MERICHANE es su Caja de Pandora, donde la de Úbeda suelta todos los males que la han golpeado durante su vida convirtiéndose en el blanco del odio ajeno sin apenas lograr responder nada. “Yo estaba ahí en las oficinas de Universal tragando sermones sobre mi gran potencial”, dice mientras enumera situaciones reales y traumáticas aireando las sesiones con su psicóloga. Este proyecto surgió al principio de la pandemia, en un periodo de depresión de la artista que la impulsó a confrontar sus demonios.
El gran talento de Zahara, además de su tremendo gancho pop en las melodías, es su habilidad como letrista: convierte lo cotidiano con apariencia liviana en algo revelador y profundo. Este disco es un grito contra el machismo, pero también contra el concepto católico del pecado, ese sentimiento de culpa que hemos heredado en una sociedad como la española que se supone laica pero sigue permeada por la sombra de la religión que marcó la vida de nuestros abuelos (al menos los de ella, que nació en el 83).
PUTA ya es el disco más importante en la carrera de Zahara, una de las artistas más creativas de su generación, siempre reinventándose a cada paso. El camino que ha recorrido desde La Fabulosa Historia de… (aquel debut desdibujado y orquestado por la multinacional que la fichó en 2009) hasta la actualidad, conquistando entre tanto su independencia y el reconocimiento, es gigantesco. Hoy Zahara (acompañada por su fiel escudero a la producción, Martí Perarnau) ocupa un lugar propio en el ecosistema de la música moderna.
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