Iniciamos este periplo donde lo afro es el gran protagonista con el icónico Grupo Folklórico Experimental Nuevayorquino, formado originalmente en 1974 con el nombre de Conjunto Anabacoa por los hermanos Andy y Jerry González, bastándole solo dos producciones para ofrecernos tanta riqueza y una visión distinta de la música a lo ofrecido por el movimiento salsero a mediados de los 70’s.
Seguimos con otra agrupación que se distinguió durante los intensos años 70 por su concepto sui-generis… OCHO de Ira J. Roberts Jr, Chico Mendoza, vibrafonista, multi-instrumentalista, compositor, arreglista y líder que desarrolló un concepto progresivo y de avanzada con este colectivo, lanzando entre 1972 a 1976, cuatro producciones que contrastaban con lo realizado por la industria musical salsera dominada por el sello Fania.
Nos vamos a Puerto Rico, tierra que también nos dio iniciando los 80 agrupaciones con sentido de riesgo como Batacumbele y Zaperoco. Estas asumieron con toda fuerza la influencia musical cubana contemporánea, teniendo como base el songo creado de Juan Formell, mezclándolo con la MPB, el jazz y lo típico puertorriqueño, constituyéndose en una posibilidad alterna a la salsa de estilo bailable que ya primaba para ese tiempo.
Sudamérica se hace presente con Guaco, la súper banda de Venezuela que se inició como un conjunto tradicional de gaita zuliana en los años 60 y que en el transcurso del tiempo tuvo un interesante proceso de evolución que enriqueció su propuesta musical, convirtiéndose en una constante expresión de fusión de lo latino, con otros géneros y movimientos musicales como el funk, lo afro venezolano, el rock, el jazz, el pop y claro, la salsa.
Perú tuvo también un colectivo de concepto progresivo y arriesgado… su nombre Black Sugar, que durante los 70 propuso una musicalidad distinta a lo que se desarrollaba en tierra inca. La banda formada en 1970 por virtuosos instrumentistas, es considerada como una de las pioneras en Latinoamérica uniendo funk, afrolatino, rock y jazz.
Cerrando esta playlist, tres gigantes de la música nos invitan a disfrutar de sus enérgicas y renovadoras propuestas: Cortijo & His Time Machine, visión futurista que tuvo Don Rafael Cortijo de los ritmos típicos de Puerto Rico. Sensacional producción de 1974 para Coco Records, que a la sazón de las anteriores, mezcla la música típica boricua con elementos de jazz, funk y MPB, alcanzando su nivel más innovador dando otro matiz a lo hecho por la salsa. Israel López Cachao también nos brindó una joya con la producción Cachao Dos (Salsoul, 1976) y que tuvo como protagonistas a los trombonistas más importantes en la historia de la Salsa: Barry Rogers y José Rodrigues. Otro exponente del toque del tambor y defensor de lo percusivo fue Carlos Patato Valdés que en toda su obra reflejó ese sentir tan afro que lo caracterizó y clara muestra de ello es esta pieza incluida en el LP Ready For Freddy (LP Ventures, 1976), teniendo como respaldo a Julito Collazo, Mario Muñoz Papaíto, Virgilio Martí y Orestes Vilató.
Tal como iniciamos, cerramos con el segundo álbum del GFEN, Lo Dice Todo (Salsoul 1976), y la magistral y mística versión del clásico Corta El Bonche, con arreglo de total avanzada por cuenta de Bobby Paunetto, destacando en la parte vocal Willie García, solo de piano de Oscar Hernández y de timbal de Manny Oquendo (su solo es siempre digno de estudio); y en la flauta otro gigante, Don Gonzalo Fernández. Una obra maestra.
Década del 70, en Nueva York la salsa se consolidaba como gran movimiento e industria, pero existió una historia paralela y rica en matices, experimentación y aportes, gracias a la “osadía” de instrumentistas y dueños de disqueras paralelas a las grandes; una contracorriente que permitió exponer la existencia de otros caminos y opciones musicales, tan igual en calidad e innovación como lo hecho por la industria imperante. Afrosimbiosis al por mayor ….. La otra salsa.
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