Te confieso que me ha gustado que me citases en plena vacación para recuperar nuestras batallas, que nos mantuvieron abrazados en la distancia durante la cuarentena. Ahora, te doy por saco yo, y te propongo que intentemos proyectar cuáles pueden ser las nuevas tendencias musicales del futuro. Yo seleccioné desde neo-pasos-dobles a post-rock cósmico, reggaetón arty, canción folk-punk-funk, narcocorridos de la Generación Z o boleros envenenados.
Alegato José Fajardo:
Qué gran idea tuviste, Alan. No hay mejor momento que este agosto tan raro, cuando las pistas de baile están clausuradas por la pandemia, para imaginar a través de esta batalla cómo será la música que sonará en las discotecas del futuro. Dices que tú sueñas con canciones donde la tradición se mezcla con un prisma visionario y el mainstream se confunde con lo experimental. Déjame que te diga con lo que yo sueño estos días de verano suspendido. Sueño con bailar en el Carnaval de Barranquilla al son de Monosóniko Champetúo. Sueño con colonizar otros planetas en la nave del techno de Cora Novoa. Sueño con agitar la corteza del cerebro con el reggaetón mental de Kelman Duran y Kamixlo. Sueño con leer en la playa los haikus musicados de Skeptic Música. Sueño con destrozarme las rodillas con los ritmos dislocados desde el underground luso de Branko y Nídia. Sueño con conocer las culturas ancestrales del Caribe junto a Lido Pimienta. Sueño con salir de fiesta en 3020 con Lalo Ebratt hasta terminar vomitando flow. Y sueño con asistir a la reinvención la música cubana juvenil de la mano de Wampi. ¿Qué me dices, te apuntas y soñamos juntos?
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