Mango Mambo

ID Colección: LIB0616
Formato: Libro
País distribución: Puerto Rico
País origen: Puerto Rico
Año: 1987
Featuring:
Adál - Autor(a)
Ilustres Studios - Editorial
Tite Curet Alonso - Epílogo
Descripción:


Adal Alberto Maldonado fue conocido simplemente como Adál. Fue fotógrafo, videógrafo y artista integral audiovisual, tanto que hasta fotonovelas hizo y durante bastante tiempo trabajó con el dramaturgo nuyorican Pedro Pietri en El Puerto Rican Embassy, suerte de manifiesto artístico independentista. Lo político le interesaba, pero sobre todo le maravillaba el arte.

Por esa razón hizo varios libros de fotografía, fruto de sus estudios y su pasión. Adál era natural de Utuado, en el centro mismo de Puerto Rico, estudió fotografía en el San Francisco Art Institute, y fundó y dirigió la Foto Gallery en Nueva York. Pero entre esos libros que hizo, llámense Enciclopedia Oxford de Latinos y Latinas en las Artes Norteamericanas, La Caída de los Párpados, Nuyoricans Fuera de Focos o La Evidencia de las Cosas no Vistas, no figura Mango Mambo, la obra que nos incumbe. 

Quizás porque se trata de un catálogo más que de un libro común y corriente. Y es catálogo de la exposición Mango Mambo que en 1987 realizó la Galería Luigi Marrozzinni de San Juan con el apoyo del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Tuvo una edición limitada de 1.700 ejemplares, 300 de los cuales incluyeron pruebas fotográficas firmadas por algunos de los músicos retratados: Gilberto Monroig, Lucecita Benítez, Nydia Caro, Rubén Blades, Ruth Fernández o Tito Puente.

Y ahí está el quid del libro. Adál cogió a una serie de artistas, los sacó de su hábitat natural (llámese escenario, casa, estudio) e hizo de ellos unas pinturas que parecen sacadas del renacimiento. Son fotografías en blanco y negro, pero parecen oleos. Es curioso el arte. Sublimamos una pintura cuando parece una foto y admiramos una foto cuando parece una pintura. Adál era, sin duda, un gran artista.

Dice el prologuista Edgardo Rodríguez Juliá (nadie mejor que él, desde luego, para hablar de Adál, aunque a veces desdeña el pop y sólo acepta folclore nacionalista), que la maestría de Adál elimina el hábitat, ese trasfondo-contorno del sujeto, y prefiere un backdrop bastante neutro, atrás dejando el calvinismo misántropo de (Richard) Avedon, ese hiperespacio que transforma las categorías del éxito y la fama en una iconografía sagrada de la personalidad como reciedumbre

La obra tiene un epílogo a cargo de Tite Curet Alonso, sin tantas florituras como Rodríguez Juliá, pero con igual exaltación: El lente de Adál los captó para suplir nuestra necesidad de tener un muestrario fehaciente, lo más cercano a lo vivo de ellos. Las llamadas figuras grandes, marcadores del paso o la tendencia a seguir, están presentes en esta publicación que abarca elementos de varios países como fuentes de personalidades cimeras en el campo musical latino-antillano, indudablemente.

¿Y quiénes son? Muchos. Entre ellos, Celia Cruz sin maquillaje, Mario Bauzá sin adornos, Cheo Feliciano pura pureza, Joe Cuba con partitura (Ariñañara), Willie Colón con y sin flugelhorn, Frankie Dante sin ropa. A pesar del cool neoyorquino de Frankie, esa imagen es pura Capilla-Sixtina, dice el prologuista. Yo pensaría más bien que es el cool lo que hace sobresalir con su mirada al chico rebelde de la salsa.

Lo cierto es el catálogo-libro Mango Mambo es una joya bibliográfica en Colección Gladys Palmera, porque es un rara avis en cualquier biblioteca y porque allí están retratados los grandes maestros de la música afro-latina en todo su esplendor y al natural, expresando con gestos, poses y miradas lo que verdaderamente eran: artistas.


(José Arteaga)