Elvira Ríos
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Tarjeta promocional de Elvira Ríos durante su gira en Argentina. Patrocinada por Yerba Salus.
Elvira Ríos (México, D.F., 16 de noviembre de 1913 - 13 de enero de 1987) fue, probablemente la primera mujer bolerista en triunfar en Suramérica y de las primeras en todo el continente, a través de sus discos. Había conquistado la fama en su natal México desde que consiguió, con su voz y su gestualidad, convencer a Emilio Azcárraga, quien le da tres programas diarios de quince minutos en la XEW. En 1937 debuta en el cine mexicano con ¡Esos hombres!, preámbulo necesario para entrar con buen pie en el cine de Hollywood, cantando canciones de Agustín Lara en el filme Tropic Holiday y hasta actuar a las órdenes de John Ford en Stagecoach, en el papel de Yakima, una indígena apache, y en otros filmes. La temporada que cumplió desde 1938 ante los micrófonos de la NBC la lanzó en grande sobre todo ante el público latino en Estados Unidos, que sintonizaban su programa semanal de los jueves donde era acompañada por la orquesta de Frank Hodek, y que acudían al club La Martinique a ver a la dama de la voz de humo. De todo esto saldrían los contratos que la llevaron a Buenos Aires y luego a Brasil, donde se hace muy popular con sus shows en el Casino da Urca y en el Copacabana, de Río de Janeiro, al punto de lograr una nota elogiosa por parte de la revista Billboard.
Llega por primera vez a Argentina a inicios de los años cuarenta para cantar en estaciones de radio y protagonizar en 1942 el drama musical argentino Ven mi corazón te llama, junto al actor Tito Lusiardo, donde hace una interpretación memorable de Desesperadamente. Viaja después a Brasil donde será muy popular con sus shows en el Casino da Urca y en el Copacabana, de Río de Janeiro. Su actuación en este último fue resaltada por la revista norteamericana Billboard en su edición del 4 de junio de ese año.
Precedida del éxito y la fama conquistada en Suramérica, llega a La Habana en 1945 y se comporta como la diva que es. Deja atónita a la prensa, con la que se muestra esquiva, como si no la necesitara; asume poses distantes frente a los periodistas y concede plazos que no cumple para las ansiadas entrevistas, de lo que no queda fuera el famoso y bien ponderado Germinal Barral “Don Galaor”. El famoso cronista apela a un recurso que le pareció infalible para atraer la atención de la Ríos –que consiguió- y así lo contó en las páginas de la revista Bohemia:
-¿Es verdad que a usted se le acusó de espía en Buenos Aires? –le espetó a la diva.
-Se detuvo. Me miró y sonrío. Luego, sin darle importancia, me preguntó a su vez: -¿Eso se dijo?
- Lo leí en un periódico de allá.
-No haga caso. Creo que eso formó parte de un plan de publicidad de mis empresarios.
-Entonces, también fue mera publicidad que se la denunciase como toxicómana?
-¿Toxicómana también? ¡Qué barbaridad! [...] Cuando llegué a Brasil me recibió una campaña parecida. Habían tomado de lo publicado en Buenos Aires lo que mejor les convino para formar el escándalo y lo consiguieron. Yo me limité a aislarme. Apenas concedí entrevistas. No respondí a ninguna acusación. Me envolví en el más impenetrable de los silencios. Y fue la Embajada de mi país la que tuvo que intervenir y demostrar con documentos oficiales insospechables que todo obedecía a pura publicidad.
En 1947 Elvira Ríos está otra vez en Buenos Aires para actuar en Radio Belgrano donde es una de las voces más cotizadas y mejor pagadas. Vuelve también al cine argentino como estrella del filme El tango vuelve a París, con el cantante Alberto Castillo y el famoso bandoneonista Aníbal Troilo, y música de Rodolfo Sciammarella. De esos tiempos triunfales en Argentina es esta tarjeta postal con el sello de uno de sus patrocinadores, la marca de yerba mate Salus, con una de las mejores fotos de La Emocional –como también la llamaron.
- Rosa Marquetti
