero, Reynaldo Uriarte, Reynaldo Macberti, Alberto Regueijero.

Con el auge del son como fenómeno genérico y rítmico, comienzan a surgir sextetos de niños que reproducen con sus pequeñas manos y agudas voces lo que veían hacer a los mayores, en la familia, en el barrio, en las fiestas y verbenas.

Desde la década de los años veinte del siglo pasado, la prensa comienza a reflejar la salida a escena de estos sextetos infantiles. En octubre de 1926 señala, quizás como primera referencia en prensa, la participación de un Sexteto Infantil de Invitados en un evento social en la barriada habanera de Jacomino. Los nombres de estos sextetos infantiles demuestran el auspicio que recibían de las fábricas de maltas y cervezas, que también promovían las fiestas, bailes y verbenas, pues eran los lugares y eventos donde mayores ventas tenían sus productos. Las bebidas no alcohólicas que producían aquellas fábricas, cuyos dueños, por lo general eran naturales españoles que hacían fortuna en Cuba, patrocinaban los sextetos infantiles que llevaban sus nombres o los de la fábrica: Champán Sport, La Tropical, Estrella, Maltina.

El Sexteto Maltina toma su nombre de la Maltina Tívoli, una de las marcas más antiguas en Cuba de este tipo de bebida gaseosa y casi analcohólica. A diferencia del Sexteto Champán Sport, en el Sexteto Maltina todos los integrantes eran niños negros o mulatos. En su edición del 22 de julio de 1927, el Diario de la Marina inserta una foto y glosa la visita a su redacción del Sexteto Champán Sport, dirigido por Carlos Toledo e integrado por Guillermo Alburquerque, Carlos Manuel Toledo, Alberto Faz, Paulino Valdés, Polo Waclares y Roberto Álvarez. Este “Alberto” Faz, parece ser quien décadas después se convertiría en uno de los grandes soneros cubanos, el reglano Roberto Faz, que tuvo su debut artístico, precisamente en el Sexteto Infantil Champán Sport. Faz pasará también por el Sexteto Infantil Carlos Miguel de Céspedes, que actuaba en eventos sociales y comunitarios.

Algunas formaciones musicales tenían sus símiles infantiles, como el Sexteto Habanero, que la anunciaba como la primera agrupación formada en la capital cubana por niños soneros, y cuyos integrantes en 1929 eran Romualdo y Guillermo Alans, Francisco González, Pedro Betancourt, Ignacio Muñoz y Pedro Valdés. Tienen su sede en San Nicolás 121 y su director era Aguedo Campos.

Hasta la Sonora Matancera cuando transitaba de sexteto a conjunto, brindó su apoyo a un sexteto infantil que se presentó junto a ella: el mismo periódico capitalino destacaba el 28 de abril de 1932 la llegada a La Habana del compositor Moisés Simons, que regresaba triunfante tras una larga permanencia en Europa. En dos remolcadores se situaron la banda de la Policía Nacional y la Sonora Matancera con el sexteto infantil, quienes interpretando El manisero escoltaron al buque Reina del Pacífico mientras entraba en el Puerto de La Habana y realizaba las maniobras de atraque.

Algunos como el Sexteto Infantil Cubanacán, llegaron a tener cierta relevancia ya como septeto en la década de los treinta llegando a presentarse en el Teatro Nacional y en los cines Vives, Lindbergh y otros.

Los sextetos infantiles fueron, sin dudas un interesante fenómeno de las décadas de los veinte y treinta del siglo XX y contribuyó al surgimiento de los continuadores del son cubano. (RM)