Un programa de Álex García
Orquesta Akokán
La Orquesta Akokán regresa con su nueva grabación que se llevó a cabo en los famosos Estudios Egrem. Diez composiciones originales que demuestran el talento de sus tres directores con sus talentos complementarios. El vocalista y compositor José “Pepito” Gómez, Jacob Plasse y Michael Eckroth, aclamado compositor, pianista y arreglista.
Para grabar 16 Rayos, los integrantes de Orquesta Akokán se volvieron a reunir en La Habana, pero no con la intención de repetir las fórmulas del primer álbum sino con otro enfoque forjado en un ciclo intenso de actuaciones y giras. Esa conversación que había comenzado tres años antes en los Estudios Areito, ya había madurado y floreció en un diálogo fácil e íntimo entre buenos amigos. Ahora en los Estudios Egrem, fue el marco de una expresión libre completa plena en la cual los músicos pudieron correr el riesgo y expresarse más allá de lo que hubiera sido sus zonas musicales de confort. Inmersos en este sentido de posibilidades, el conjunto sigue explorando la rica paleta de los ritmos y el repertorio de la isla, extendiendo los límites de las convenciones musicales y alimentándose de las tradiciones folklóricas y religiosas que normalmente no se reflejan con tanta fidelidad en la música popular. Al construir sobre la visión disonante y casi avant-garde del mambo de Pérez Prado, y al mismo tiempo hacer hincapié en el subtexto lucumi de los ritmos cubanos y estilos, 16 Rayos irradia un éxtasis espiritual y seglar a la vez.
Para grabar 16 Rayos, los integrantes de Orquesta Akokán se volvieron a reunir en La Habana, pero no con la intención de repetir las fórmulas del primer álbum sino con otro enfoque forjado en un ciclo intenso de actuaciones y giras. Esa conversación que había comenzado tres años antes en los Estudios Areito, ya había madurado y floreció en un diálogo fácil e íntimo entre buenos amigos. Ahora en los Estudios Egrem, fue el marco de una expresión libre completa plena en la cual los músicos pudieron correr el riesgo y expresarse más allá de lo que hubiera sido sus zonas musicales de confort. Inmersos en este sentido de posibilidades, el conjunto sigue explorando la rica paleta de los ritmos y el repertorio de la isla, extendiendo los límites de las convenciones musicales y alimentándose de las tradiciones folklóricas y religiosas que normalmente no se reflejan con tanta fidelidad en la música popular. Al construir sobre la visión disonante y casi avant-garde del mambo de Pérez Prado, y al mismo tiempo hacer hincapié en el subtexto lucumi de los ritmos cubanos y estilos, 16 Rayos irradia un éxtasis espiritual y seglar a la vez.
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