Raúl Alberto Peralta, tal como reza su DNI, descubrió sus dotes musicales casi por casualidad cuando siendo adolescente acompañó a un amigo a una prueba en un conservatorio y un profesor que lo oyó hablar quedó tan maravillado con su voz que fue hasta la casa del joven a convencer a la madre que lo envíe a estudiar canto (años después un médico otorrino le dijo que en lugar de cuerdas vocales, él tenía sogas). A partir de allí, con tan solo quince años, comenzó una carrera como cantante que luego se ampliaría con la actuación en cine, teatro y televisión. Al recordar el impacto de Piazzolla en su vida, Lavié señala que: la primera vez que lo escuché me partió la cabeza y dije: “esta es la música que debo cantar”. Yo hasta ese momento cantaba los temas clásicos del tango que eran los que poblaban las radios de aquellas épocas. Y a pesar de que reconoce que trabajar con Piazzolla era muy exigente también lo recuerda como un hombre muy cálido y querible. Íbamos mucho a comer juntos, sobre todo en Japón, cuando nadie quería ir con él y eso hizo que nos ligara una particular afinidad que nos llevó a ser compinches.