Los Satélites del Ritmo con su cantante Maxine Gairy
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El 31 de julio de 1956, llega a Managua, Nicaragua, la Sonora Matancera, contratada por varias estaciones de radio y el empresario Moncho Bonilla, dueño de clubes y cabarets. El conjunto cubano aterriza con todo su staff y un trío de cantante estelar formado por Nelson Pinedo, Celio González y Celia Cruz, además de Raúl Planas en los coros. Gracias a las retransmisiones en ondas cortas por parte de Radio Progreso de sus melodías desde La Habana, ya gozan en el país centro-americano de una gran popularidad. Pero sus actuaciones sobrepasan todos los pronósticos y agotan todas las entradas de los clubes, teatros y cines de todas las ciudades del país donde actúan. Su sonado triunfo dejará -hasta hoy- huellas musicales profundas en el panorama musical nicaragüense.
Uno de las primeras agrupaciones surgidas de esta memorable visita es Los Satélites del Ritmo, un conjunto bailable fundado en 1957. Su nombre es muy afín a la época de su creación, cuando la Guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética se ha convertido en una carrera hacia el espacio. El cancionero popular afro-cubano ya anunciaba la tendencia con los cha cha chás Los marcianos (1955), por la Orquesta América del 55, La roqueta y Cha cha chá en Marte (1956), por la Orquesta América de Ninón Mondejar, y Cha cha chá el satélite (1956) por la Orquesta Aragón.
El director de Los Satélites es el pianista y trompetista José Abraham Sánchez; en la guitarra y coro, Isaac Domingo Ruiz "Isaíto"; en las trompetas, César Marín y Danilo Areas "Carevaca"; en el contrabajo, Félix González; en la conga, Fernando Martínez "Yangua"; en los timbales, el peruano David Rojas "Marfil"; en las voces principales, William Bermúdez "Wilito", Bayardo Pérez "Bayito" y Mike Peralta. También transita por sus filas de manera temporaria los cantantes Adolfo Obando, Rafael Gastón Pérez y Maxine Gairy -esta última, para emular a Celia Cruz- y un joven timbalero, José "Chepito" Areas, hermano de Danilo y futuro percusionista de Santana. Rápidamente, por la calidad de sus interpretaciones se convierten en los ídolos de la juventud. Los visten los mejores sastres y acaparan la mejor franja horaria de fin de semana en Radio Mundial. Su repertorio -guarachas, cha cha chás, sones y boleros- se divide entre éxitos de la Sonora Matancera y números en el estilo de esta última: La escalera, La gigantona, Mi linda Nicaragua (Víctor Manuel Leiva), Esta canción es prohibida, Cada vez que me acuerdo, Bésame puchunguita, Cha cha chá del cinco estrellas (José Abraham Sánchez), Me voy pa' La Habana, Mis hijos (Luis Méndez), Gagarín (Rafael Gastón Pérez) y Humo entre muchos otros temas. Viajan a Guatemala y El Salvador donde permanecen casi dos años. Para llenar el vacío que dejan en Managua, "Isaíto" y "Bayito" organizan otro grupo satélite, Los Satélites del Ritmo No. 2, con Transito Gutiérrez (piano y dirección), Francisco "Panchito" Fajardo (trompeta), Julio Gutiérrez "Tapedulce" (trompeta), Bayardo Brenes (trompeta), Rosa Amelia Sánchez y Leonel Zúñiga (cantante).
Mientras los originales cruzan el océano en julio de 1962 para irrumpir en el mercado español presentándose como Los Satélites de Nicaragua. Maxine Gairy, "Bayito", "Isaíto" y "Marfil" se quedan en Nicaragua y son sustituidos por el vocalista Danny Miller y el timbalero salvadoreño Carlos Llanes "Carlín". Más adelante, el trompetista Charlie Robb está llamado para integrar el conjunto a la muerte prematura de Danilo Areas. En España, levantan pasiones también. Pepe Palau les presentan en su programa "Pianísimo" y son elegidos para amenizar en directo en TVE el baile del año nuevo después de las uvas. Animan con sus ritmos hispano-americanos infinidades de verbenas, bailes y fiestas mayores desde Andalucía a Galicia. Viajan a África y en toda Europa. En Italia, se junta a ellos Ana María Fernández, conguera procedente de la banda rival de Managua, Los Sputniks del Ritmo.
A mediados de los años 60 se quedan en Francia donde adoptan, curiosamente, un nombre artístico inglés, The Nicaragua Boys, y cambian de look y repertorio. Ya no tocan las canciones de la Sonora Matancera y su imagen es la de un grupo folklórico de guitarras, con sus trajes tradiciones, sombreros de paja, bufandas rojas, bandoleras y botas negras, tal vez por exigencia de Éditions J. Garzon y Disques Typic de Julio Garzon, con los que firman un contrato. En cambio graban por fin, en 1968, dos long-plays y algún otro extended-play, eso sí más bailables que lo que deja suponer su nueva imagen. Al programa, rumbas catalanas, cha chá-twist, guarachas, guaguancós y pachangas. A finales de los años 60, la banda se separa; algunos de sus músicos permanecen en Francia y en España, y otros regresan a Managua para escribir otra página de la historia musical de Nicaragua. (Tommy Meini - A la memoria de Francisco Gutiérrez Barreto)