En 2015 mi sueño se hizo realidad: me convertí en una mujer sonidera al participar en el concurso Sonidera que se realizó en el Salón Ramones, en el Estado de México. Ahí obtuve el segundo lugar como voz sonidera y fue cuando nació Solsalsita. A partir de ese día comenzaron a invitarme a participar en las transmisiones de páginas sonideras de renombre, así como a eventos importantes en salones de baile como el Caribe, el Candela y el histórico Tropicana, en la Plaza Garibaldi.
Mi nombre de sonidera, Solsalsita, está basado en mi nombre real, Marisol, y en la música que más me inspira tocar, la salsa. Tengo alrededor de 25 años trabajando en la cultura sonidera, primero como bailarina y después con seis años de trayectoria como sonidera, animando las mejores fiestas. Sin embargo esto no ha sido fácil, pues en el ambiente sonidero la gente está acostumbrada a ver y escuchar en la cabina a los hombres, por lo que las mujeres hemos tenido que trabajar muy duro para que nos acepten. Estudiamos mucho sobre música, lo que nos ayuda a mantener un estilo propio y que nuestros seguidores nos identifiquen. A mí en particular me gusta la época de oro de los sonidos en México, y sigo tocando y bailando esa música para que no se pierda y continúe vigente, a la par que me retroalimento con las nuevas propuestas para estar a la vanguardia.
En la cultura sonidera tenemos todo tipo de público: desde aquel al que no le importa en qué formato toques su canción favorita, lo que le interesa es bailar y disfrutar; hasta otro muy exigente, que gusta de la música en su formato original, los discos de vinilo, como la tocaban los sonideros en sus inicios. Que las personas se fijen en ese detalle me llena de alegría, ya que a mí me gusta tocar con discos y tengo algunos con mis temas favoritos que, aunque pasen los años, nunca pasarán de moda.
Actualmente pertenezco a dos colectivos: Musas Sonideras y Mujeres Vinileras, donde comparto mis experiencias y mi música. Me siento muy satisfecha con lo que he logrado como sonidera y el intercambio mutuo que he logrado con todos los que están involucrados en esta cultura me ha permitido entender qué ocurre alrededor de la música de manera social. Gracias a ello he podido tocar en espacios como el Museo del Chopo, el Centro Cultural de España, el Museo Ex Teresa, la explanada de Los Pinos y en las de las diferentes alcaldías de la Ciudad de México. Por eso estoy agradecida con las personas que me han apoyado, principalmente Marisol Mendoza Gómez, "La Musa Mayor", y el recientemente fallecido Ricardo Mendoza, el gran Sonido Duende.
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