Laurie Anderson y la perra Lolabelle
Laurie Anderson está siempre conectando lo banal con lo profundo.
Laurie Anderson es un mujer que inventa instrumentos musicales pero sobre todo es una contadora de historias. Es una de las grandes de la música contemporánea. Su carrera está repleta de reflexiones filosóficas, enseñanzas tibetanas, imágenes de infancia, obras pictóricas y música.
Con todo ello ha creado Heart of a Dog el ensayo fílmico con el que la veterana artista multidisciplinar se presentó en el pasado 13 de septiembre en el Festival de Venecia. “Es una película sobre el amor”, destacó con su voz pausada la estadounidense de 68 años sobre este documental en el que planea la muerte.
Laurie cantaba ya hace años «porque cuando el amor se ha ido, siempre queda la justicia / y cuando la justicia se ha ido, siempre queda la fuerza / y cuando la fuerza se ha ido, siempre queda una madre».
La película trata de la pérdida de su perro, aunque también implícitamente sobre otras muertes. Heart of a dog se convierte en manifestación crítica del arte de la narración, y con maestría hace sentir los efluvios del azar en la vida cotidiana, que pueden engañar tanto como iluminar. No menciona sin embargo la muerte de su marido, el músico Lou Reed, que sí aparece en unas cálidas imágenes personales. “Lou está en la película de muchas formas, como parte importante de muchas historias”, dijo.
Juntos han dado conciertos inolvidables. Después de décadas de hacer música de vanguardia y experimental, en algunos momentos poco apreciada y entendida, Lou Reed y Laurie Anderson decidieron renunciar a la comprensión humana. La pareja dio un concierto titulado Música para perros, un “concierto de alta frecuencia” en el que pusieron un catering exclusivamente para el mejor amigo del hombre. Obama pidió verlo.
En un mismo año Laurie Anderson sufrió tres grandes pérdidas, la muerte de Lou Reed, la de su madre y la de su perro Lolabelle. Los tres formaban una muy musical familia.
Los perros se han convertido claramente en el mejor amigo de los hombres. Laurie Anderson ha tejido una marea de historias personales, repleta de ideas y riffs visuales-musicales más accesibles que otras de sus historias, pero no menos singular y filosófica.
En uno de los pasajes más encantadores, se describe cómo Lolabelle, quien se quedó ciego en sus últimos años, comenzó a tomar clases de piano con un teclado especial; finalmente, se destacó lo suficiente con su arte para dar su propio concierto, y sus ganancias beneficiaron a los animales necesitados. No menos de seis artistas caninos – incluyendo Lolabelle, tres terriers más, un pastor alemán y un caniche están en el casting de la película que será una de las más esperadas este invierno.
Laurie Anderson está siempre conectando lo banal con lo profundo. Su slogan en los años 2000 era “Si ves algo, di algo”. Y ella dice muchas cosas.
Por esto y porque amo a los perros Laurie está en mi santoral.