Este impulso tiene mucho que ver con lo sexual, de hecho existen tipologías vampíricas según la clase de atracción que persiga el vampiro. Fuera de todo cálculo, a las vampiras sexuales se las denomina súcubos y a ellos íncubus. Pero no crean que esta clasificación solo atañe a seres misteriosos, existe una filia que está relacionada con el placentero disfrute de los mordiscos de amor (love bites, en inglés). Y aquí se mezclan dos armas letales: estarían los que disfrutan con la visión del líquido carmesí de su pareja sexual y también los que vampirizan las energías vertidas tras el orgasmo. Cualquiera de las dos pasiones incontinentes tiene como imagen al vampiro, ya sea por la sangre como por la acción de apoderarse del vigor ajeno.
Como siempre advertimos de la perversión antes de que den por cumplido su deseo. Han llegado aquí por su propio pie, lo que a continuación les espera es terroríficamente placentero.
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