Residente en la montaña
Desde Pirineos Sur las propuestas más refrescantes de la escena musical. La Orquesta Mendoza, Ile y Residente
Los contadores de conciertos solemos fiarnos lo justo de las narraciones ajenas. Así que cuando llegas a la montaña y preguntas cómo ha ido la cosa hay que desbrozar a personas y personajes. Es el caso de Diego El Cigala que abrió el festival de la mano de su disco Indestructible. Todos coinciden en que la noche anterior había estado en Huesca en una “presunta farra” que pudo afectarle las cuerdas vocales. El relato del concierto difiere entre el supuesto “salsicidio” a don “Juanito Alimaña” descrito por mi compadre Gonzalo de la Figuera al “estuvo en su línea” del director del festival Luis Lles.
Créditos: Orquesta Mendoza © Javier Blasco
Donde no hay discusiones es en la soberbia propuesta de la Orquesta Mendoza. La banda de Tucson (Arizona) presentó sus nuevas grabaciones entre las que se encuentra la celebrada versión de Caramelos en un trasvase de rumba, guaracha y mambo. Aunque la canción original es americana, su enganche es a partir de la versión de los Amaya. Ya saben, otra historia con muchas idas y vueltas. Vuelven en otoño con Calexico.
Créditos: iLe © Javier Blasco
El segundo fin de semana del festival arrancó con negros nubarrones y previsión de lluvia para los concierto de Residente y de su hermana iLe que presentaba disco y banda. Se quedó una noche refrescante pero sin lluvia después de que el operativo del festival secara la tarima del escenario flotante. iLe lleva una banda grande para hacer boleros y eso la sitúa en las antípodas de la música de Residente. Se mueve con soltura en el fuego lento de las canciones que escribió su abuela arropada por unos músicos que adornan cada nota hasta el lujo.
Residente más allá de la calle 13
Estábamos avisados de que la propuesta del rapero de Calle 13 tenía todos las cartas para ser el directo del verano. Todas las bandas tienen fecha de caducidad, se puede disimular, se puede ser un Rolling Stone pero lo que nos cuenta la historia del rock es que hay que aprovechar los momentos de esplendor creativo que la cosa no siempre dura. Y Residente vive “el momento” de su carrera. Un discazo que se complementa con un directo abrasador. Desde el minuto uno al último bis y en eso nos recuerda la complicidad de bandas como Mano Negra antes de reventar en Colombia.
Residente ha aprendido a hablar lo justo y a cantar mejor, Y las nuevas canciones suenan como un tiro al lado de las conocidas de Calle 13. Así Somos anormales suena como un cañón y El aguante mantiene el tipo. Dagomas en Tamale contiene estribillos consecutivos muy estimulantes Aquí no hay caviar, aquí hay maíz que crece hasta Para qué queremos radios si aquí hay tambores. Ya saben que Residente se hizo un análisis de ADN que dibujó el mapa de su viaje en solitario con una banda que ha conseguido que funcione como un solo hombre y así el megaéxito de Calle 13, el lujurioso Atreveté suena a ritmo, casi, de rockabilly. Apenas quedan rastros de cumbia y reggaetón cuando se baila a cámara lenta.
Si una semana antes en Cartagena daba la impresión de que se habían quedado sin tiempo para acabar con un gran final. En Pirineos no se quedaron con nada en los bolsillos. Tremenda banda.