Cincuenta años después del éxito global de “(Sentado en) el muelle de la bahía”, se edita un disco conmemorativo: Dock of the bay sessions, con doce temas grabados por Otis entre septiembre y noviembre de 1967.
En realidad, la colección no está completa: hay piezas registradas en ese periodo que no aparecen aquí. Ocurrió que Otis estaba ansioso por volver al estudio: en octubre había sido operado de pólipos y quería evidenciar que su voz estaba perfecta. Además, se había esmerado en juntar abundantes canciones originales, en cuya elaboración había participado; generalmente, Otis pedía ayuda para las letras, a las que prestaba una renovada atención.
Sobre todo, Redding tenía urgencia por plasmar “(Sittin’ on) the dock of the bay”, una composición reflexiva escrita mientras se alojaba en una casa-barco en Sausalito, frente a la bahía de San Francisco. Musicalmente, era diferente de todo lo había hecho antes, tal vez fruto de la escucha asombrada del Sgt. Pepper.
“(Sittin’ on) the dock of the bay” no estaba acabada: dicen testigos que el famoso silbido fue una solución temporal para disimular la ausencia de unos versos finales. Pero Redding no pudo terminarla: se mató el 10 de diciembre, junto con la mayor parte de su banda, los Bar-Kays. Su socio, el guitarrista Steve Cropper, tuvo que rematar la grabación y tragarse la amargura: aunque atípica, resultaría la canción más universal de Otis Redding.
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