Cascarita y Orquesta Hermanos Belisario
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Descripción:
Der a izq: 1ª fila: Enrique Villazana (voz), Rafa Galindo (voz), Orlando Guerra "Cascarita" (voz), Pedro José Belisario (batería, dirección), Jesús Paiva (voz). 2ª fila: Torrito (saxo barítono), César Rodríguez (piano), Lorenzo Blanco (saxo alto), Arnoldo Belisario (bajo), José Villamisar (saxo alto), Tomás Brans (trombón). 3ª fila: José Casanova (1ª trompeta), Rafael Romero (2ª trompeta), José "La Gata de Tobita" (3ª trompeta), Publio Díaz (saxo tenor).
El 9 de enero de 1948, los aficionados caraqueños a los ritmos populares cubanos se despertaron con una excelente noticia: El País de Venezuela informaba de la posible visita desde La Habana del “primer guarachero del mundo”, el cantante Orlando Guerra “Cascarita”. Tras casi dos semanas de espera, el 23 de enero, el mismo periódico publicó por fin la noticia tanta deseada “Hoy llega Cascarita”, ilustrada por un retrato del cantante realizado por Armand, el fotógrafo de las estrellas: “Oficialmente hemos confirmado la noticia de que Orlando Guerra, Cascarita, llegará a Venezuela hoy en horas de la mañana en un lujoso Constellation de la Línea Aeropostal Venezolana. ‘Cascarita’ ha sido contratado por el Casablanca Tennis Club, para su temporada carnavalesca, donde actuará conjuntamente con la Orquesta Hermanos Belisario.”
Su primera actuación fue la noche siguiente en una velada intitulada “Carnaval en el Casablanca”, junto a los cantantes de plantilla de los Hermanos Belisario: Rafa Galindo, Jesús Paiva, Víctor Pérez y Enrique Villasana. Dos días siguientes, El País y El Nacional publicaron dos entrevistas divertidas del simpático guarachero, descrito como “pequeño, delgado, agilidad felina, trigueño y mamador de gallo como todos los cubanos” y “con un tic nervioso que le hace mover con frecuencia el labio superior, cobrando entonces más agresividad los pelos del bigote”. Una vez más volvió a contar el origen y las consecuencias de su “nombre de combate”: “Una vez, cuando trabajaba con la orquesta de los Hermanos Palau [en Pinar del Río], a eso de las dos de la mañana tenía mucho apetito y le dije a uno de los mesoneros del dancing que me trajera un sandwich. El tío este me dijo primero que no había, pero como yo insistí me trajo, envuelto en un papel, un sandwich muy grande. Cuando le fui a pagar me cobró más de la cuenta y yo protesté. En lo que abrí el paquete y con muchas ganas le pegué el primer mordisco al sandwich. Resultó que por dentro lo que tenía era pura cáscara de queso y mortadela. Yo me puse muy bravo y mis compañeros me montaron una chapa horrorosa. Desde esa fecha para acá todo el mundo me dice ‘Cascarita’”. El Nacional insistía en el hecho de que probablemente el apodo le trajo suerte, ya que con su nombre de pila no había logrado triunfar.
En los dos artículos, Cascarita habló también de sus grabaciones (“72 discos Victor”) y sus números más populares, el son montuno Se acaba el mundo y las guarachas Bigote de gato y Puntillita (su tema predilecto, que grabó en marzo de 1946 y llegó a cantar, bromeó, “cien mil veces”); piropeó Caracas, “muy bonita”, que “se parece a Camagüey”, su ciudad natal; destacó su paso por el cine en las películas “Ritmos de Cuba”, “Siboney” y “María de la O”, y su pasión por la lectura, el equipo de béisbol habanero los Alacranes de Almendares, y las chicas. De hecho, El País, por afán sensacionalista, decidió titular la entrevista “Aquí también dejaré novia, dijo ‘Cascarita’ al llegar”. A finales de la temporada de carnavales, casi un mes después, regresó a Cuba, con dos mil quinientos dólares en los holgados bolsillos de sus pantalones sacos, y dejando atrás, sin dudas, más de un corazón roto.
- Tommy Meini
Fuentes: http://hemerotecamusicavenezolana.blogspot.com