Amante del vinilo Nº3, Aymée Nuviola
La carismática artista cubana Aymée Nuviola comparte con nosotros sus diez vinilos favoritos de todos los tiempos. Un viaje surcando los cielos de dos continentes.
“Soñar no se paga”, pero ¡cuánto pagaría yo! para que la divina y simpática Aymée Nuviola publicara uno de sus álbumes en vinilo. Motivos no faltarían. Por ejemplo, la publicación de su última producción, Bonche. O el décimo aniversario de la grabación de Regreso a La Habana, que coincide con el centenario del nacimiento de Celia Cruz, homenajeada en este disco. El aterciopelado sonido del vinilo también propulsaría a otra dimensión algunas de sus brillantes colaboraciones jazzísticas con el maestro Gonzalo Rubalcaba.
Y sabemos que no es nada imposible; Aymée ama el vinilo y su magia nostálgica. Su primera grabación, con su hermana Lourdes, se plasmó en vinilo en 1983, en un recopilatorio del Concurso Adolfo Guzmán de 1983. Solo tenía diez años. De 1985 a 1990 su voz se escucha en otros vinilos cubanos de Irakere, Todos Estrellas de José Luis Cortés (pre NG) y Pachito Alonso. Y ahora comparte con nosotros sus diez vinilos favoritos de todos los tiempos. Un viaje surcando los cielos de Cuba a Brasil, pasando por Estados Unidos y España.
1. Margarita Royero y su Grupo – Margarita Royero y su Grupo

(Panart, LD-3110. Cuba, circa 1960)
Margarita Royero sustituyó a Doris de la Torre en Los Armónicos del pianista Felipe Dulzaides. Cuando este fue encarcelado por el gobierno de Fidel Castro por supuestamente colaborar con la contrarrevolución, lo reemplazó Paquito Hechevarría y Los Armónicos pasaron a ser, durante un álbum, Margarita Royero y su Grupo. Para Aymée Nuviola, esta grabación de alto vuelo le “ayudó a crear un mundo imaginario y sumergirse en el a través de la música”. Sin dudas un gran disco, también entre los favoritos de Gladys Palmera. Existe dos ediciones: uno con la firma Panart nacionalizada, y otra posterior en el sello estatal Egrem.
2. Soledad Delgado – En plena soledad

(Areíto, LD-3993. Cuba, 1981)
El recuerdo de la música de la pianista y cantante Soledad Delgado acompaña a muchos cubanos en momentos graves de la vida. Para Aymée, este primer álbum de la reina de la descarga le ayudó en una etapa de gran soledad. Seguro que monumentos de la canción cubana y del feeling como En plena soledad o Amigos como siempre también la influenciaron en su manera de interpretar el bolero y la balada. Una grabación asombrosamente bella, con Jorge Aragón en los teclados, Cachaíto en el contrabajo, Frank Bejerano en la batería y Changuito en la percusión.
3. Rubén Blades y Seis del Solar – Buscando América

(Elektra, 60352-1. Estados Unidos, 1984)
El primer álbum de Rubén Blades con la banda Seis del Solar impactó grandemente a Aymée por la manera en la que el artista panameño “conceptualizó la situación de América Latina contando historias”. Algunas canciones como Desapariciones tuvieron dificultades para su difusión en los medios radiales. El padre Antonio y el monaguillo Andrés,basado en el asesinato del arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero en 1980 en la ciudad de San Salvador, fue otro tema de esperanza que causó gran emoción en los defensores de la paz. Una joya musicalmente inclasificable en su momento.
4. Gal Costa – Bem bom

(RCA, 1100025. Brasil, 1985)
Fue con este álbum que Aymée descubrió la gran cantante brasileña Gal Costa. Recuerda en particular el tema Último blues y lo describe como “un derroche de virtuosismo vocal que cambió o influenció su perspectiva interpretativa como cantante”.
5. Al Jarreau – Breakin’ Away

(Warner Bros. Records, BSK 3576. Estados Unidos, 1981)
Este álbum conectó a Aymée Nuviola “con el jazz más contemporáneo y con la capacidad de improvisación de este cantante.” Le dio también “una visión de cómo un cantante puede también hacer función de un instrumento con su propia voz”. Fue un éxito internacional y recibió en 1982 el Grammy del Mejor Álbum de Pop Vocal Masculino. Un clasicazo.
6. Elis Regina y Tom Jobim – Elis & Tom

(Philips, 6349.112. Brasil, 1974)
El disco comunión de dos gigantes de la música popular brasileña. Con este álbum Elis Regina, en la cresta de su carrera, concretizaba su sueño de grabar un disco entero con el gigante Antônio Carlos Jobim, entonces considerado un genio en la escena internacional pero poco valorado en su propio país. Después de más de 50 años, sigue siendo uno de los discos monumentos de la bossa nova. Aymée lo compró durante un viaje al extranjero con el poco dinero de su dieta. Destaca en este “derroche de montañas rusas de emociones” “lo claroscuro de la interpretación vocal de Elis Regina”.
7. Djavan – Lilás

(CBS, 138262. Brasil, 1984)
Sexto álbum de estudio del cantautor brasileño Djavan y su primera incursión en la pop music, con baladas y sambas electrónicas producidas en Los Ángeles por el chileno Erich Bulling. Le hizo ver a Aymée “las esquinas de armonía que no había descubierto, la manera de entretejer la armonía con misterio y cosas inesperadas”.
8. Grupo Irakere – Irakere

(Areíto, LD-4018. Cuba, 1982)
Con pocos años, Aymée tuvo una corazonada con el grupo Irakere sin sospechar que años después sería parte de este proyecto del maestro Chucho Valdés. Le reveló “la fusión magistral entre la música cubana y el jazz, con grandes intérpretes, grandes maestros y grandes instrumentistas” que son Chucho, Óscar Valdés, José Luis Cortés, Carlos Averhoff, Jorge Varona, Carlos del Puerto y Carlos Emilio Morales, entre otros. A la manera del Sergeant Pepper’s Lonely Club Band de los Beatles, aparecen en la portada -magníficamente diseñada por Mayito y Marucha– al lado de dos de sus influencias mayores, Beethoven y Debussy. Un “clásico” hasta para los ojos.
9. Beny Moré y su Orquesta – Pare… que llegó el bárbaro

(Discuba, LPD-501. Cuba, 1958)
Ninguna generación puede escapar de la buena música de Beny Moré y su Orquesta Gigante. De este álbum Aymée destaca el bolero Oh vida de Yáñez y Gómez, que “más que una canción, es una expresión de agobio por llevar una carga. Aunque es una canción hecha a una mujer, Beny Moré expresa ahí su gran capacidad para cantar tanto tanto lo romántico como lo bailable”.
10. Joan Manuel Serrat – El sur también existe

(Ariola, I-207401. España, 1985)
Y como buena amante de la poesía, Aymée cierra su excelente selección con este álbum en el que Serrat adapta en canciones obras de Mario Benedetti. Para ella, “Serrat da una mirada hacia el sur de Latinoamérica, una dimensión diferente a la poesía” del escritor uruguayo. Una interpretación única que la tocó particularmente.
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