María de los Ángeles Santana y Guyún con la Orquesta Casino de la Playa
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Descripción:
De la película "Sucedió en La Habana". En dorso: fecha 24 de abril de 1938.
El filme Sucedió en La Habana, estrenado en Radio-Cine en La Habana el 6 de julio de 1938, marcó el debut artístico de la vedette y actriz cubana María de los Ángeles Santana. Dirigido por Ramón Peón, con argumento de Agustín Rodríguez, guion de Ramón Pérez Díaz, coreografías y vestuario de Sergio Orta y El Sevillanito, y dirección musical de Gonzalo Roig, la película es importante por más de una razón: es el primer filme musical cubano de gran envergadura; es la primera producción de Compañía Películas Cubanas S. A. (PECUSA) y es el contexto del debut artístico de María de los Ángeles Santana. Nunca antes un filme cubano había reunido a tal cantidad de notables músicos y rutilantes estrellas.
La gran diva Rita Montaner encabeza el elenco, junto a la actriz española Luana de Alcañiz y el galán de origen filipino Juan Torena, y lo completan los actores cubanos Alberto Garrido, Federico Piñeiro, Julito Díaz, la cantante Margot Alvariño, los bailarines Lilón y Pablito, el Trío Pinareño, el Cuarteto Luna, las hermanas bailarinas Enma y Ángela Milanés, el Septeto Nacional, las orquestas Casino de la Playa, Havana Casino y Sinfónica de La Habana y la comparsa El Alacrán, entre otros. El compositor y guitarrista Vicente González Rubiera “Guyún” también intervino en la película, acompañando con su guitarra a María de los Ángeles Santana.
Fernando Portela Rojas y María de los Ángeles Santana habían iniciado un noviazgo formal que nació entre guitarras y canciones en veladas familiares. Un día Fernando se apareció con Guyún en la casa de María, interesado como estaba en que ella asumiera con más seriedad sus dotes musicales. De inmediato el guitarrista, ya famoso por su depurada técnica y por su método de enseñanza, comenzó a impartir clases a la joven María, que terminaría por considerarlas decisivas en su formación musical.
La vedette cubana identificó siempre a Óscar Zayas como su “descubridor”, pues fue él quien la presentó a Ramón Peón cuando realizaba el casting para el filme Sucedió en La Habana. Peón la derivó al director musical para una prueba, que resultó positiva: “Gonzalo Roig accedió a que en el pasaje musical de mi debut yo cantara ‘Si me pudieras querer’- contó María de los Ángeles Santana a su biógrafo Ramón Fajardo-; le gustó esa obra y apreciaba mucho a Bola de Nieve, quien entonces trabajaba con la orquesta del maestro Ernesto Lecuona. Roig hizo un arreglo musical para ser ejecutado por la Sinfónica y la guitarra de Guyún y lo grabamos en Radio Ideas Pazos. De esa forma arrastré a Guyún a mi primera aventura en el cine, que nada más consistió en doblar a su lado ‘Si me pudieras querer’ parada en una pérgola situada en el jardín interior del hotel Nacional y vestida completamente de blanco. En determinado momento nos rodeaban unas 12 muchachas que bailaban una fantasía con diseños de vestuario y la dirección coreográfica de Sergio Orta, insertada fundamentalmente en el puente de la partitura, en el cual predominaba la orquesta que, en otras partes, se fundía con la guitarra.”
María confirma la importancia del filme Sucedió en La Habana como inicio de su carrera artística: “Mi única experiencia artística anterior habían sido las veladas familiares organizadas en casas de la Víbora, en las cuales nunca me causó pavor presentarme. Pero mi escena de Sucedió en La Habana, que transcurría durante una kermesse de la Cruz Roja en el hotel Nacional, era algo completamente distinto. Por primera vez ahí escuché tan seguido la palabra ‘¡corten!’ para que la cámara de filmación acometiese distintas tomas. Venían las indicaciones de Peón: ‘Esta parte de la canción la canta aquí… esta otra en tal posición… la luz no la favorece… ¡corten de nuevo!’ Pensé que no había nacido para el cine, en mi incapacidad de participar en otra película por las constantes paradas y la rebambaramba armada a mi alrededor con las coristas bailando y Sergio Orta gritándoles distintos movimientos a efectuar. Desde los ensayos creí que iba a volverme loca con ese círculo tormentoso y después aún más al sumarse las luces en el rodaje. Pero desde niña aprendí a dominar mis sentimientos y pude controlarme…”
Sobre la influencia de Guyún en aquel momento inicial de su carrera, María dijo: “…estaba cerca de Guyún, un hombre con un sentido exacto de la proporción de las emociones: no excederse demasiado, ni quedarse corto, ir en busca de un justo equilibrio, hasta dónde lo indicara la seguridad adquirida. Me aferré a su presencia, a la fuerza emanada de sus dedos para provocar los irrepetibles acordes de su guitarra, que no sólo trascendían en el ambiente desde el punto de vista musical, sino que también lo inundaban de dos elementos necesarios en tal ocasión: confianza y seguridad en uno mismo”. (RM)