El corrido popular mexicano
Descripción:
No era, no fue mexicano, pero fue México el país al que arribó en definitiva. Un país que buscó a muchísimos refugiados republicanos en la frontera francesa cuando al término de la Guerra Civil Española miles salieron hacia ese vecino país europeo buscando resguardo. Hasta esas fronteras llegó la solidaridad de México. Álvaro Custodio Muñóz era republicano y refugiado. Desde su nacimiento en 1912, e infancia en una familia con posibilidades de desarrollo, Álvaro se había inclinado generosamente por el teatro, llegando a ser dirigido por Federico García Lorca. También había estudiado derecho en las aulas universitarias. Custodio no salió desde Francia directamente a México sino a la República Dominicana, y de Quisqueya saltó a Cuba. Sólo en 1944, cinco años después de su salida de España arribaría a México donde desarrolló un trabajo cinematográfico, y sobre todo teatral, altamente reseñado en las crónicas culturales de esa nación. Retornaría a su tierra natal en 1979 para residenciarse en Madrid y seguir en su actividad teatral y creadora, muy exitosa, por cierto. Sin embargo, justo es decir que fue en México donde Álvaro Custodio Muñóz desarrolló un buen trabajo como ensayista. En 1996 dio a conocer Lope, Calderón y Shakespeare: comparación de estilos dramáticos. También en 1969 publicó Los forjadores del mundo moderno, centrado en lo teatral y cinematográfico. Es en 1976, al margen de esta vinculación constante al ámbito teatral, cuando publica su ensayo El corrido popular mexicano (Gijón. Ediciones Júcar, 1976), que es el que nos atrapa en la Colección de Libros de Gladys Palmera.
Los editores de esta obra la vinculan a ciertos romances populares castellanos. Y claro que el corrido mexicano es una suerte de “gacetilla poética”, como lo definen los editores de la obra. Gacetilla que no era única en América, pues el vallenato en Colombia y pasajes copleros del joropo de Venezuela y Colombia, así como ciertos aires argentinos, cumplían el mismo cometido: contar pasajes, hacer críticas y establecer demandas de la comunidad, de la sociedad. Eran los periódicos de entonces, los que contaban lo que había pasado en la Feria de las Flores.
Los romances y los corridos, sobre todo a partir de 1910, con la Revolución que se producía en ese año, animaron una producción única del género que acá estudia y analiza Álvaro Custodio.
Pancho Villa, Francisco Madero, Emiliano Zapata, Victoriano Huerta, Porfirio Díaz, protagonistas en la historia y en la música de México quedan reflejados acá.
Custodio en este libro, además del análisis hace una lista, y la divide, de corridos mexicanos: históricos, revolucionarios, de fusilamientos, amorosos, bandoleros, de maldiciones, de machismos, de sucesos, caballos, y en fin todo lo imaginable en un corrido de México.
No fue la única obra de Álvaro Custodio en honor a México y su historia, pero ésta, vinculada a la música popular de ese país se convirtió en referencial para su tiempo.