Orquesta Siglo XX con Dominica Verges

ID Colección: 2073
Formato: Fotografía
País origen: Cuba
Año: 1938
Featuring:
Orquesta Siglo XX - Agrupación musical
Álfaro Pérez - Dirección, Contrabajo
Augusto Valdés - Flauta
Jehova Ordóñez - Violín
Luis Cortázar - Timbales
Ramoncito - Güiro
Dominica Verges - Cantante(s)
Descripción:

De izq. a der.: Luis Cortázar, Augusto Valdés, René Hernández, Dominica Verges, Jehova Ordóñez, Ramoncito, Álfaro Pérez.

Había que tener muchos deseos de cantar y ser escuchada para cada día emprender el viaje desde el pueblo de Tapaste hasta la capital cubana para hacerse un hueco entre las muchachas que actuaban en Los Aires Libres del Prado. Los más de treinta kilómetros que Dominica Verges recorría cada día le sabían a gloria. La música se le había metido en el cuerpo por culpa del violín de su abuelo filipino y de la musicalidad de su familia inmediata, tíos y abuelos que pronto formaron un septeto en el que la adolescente Dominica comenzó a cantar, a tocar guitarra y claves. En una temprana referencia pública, el nombre de la niña Dominica Verges había aparecido en la edición del 28 de mayo de 1926 del Diario de la Marina, cuando, con 8 años, participa como única solista en una fiesta escolar en la sociedad Grito de Baire, en Tapaste, cantando el tema A los niños premiados. Pronto decidiría que ese sería su camino y el popular espacio del Prado habanero se convierte en uno de sus primeros escenarios.

A inicios de los años treinta se produce en Cuba el boom de las orquestas y conjuntos femeninos y Dominica pasa, entre otras formaciones, por las filas de Anacaona, de Concepción “Cuchito” Castro; así como las orquestas Ilusión de Alicia Seoane, Ensueño de Guillermina Foyo, e Imperio de Pura Solá.

El danzonete –una variante del danzón con elementos tomados del son-, fue uno de los pocos ritmos y géneros que llegó a anunciar su fecha exacta y lugar de estreno –el sábado 8 de junio de 1929 en el Casino Español de Matanzas. Creado por el músico matancero Aniceto Díaz y con vida efímera, pero intensa, el danzonete tendrá, entre sus máximos exponentes femeninos, a Paulina Álvarez, justamente nombrada La Emperatriz del Danzonete, y siguiéndole los pasos, a Dominica Verges, que emulaban con los entonces muy populares Pablo Quevedo, Fernando Collazo, Barbarito Diez y Alberto Aroche, Abelardo Barroso y Cheo Marquetti.

En 1935 Dominica ya se había mudado para La Habana y un año después se presenta ante los micrófonos de Radio Salas y Radio Lavín como integrante de un cuarteto que integraban María Teresa Vera, Justa García y Lorenzo Hierrezuelo. Actúan en los teatros Principal del Cerro y Cuatro Caminos. Dominica es, definitivamente, parte del movimiento de orquestas y conjuntos femeninos de los años treinta en Cuba. En paralelo se vincula a la Orquesta Siglo XX, recién fundada y dirigida por el contrabajista Alfaro Pérez. Algunas fuentes indican que Dominica, buscando una sonoridad más potente entre las danzoneras, se unió a Pérez en la creación de la Siglo XX.

La discografía de Dominica Verges parece iniciarse con las grabaciones que realizara para el sello Victor como parte de la orquesta Siglo XX, ya trascendido el fenómeno del danzonete: el 25 de julio de 1940 registra dos piezas de Gelasio Delis: el bolero-son Estrellita mía y el pregón Pregonando. El 28 de noviembre de 1941 graba la rumba Timbero vamo’a gozar (Juanito Blez) y la guaracha Parece que no y sí, también de Delis. Ese mismo año, el sello Columbia edita al menos dos discos de la Orquesta Dominica Verges, pero parece tratarse de la Orquesta Siglo XX: el bolero Acércate más (Osvaldo Farrés), Nicolás mírame (Pedro Guida) y La bella unión (A. Sánchez), más el danzón instrumental Rebecca (Rafael Hernández).

También de 1941 son las grabaciones de seis canciones como integrante de la Orquesta Modelo, que tenía como cantantes, además, a Joseíto Núñez y Osvaldo Planas. En la década de los cuarenta es la radio el principal medio difusor, que ayuda a Dominica a alcanzar lugares de preferencia entre los radioyentes y el público bailador, cautivados por su versatilidad genérica y su excelente voz. Su etapa con la orquesta Almendra, de Abelardito Valdés comenzó también en la década de los 40, aunque no su presencia no quedaría reflejada en los discos que grabara esta formación, al tratarse de danzones instrumentales que en su mayoría eran composiciones de su director. Sin embargo, a los temas que grabaron para la RCA Victor fueron rescatadas varias grabaciones radiales donde se escucha a Dominica en todo su esplendor, en guarachas, sones, boleros y danzones cantados. Su trabajo con la orquesta Almendra llegó hasta la segunda mitad de los años 50.

Era frecuente entonces la presencia de Dominica en la radio cubana, exitosa sobre todo en el programa Noches de Cristal, que animó la Orquesta Almendra de Abelardito Valdés con el Trío de Luisito Plá en Radio Progreso, de la cual continuó siendo cantante de sones, danzones, guarachas, boleros y cha cha chas, popularizando temas como Semillita de marañón (Enrique Abuin) y El alacrán (Parmenio Salazar) entre otros. Cantó también en diferentes momentos y en forma esporádica con otras formaciones: en 1944 graba un único tema con la orquesta de Mariano Mercerón, el bolero-son Estoy a tus pies (Z. Fournier); y actúa en la orquesta de las Hermanas Almanza y con Fajardo y sus Estrellas; con el Conjunto Jóvenes del Cayo, de Alfonsín Quintana, grabó para el sello Panart la guaracha Carahuico. Dominica se movió como pez en el agua en las orquestas y conjuntos de hombres, que la demandaban por su voz, estilo personal - comedido pero convincente- y versatilidad.

Dominica Verges colaboró con el notable musicólogo, músico y productor Odilio Urfé en el rescate del repertorio tradicional cubano, a través de su participación en algunas grabaciones fonográficas. En 1960 hace parte de los primeros registros del sello Areíto en el LP Historia de la Trova. Vol. I. Sindo Garay, junto a Guarionex Garay y Adriano Rodríguez, y los guitarristas Octavio Sánchez “Cotán” e Ismael Sánchez “Mayito”, grupo que se había formado bajo el nombre de Tanda de Trovadores Cubanos, recorriendo doce de las más notables canciones del gran compositor y trovador cubano, y contando con la asesoría personal del propio Sindo.

En agosto de 1962 la Tanda de Trovadores Cubanos, con Dominica, se presenta en un importante evento que acoge el Teatro Amadeo Roldán (antiguo Auditorium) en La Habana: el Festival de Música Popular, ideado y organizado Urfé. El día 25 se dedica a la canción cubana y ellos brillan interpretando piezas icónicas de la trova tradicional. En la primera edición del Festival de la Canción de Varadero en 1965, con un elenco ecléctico y variopinto, Dominica Verges hace valer la vigencia del cancionero tradicional cubano, lo mismo que en el local Festival de la Trova que en 1972 reunió en Santiago de Cuba a una representación del amplio espectro de la canción trovadoresca cubana, hasta el feeling, la nueva trova y la canción contemporánea.

Dominica Verges cantó también con la Charanga Típica Cubana en los años 60 y 70 y en cuanta ocasión le fue ideal para continuar defendiendo los géneros y la música que amó. En su “Diccionario de mujeres notables en la música cubana”, la musicóloga cubana Alicia Valdés Cantero subraya un dato poco conocido: la única incursión de Dominica Verges en el cine de que se tiene noticias: ocurrió en el filme alemán El otro Cristóbal, rodado en La Habana en 1963 por el cineasta monegasco Armand Gatti con guión del propio Gatti, diálogos del escritor cubano Eduardo Manet y música a cargo del notable compositor cubano Gilberto Valdés, quien llevó a Dominica a su debut cinematográfico.

Dominica Verges se retiró de los escenarios en 1982, dejando una discografía significativa, si se tienen en cuenta las etapas y los géneros que recorre, y las formaciones por las que se hizo acompañar. Murió en La Habana el 12 de enero del 2002. Había nacido en Tapaste, Cuba, el 19 de septiembre de 1918. (Rosa Marquetti)