Natalie Merchant: El desconsuelo cálido y certero
Natalie Merchant, surgió como cantante y compositora del grupo 10.000 Maniacs.
Natalie Merchant, surgió como cantante y compositora del grupo 10.000 Maniacs. A los 16 años se subió a un escenario y dice que fue una educación maravillosa: “no tenía ni idea de escribir ni de actuar y nada de lo que he hecho después sería posible sin ese aprendizaje.”
Como no sabía que cantar, sacó de su bolso un libro de la clase de sociales y lo cantó. Sus improvisaciones de letras hicieron de ella un ídolo, a menudo improvisaba letras y usaba palabras como simples sonidos, sin respetar su significado.
Siempre ha demostrado hallarse bien entre los instrumentos susurrantes que la acompañan: una viola, un piano y una casi imperceptible guitarra acústica son soporte para su voz, así como el piano y la guitarra que ella misma toca. Y si se le pregunta, afirma que su mayor problema son sus insomnios.
Nació un otoño – una estación parecida a su voz- en Nueva York, y tiene raíces italianas e irlandesas. Tras una gira con el grupo regreso con una enfermedad difícil, lo que la hizo retirarse por un tiempo. En lugar de lamentarse, se dedicó a cuidar niños en Harlem, y regresó en solitario con autoridad y éxito demostrando que el sufrimiento enseña.
Cuando se separó del grupo firmó con Elektra, la banda cayó y sin embargo a ella la experiencia le sirvió para que uno de los temas principales del álbum, Tigerlily la convirtiera en una de las grandes de la década de 1990.
Natalie Merchant siempre, incluso hablando, aparece con la dulzura con la que canta pero puede ser implacable. Es una artista completa con P (de poesía) en mayúscula y, además de los poetas, las actrices y las mujeres le sirven de soporte conceptual. Dice admirar a una autora clave de la música norteamericana como Patti Smith, de la que hace una versión maravillosa de Because the night.
Los últimos 20 años los ha pasado desvinculándose del mundo del rock’n’roll, tomando prestadas influencias de la poesía clásica, canciones infantiles, sonetos shakesperianos, folk e incluso músicas balcánicas o sonido cajun.
Natalie Merchant suena como si la emoción no estuviera en otro lugar que en la calma. Con una voz excepcional que mejora disco a disco, lo mismo se rebela ante el sinsentido de las catástrofes naturales Go Dow y, Moses, que canta a pioneras capaces de serlo sin miedos. Lulu está inspirada en Louise Brooks.
Soul, góspel, rock, jazz y folk todo le sirve para hablar de la vida desde un estado de comprensión que solamente proporciona cierto grado de experiencia. Merchant la tiene, su pasión por los libros sus meditaciones, hacen de ella una artista total. En nuestro país a los 40 años conoció a su pareja, un fotógrafo andaluz, padre de su hija y del que se encuentra separada. Abandonó la música muchos años para dedicarse a ser madre una experiencia que fue según ella “una epifanía”.
Su primer álbum Tigerlily (1995) tuvo tres éxitos en las listas Top 40: Carnival, Jealousy y Wonder. En 1998 grabó Ophelia y al año siguiente Live in Concert. Es una artista atípica, que aparece desnuda de maquillaje y se esconde tras las teclas del piano para casi todas sus canciones. Además destaca por su activismo social en temas como los derechos de los animales, la falta de vivienda y el abuso doméstico.
En sus últimas apariciones, se disculpa por “las cosas locas que pasan sobre el océano“, dedicando sus canciones a la “avaricia desenfrenada, el odio, la intolerancia y la xenofobia” de Donald Trump. Un hombre al que la creatividad americana le niega con rabia.
Merchant demuestra que todo en ella es poético, incluso las quejas. Su indie pop ha llegado a la madurez y es impresionante escucharla y verla en conciertos. Sus canciones inspiradas en autores como Graves o E.E. Cummings demuestran que el talento se trabaja y que a los 53 años, puede estar en su apogeo.
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Me encanta esa mujer tanto en el grupo como en solitario, tiene una voz increible y el talento de una gran compositora, ojala la pudieramos ver por Barcelona alguna vez