Confidencial de Cuba (1958/01-02) Año 01 - No. 10

Referencia/ISBN: Año 01 - No. 10
ID Colección: REV-CON006
Formato: Revista
País origen: Cuba
Año: 1958/01-02
Featuring:
Katyna Ranieri - Cantante(s)
Gina Cabrera - Actriz
Descripción:

A principios de 1957 nace en Cuba la oscura revista sensacionalista Confidencial de Cuba, edición tropical de la revista Confidential de Hollywood, que inspiró la novela L.A. Confidential de James Ellroy. En Estados Unidos, su creador era Robert Harrison, editor de revistas para chicas, quien decidió, según el lema de su nueva creación, “contar todos los hechos, nombrar nombres”. Sus víctimas predilectas: las estrellas caídas en curas de desintoxicación, actores gays que no habían salido del armario, o artistas en plena gloria, pero con problemas conyugales o con manchas en su pasado. Así cuando Desi Arnaz y Lucille Ball hicieron la portada de Life, Confidential sacó los trapos sucios del entertainer cubano, diciendo que había tenido un affaire con una prostituta.

En Cuba, el lema de la revista era: “Todo lo vemos, todo lo oímos, y nada silenciamos.” Y en efecto, tanto los artistas, como los políticos, los empresarios como los mafiosos, podían ser víctimas potenciales de sus columnistas. Nadie estaba a salvo. Así, en el número doble de enero y febrero de 1958, el titular era: “¿Operan en nuestros cabarets gangsters americanos?”; y en la portada, el capo Albert Anastasia que yacía muerto en una barbería de Nueva York, y el mafioso Santo Trafficante, quien había viajado la misma mañana del crimen de Nueva York a La Habana. Se pensaba que a Anastasia le había costado la vida presionar a Trafficante para lograr una tajada mayor en las operaciones de la Mafia en La Habana. Debajo de la foto de Trafficante, el Confidencial de Cuba jugaba con su nombre: “Santos Traficanti o Traficante”.

No obstante, de otro lado la revista recibía dinero para promocionar a páginas completas los cabarets y casinos de La Habana controlados por la mafia. Y también, a su vez, podía usar algunas prácticas dignas de sus víctimas, como la retención de información y el chantaje. Fuese el caso de un marido infiel quien amenazaba a la revista con denunciarla; pues Confidencial de Cuba contraatacaba diciendo que iba a publicar la edad de la chica implicada (que podía ser menor).

A pesar de la diversidad que ofrecía la truculencia de la vida nocturna habanera, Confidencial de Cuba tenía algunas cabezas de turco que casi siempre aparecían en sus artículos, o peor, en sus portadas. El primero, Lucho Gatica; parece que el cantante chileno no gustaba nada a sus redactores, que se empeñaban en que el escándalo siempre lo rodeara. Así en noviembre de 1957, cuestionaban en primera plana su reputación de galán con un retrato algo afeminado con el pie “Un ídolo femenino, pero...”. En julio de 1958, también en primera página, lo llamaron “Chacho Caquita” por haber insultado “cobardamente” a la vedette Teté Machado. Y no se acabó ahí: en septiembre publicaron a su pesar que su padre, quien vivía “en la indigencia”, afirmaba que era “un mal hijo”. Otra de sus presas favoritas, fue el divo español Pedrito Rico que, aludiendo a “sus gesto y la belleza de su rostro muy poco varonil”, intentaron por todos los medios hacerlo salir del closet. Algunas mujeres también recibieron golpes bajos en primera plana, como la italiana Katyna Ranieri, señalada como“bígama y adultera”.

Hoy en día Confidencial de Cuba tiene el mérito de, entre cotilleos y escándalos, haber dejado para el recuerdo una infinidad de nombres de vedettes, travestis, cantantes de clubes nocturnos y otros artistas cuyos nombres raramente han aparecido en otros medios. Al final “nombrar nombres” no fue tan malo.

-Tommy Meini