Para cuando salió ‘Triángulo de Amor Bizarro’ en 2007, el debut homónimo del grupo gallego que hoy podemos calificar como uno de los más influyentes del pop contemporáneo en español, la escena independiente estaba en ebullición. Si desde Nueva York bandas como The Strokes e Interpol habían renovado los códigos estéticos de la juventud con su adaptación del rock anglosajón (Velvet Underground, Suicide, The Cure), en España una nueva camada de bandas con nombres imposibles había puesto patas arriba la herencia de la explosión indie noventera.

No había demasiadas cosas que unieran a Nudozurdo, Manos de Topo, Los Punsetes, El Columpio Asesino, Fasenuova, Pony Bravo, Klaus & Kinski y Guadalupe Plata más allá de su inquebrantable voluntad a la hora de renovar el discurso y el sonido de la generación que les precedía. Entre todas ellas Triángulo de Amor Bizarro destacó por la profundidad surreal de las letras, cargadas de rabia y emoción, por unos directos tan apabullantes como una guerra nuclear violenta, divertida y sudorosa, y al fin por esa originalidad en las melodías amplificada por la voz de Isa y la tremenda batería-apisonadora.

Fui el primero que se olvidó de ellos a partir del excelente ‘Victoria mística’ (2013). De una forma inconsciente me fui alejando de todos esos grupos que marcaron mi paso de la adolescencia a la época de la universidad y los primeros trabajos. Vinculaba toda esa escena con una parte de mi pasado llena de hallazgos vitales, noches locas e interminables y experiencias nuevas: un tiempo que ya pasó. Hasta que he escuchado ‘Ruptura’ y he vuelto a sentir ese chute de energía que 13 años antes me aportaran temas suyos como ‘El fantasma de la Transición’.

No parece casual que el grupo vuelva ahora a reivindicar su nombre en el título del disco. Este trabajo es un puñetazo encima de la mesa para reclamar su vigencia. Y vaya si lo consigue: en ‘Ruptura’ y ‘Fukushima’ muestra su capacidad para sonar actual, prescindir de las guitarras y apostar por la electrónica. En ‘No eres tú’ vuelve a explotar las armas que le hicieron único (la voz, las melodías) y en ‘Vigilantes del espejo’, el tema más pegadizo del conjunto, recupera su gusto por el rock guitarrero en español. Larga vida a Triángulo de Amor Bizarro.