Cada generación tiene, por ende, soberbios ejecutantes y en esta playlist hay algunos de los talentos más recientes que han continuado una saga o una escuela de música. Es el caso de Carlos Vásquez, quien interpreta con su tiple un bambuco de otro gran tiplista, Lucas Saboya, El Arenoso. Y es el caso de Christian Nieves, quien viene de una larga tradición familiar de músicos puertorriqueños. ¿Pero están todos los que son y son todos los que están? Pues no. Cada día nacen nuevos talentos, está claro, y esto lo vemos en casa como el de Sleepy Man, un trío de hermanos de Nueva Jersey, especializado en bluegrass. O en Luciel Izumi Espinoza, charanguista boliviana, que le ha dado un sentido nuevo a un instrumento andino ancestral.
Se combinan también aquí las nuevas creaciones con los estándares. Juan Sebastián Vera, uno de los impulsores del papel de la bandola en la música colombiana, hace un cover del clásico de salsa Canela, de César Mora. El increíble Jorge Glem, quien no podía faltar con su cuatro llanero, hace otro cover, esta vez de Sting, con Stringwise.
Disfruten de cada interpretación y tengan en cuenta el enorme grado de dificultad de cada uno, pues son muy diferentes entre si. El cuatro puertorriqueño tiene cinco cuerdas dobles, al igual que el charango, pero en nada se parecen.
El cuatro venezolano tiene 4 cuerdas simples, siendo este más parecido al cavaquinho y al ukelele, aunque con afinación diferente y tipos de cuerdas distintos. El tres tiene 3 cuerdas dobles; la mandolina, 4 cuerdas dobles; el tiple tiene 12 cuerdas, al igual que la bandola andina. Hay diez clases de requintos, y hemos escogido para este caso el tipo peruano que tiene diez cuerdas, pero en manos de un ecuatoriano. El banjo varía de 4 a 10 cuerdas, mientras que el sitar puede pasar de 11 a 19, y la hora de 20 a 21. En el otro extremo está el laúd shamisen con apenas 2.
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