Chano Pozo
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Es Luciano Pozo González, Chano Pozo, el legendario percusionista cubano que hizo su revolución musical en el mundo estadounidense y dejó el toque afrocubano marcado en el Latin Jazz. Esta imagen es una reproducción de la original, que estaba en posesión de un prestigioso investigador cubano, quien escribía un libro sobre el Chano. No sabemos si logró culminarlo, pero era voluminoso en su original.
La fotografía no fue tomada en Cuba, obviamente, y tampoco en Nueva York o en otra ciudad de Estados Unidos. No.
Esta fotografía fue hecha en Bruselas, Bélgica, a comienzos de 1948. Se sabe a que inicios de ese año Dizzy Gillespie y su Banda embarcaron vía marítima con destino a Suecia. Todo parece indicar que hubo problemas con el empresario de esta gira y hubo que cancelar conciertos en 5 países, Inglaterra incluida. Gracias a quien los había contratado en Suecia pudieron presentarse en Bélgica y Francia. ¡Qué fallo! Las presentaciones que se pudieron dar fueron exitosas y para marzo de ese año estaban de regreso a Nueva York. Hubo giras en territorio estadounidense y para la segunda quincena de noviembre comenzaron giras por el sur y centro de EEUU, y fue en Carolina del Norte donde robaron trajes de Gillespie… y las tumbadoras del Chano, quien decidió viajar a Nueva York en procura de unas nuevas. Gillespie lo llevó a la estación del tren sin imaginar que era la última vez que lo vería con vida.
La certeza de la ubicación geográfica de esta imagen la ofrece el letrero de la caja del lustrador que limpia el calzado de Chano Pozo. “Ca Va Seul” es la marca de productos de limpieza en Bélgica, que incluye el betún de limpiar zapatos. Su historia es interesante y comienza en 1889. En 1919 consigue el contrato para distribuir el betún para el calzado del ejército de Bélgica y luego se extendió el contrato a otras dependiencias oficiales.
Hacia 1980 la empresa fue vendida a la estadounidense Purina y siguió otro destino. Los edificios belgas de lo que fuera “Ca Va Seul” fueron demolidos en 2001.
Claro: Chano Pozo ni idea tuvo de la historia del betún sobre sus zapatos; sólo donrió abiertamente al fotógrafo de la plaza y luego envió la postal, dedicada a Laura, gran amor del percusionista.
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