Lina Salomé en "Alma de acero"
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Fotograma #18 de la película mexicana "Alma de acero" de Miguel Morayta.
En México, la corona de mejor bailarina de mambo se la disputaban Amalia Aguilar, Ninón Sevilla, María Antonieta Pons. En Cuba, para un público amplio y variopinto, Lina Salomé era la Reina del Mambo, sobre todo para aquéllos que disfrutaron de su baile en las temporadas del cabaret Montmartre. A su extraordinaria belleza, se sumaban su natural modo de bailar y el aporte que hizo al mambo como expresión danzaria. Sin embargo, la Salomé es una de las vedettes cubanas más olvidadas, a pesar de su dilatado recorrido y su versátil incidencia en el mundo artístico, pues no solo fue artista, también fue empresaria creando y dirigiendo diversas agrupaciones como Lina Salomé y Cuban Follies, el Conjunto de Lina Salomé y otros. En particular, en la época fue elogiado su trabajo al frente de la compañía de bailarinas principiantes que inició en Cuba el coreógrafo Jorge Harrison, el preferido de Ninón Sevilla, y que ella continuó a la desaparición física de éste, presentándola en el cabaret Bambú a mediados de los años 50.
Se había iniciado como bailarina de aires españoles en la ciudad donde nació, Santiago de Cuba. Siguió la ruta de todas las que querían triunfar entonces, emigra a la capital y cambia lo gitano por lo afrocubano. En La Habana, integra algunas de las compañías que actuaban en los principales teatros cubanos de variedades, como el Martí y el Payret y distingue también en su trabajo como figura principal de Las Mamboletas de Gustavo Roig.
En los años cincuenta brilla en sus actuaciones en el cabaret Pasapoga de Caracas y sobre todo, en el teatro Margo del Distrito Federal mexicano. Son los tiempos en que se afinca en México, donde inicia su carrera cinematográfica. Sus primeras incursiones en el cine ocurren en los filmes Mi campeón, La mentira y Yo soy el hombre, todas de 1952 y asumiendo papeles de bailarina exótica. En 1956 actúa en los filmes Bodas de oro, protagonizada por Libertad Lamarque y Arturo de Córdova y dirigidos por Tito Davidson, y El vividor, ambas en roles secundarios. Su papel protagónico más destacado fue en el filme Alma de acero, de 1957, junto al actor mexicano Luis Aguilar, dirigidos por Miguel Morayta. Ese mismo año Morayta la dirige en el filme Los tres bohemios, compartiendo roles con el propio Aguilar y con Agustín Lara, mostrando sus cualidades como cantante y bailarina. El tercer filme de Lina Salomé en 1957 la vuelve a unir con Luis Aguilar y Agustín Lara: se trata de Los chiflados del rock and roll, dirigidos por José Díaz Morales y con la participación del Tenor de las Américas, Pedro Vargas.
Su verdadero nombre era Luz de Peña Matos Estevez, pero el de Lina Salomé es con el que se le recuerda entre las grandes mamboletas de la historia. (Rosa Marquetti)