Grupo musical Los Tutankames

ID Colección: 0942
Formato: Fotografía
País origen: Cuba
Año: 196-
Featuring:
Los Tutankames - Agrupación musical
Manolo Plá - Dirección, 1ª voz
Isaac Oviedo - Tres
Rafael "Nené" Enriso - Guitarra, 2ª voz
Luis Peña "El Albino" - Guitarra, Voz
Pedro Mena - Bongó
Descripción:

Alfredo González Suazo, Sirique, era un trovador empírico, diestro en el oficio de los hierros y la hojalata, pero su pasión por la canción trovadoresca y el son impactó su vida, quedando su nombre fuertemente ligado al de muchos de los grandes trovadores y soneros. En 1962 creó las condiciones para que los domingos su herrería fuera el punto de reunión de aquellos músicos ya mayores, muchos olvidados o preteridos. Con sus mejores galas domingueras, llegaban al número 211 de la calle Santa Rosa # 211, entre Infanta y Cruz del Padre, en la barriada de El Cerro, no solo trovadores, soneros y rumberos, sino también muchas personas que, corrida la noticia de boca en boca, no querían perderse lo que allí ocurría, o querían simplemente unirse a los bohemios trovadores y cantar.

No era la primera peña de trovadores y soneros que Sirique fundaba: allá por 1915 había creado la primera, en la Loma de la Mulata en El Cerro, pero pronto la relocalizaría en el Parque Central de La Habana. A los encuentros no faltaban María Teresa Vera, Miguelito García y muchos otros trovadores. Contra lo que podría pensarse, Sirique no era, en rigor, un bohemio, de esos que andaban cantando por las calles guitarra en ristre: era incluso abstemio y se dedicaba a su trabajo y a su familia, aunque su amor por la canción trovadoresca y el son lo hizo integrar algunos dúos errantes que cantaban en los barrios de La Habana, en los que unió sus voces a las de Armando Viañiz, Vitaliano Mata, Miguel Doyle, Rafael “Nené”Enrizo y Tata Villegas.

Para acompañar a quienes llegaran a la peña de la herrería y a él mismo, Sirique fundó el conjunto sonero Los Tutankames, reuniendo a veteranos músicos cuyos días gloriosos en sextetos y septetos de son habían quedado atrás. El nombre se reía de la antigüedad etaria de sus integrantes, en alusión a la momia del faraón egipcio, y el lema los caracterizaba, desde el histrionismo, aún mejor: “Un bohemio en cada instrumento y en conjunto, un asilo de ancianos.”

El grupo eran dirigidos por Manolo Pla, experimentado bongosero que había sido director del sexteto El Botón de Rosa. Sirique formó el grupo cumpliendo todo el ritual que ameritaba el hecho: como a los sextetos, septetos y conjuntos soneros, mandó a hacerles su estandarte con el nombre y el jocoso e irónico lema; les dio la tarea de acompañar a todo aquel que llegara con ganas de cantar a lo que ya era conocido como La Peña de Sirique; y hasta creó un reglamento para el grupo:

Este conjunto musical lo formaron un grupo de buenos amigos y ex-músicos de la vieja guardia, con el fin encaminado de hacer patente el lema: ‘recordar es vivir’. Este conjunto musical tiene como fundamento ser simbólico, pues únicamente lo podrán escuchar en el taller de Sirique, cuna donde nació. Este grupo actúa por amor al arte, por espíritu bohemio y por vocación musical. Sus integrantes forman parte de la historia musical de Cuba, por haber sido estrellas cada uno en su género, por lo tanto su repertorio y estilo será a plenitud de sus integrantes. Este conjunto musical acompañará a todo aquel que desee expresar su sentimiento musical, ya que este grupo ha sido creado fraternalmente para que todos se sientan complacidos con el grupo musical Los Tutankamen.”

Y lo firmaron sus integrantes fundadores: Alfredo González Suazo (Sirique), Luis Peña, El Albino (guitarra y voz), Isaac Oviedo (tres), Manolo Plá (voz prima y dirección), Armando Fernández, Román Baz (claves y coro), Pedro Mena (bongó), Jesús Arístola, Chuchú (marímbula), Rafael “Nené” Enrizo (guitarra y voz segunda), Mario Maní, Eufemio Abreú también estaban entre los firmantes. Ellos garantizaban el sonido original del son, el único que conocían y reconocían. Chuchú era un personaje que vivía orgulloso de su instrumento. Le dijo a un periodista de la revista Cuba: “la marímbula es de origen africano, la trajeron los esclavos. No tiene que ver con la marimba, eso es otra cosa. La marímbula se afina con la guitarra y se usa en los sextetos. Un sexteto si no tiene marímbula, no sirve.” Según Chuchú, Los Tutankames se formaron un año después que Sirique inaugurara su peña, y enfatizaba una idea: “Este conjunto no tiene ningún fin lucrativo. Cantamos aquí y algunas veces en beneficios y hospitales.” Otra figura que constituía toda una atracción en Los Tutankames era el percusionista Silvano Shueg, el muy conocido e ingenioso Chori, que vivía ya días diferentes al haber clausurado el nuevo gobierno lo que fue su imperio: los bares y night-clubes de la Playa de Marianao. El recordado y longevo compositor, trovador y tresero Chicho Ibáñez también hizo parte de Los Tutankames, invitado por Sirique.

La Peña tenía su presentador, a quien llamaban Maceda. Y era él quien introducía las actuaciones de aquellos bohemios unidos en un conjunto: “¡Y ante ustedes, Alfredo González, Sirique, el primer samurai de la Peña, con Los Tutankames!”

Allí acompañaron o interactuaron con notables trovadores y soneros, comenzando por el gran Sindo Garay, Rosendo Ruiz Suárez, Bienvenido Julián Gutiérrez, Oscar Hernández, Emiliano Blez, Salvador Adams, Manuel Luna, Tirso Díaz, Graciano Gómez, Isaac Oviedo, María Granados y otros tantos.

Cuenta el investigador y periodista Lino Betancourt en su libro Lo que dice mi cantar: “Cuando el bolero Sublime ilusión fue conocido en La Habana, Sirique le añadió un montuno en su última parte, que lo interpretaba con su conjunto Los Tutankames en su célebre Peña de Sirique, y se convirtió en la obra más famosa de las que interpretaban en aquel lugar de tan grata recordación. Allí lo escuchó Octavio Sánchez, Cotán, para llevarlo al disco con Pablo Milanés en la versión que le hiciera Sirique, y que más tarde Óscar D’León paseara por el mundo.”

He visto una boca

que solo ha dejado

perturbada mi mente

desde que la vi…

Los Tutankames grabaron al menos 7 canciones en los estudios EGREM para el sello Areíto, pero dejaron fuera su gran éxito Sublime ilusión. Los títulos Échale candela, Yo no quiero que tu bailes, A la negrita Graciela y De nuevo en La Habana están recogidos en el LP recopilatorio Almas criollas (LP-025). Los temas Te sobra experiencia y No te vayas quédate permanecen inéditos. Según el musicólogo Jesús Blanco Aguilar en su libro 80 años de son y soneros en el Caribe, Los Tutankames “…grabaron un disco de 45 rpm que, sin ser promocionado, se agotó en pocos meses”.

Los ancianos soneros se presentaron la noche del 23 de noviembre de 1966 en el teatro de la Biblioteca Nacional José Martí, interpretando obras de Patricio Ballagas, Manuel Corona, Ignacio Piñeiro y Salvador Adams, de quien no faltó Sublime ilusión. En abril de 1967 el popular programa televisivo Album de Cuba, que conducía la cantante lírica Esther Borja, realizó una transmisión especial de la herrería de Sirique en homenaje a Sindo Garay. Participan Rosendo Ruiz, Gonzalo Roig, Miguel Matamoros, María Cervantes, Graciano Gómez, Nené Enrizo, Sirique y Los Tutankames.

Es también Jesús Blanco Aguilar quien nos acerca a las causas que provocaron el final de este grupo musical de bohemios veteranos: “…sucedió lo inexplicable entre hombres que peinaban más de seis décadas de vida cada uno, empezaron las malas ambiciones, el Ordeno y Mando entre el promotor y el director provocando con ello que las dos figuras artísticas de más renombre en el grupo –Isaac Oviedo y Nené Enriso- abandonaran el grupo, pues ellos no querían disputas entre compañeros, sino la unión de todos. Así desaparecieron Los Tutankames, que tan bien sonaban.”

La Peña de Sirique con Los Tutankames fue la primera iniciativa que unió a trovadores y soneros cubanos de antaño en un proyecto de rescate, memoria, y también nostalgia. (Rosa Marquetti)