Alberto Naranjo

Ese era el caso de Alberto Naranjo, el baterista caraqueño que se había convertido en el principal creador de sonoridades de su país desde finales de los 70. En esos años Naranjo creó el Trabuco Venezolano, la versión patriota de la Puerto Rico All Stars, bajo la idea nominal que un trabuco es un combinado de estrellas en el mundo del béisbol. Naranjo, amante del deporte de la pelota caliente, montó el proyecto con los mejores músicos del país, la mayoría provenientes de grupos de salsa.

José Arteaga, Oye Como Va.

Alberto Naranjo reivindicó a través de su larga trayectoria artística el oficio del arreglista. Cumplió los roles de ejecutante, compositor, director y productor, pero fue en la escritura musical donde logró consolidar sus ideas y establecer una conexión con sus inquietudes y el mundo que lo redeaba. Una radiografía al sonido de El Trabuco Venezolano, su proyecto de mayor trascendencia, cuenta la historia de sus orígenes, su amor por el jazz, el cine y el béisbol.

Sus arreglos son un eslabón entre el pasado, la vanguardia y lo cinematográfico, como él mismo decía: son la sonoridad de un creador. La vena artística le venía de su madre, Graciela Naranjo, una respetada cantante de boleros de los inicios de la radio venezolana.

Vivir rodeado de música y de músicos, compartir incluso la cotidianidad con personajes como el cantante mexicano Género Salinas, quién vivió en su casa hospedado en solidaridad artística por su madre, mientras atravesaba un bache en su carrera, sembraron en Alberto el deseo de pertenecer a ese mundo.

Autodidacta

Su primer empleo lo obtuvo a los 18 años como baterista de la orquesta de Leonardo Pedroza, un grupo tipo big band, con una amplia sección de metales, batería y timbaleta, una característica que implementaría en El Trabuco. Luego trabajó para Chucho Sanoja, Los Melódicos y Porfi Jiménez. En esos años se dio a conocer como un ejecutante solvente en grabaciones; su batería se puede escuchar en rotundos éxitos del hit parade latino como Magia blanca, interpretada por El Trío Venezuela y Mi limón, mi limonero, en la voz de Henry Stephen.

Su empeño permanente de superación lo llevó a interesarse en aprender a escribir música. En ese tiempo muy pocos percusionistas podían leer partituras, casos como el de Tito Puente –compositor, arreglista y líder de banda– de quién Alberto fue admirador, eran excepciones.

A pesar que su formación fue autodidacta, recibió apoyo de Eduardo Cabrera y Aníbal Abreu, arreglistas eméritos. En esta nueva etapa de su carrera emergió un mundo creativo que había estado latente, estimulado por referentes que van desde La Orquesta Casino de la Playa y César Concepción, hasta Debussy, Duke Ellington, Count Basie y The Thad jones and Mel Lewis Orchestra, una agrupación cuya génesis y métodos de trabajo guardan estrecha relación con el enfoque que quiso imprimir a El Trabuco Venezolano.

La orquesta co-liderada por Jones, arreglista y trompeta, y Lewis, baterista –uno de sus héroes musicales– surgió para ensayar y divertirse luego del trabajo tocando arreglos complicados. Naranjo quiso crear así un grupo colectivo con arreglos que  retaran a sus intérpretes, tal vez amodorrados en la comodidad de una rutina que no les suponía un gran esfuerzo. Era importante crear una música urbana que respondiera a la identidad del venezolano y tender un puente con el pasado, basándose en la estructura de las grandes orquestas de baile con las que tocó en su juventud.

El Trabuco surge por esa necesidad que uno tiene de expresarse musicalmente sin las trabas que implica la música que uno hace… Entonces se me ocurre hacer un tipo de proposición musical que no es necesidad mía únicamente, sino de un grupo de gente, y que no hay líderes… A mi no me gusta ser líder. A mi me gustaría trabajar como asesor o como conductor… Pero alguien tiene que asumir una necesidad de estas. Entonces ahí es que yo trato de convocar un poco de gente aquí a nivel de arreglistas y de ejecutantes para que se forme una agrupación que haga lo que el músico quiere realmente.

Alberto Naranjo, entrevista en 1991.

Un proyecto ambicioso

Es posible que haya estado incubando la idea de este proyecto por largo tiempo, mientras trabajaba en canales de televisión, publicidad y acompañando a diversos artistas nacionales y extranjeros. Sin embargo, el impulso definitivo se lo daría el trompetista puertorriqueño Juan Torres, luego del IV Festival de La Canción y La voz en Puerto Rico, en noviembre de 1976.

Para este evento escribió los arreglos de las canciones que interpretó Luis D’ Ubaldo. El jurado lo premió con el primer y segundo lugar como arreglista, mientras que D’ Ubaldo ganó como mejor intérprete. Durante el concurso se hizo amigo de Torres, quién le habló del bajo nivel de las orquestas venezolanas con las que había alternado, por lo cual sus arreglos le resultaban una sorpresa.

Durante los años 70 como producto de la fusión de lo latino con el jazz, el funk y el rock, surgieron propuestas vanguardistas como Irakere. Incluso, las estrellas de Fania fueron un espacio para mostrar las capacidades de sus artistas. ¿Qué pasaba con Venezuela?

Naranjo se sintió retado y motivado a dar una respuesta. Escogió un repertorio y le pidió a su mentor Eduardo Cabrera que escribiera los arreglos. No obstante, pasaba el tiempo y Cabrera no entregaba la música, por lo cual Naranjo se encargó de orquestar el repertorio que a la postre integró el álbum debut de El Trabuco.

El personal era heterogéneo, había músicos de gran trayectoria como Rafael Gallo Velásquez y Leopoldo Pucho Escalante, al lado de los talentosos jóvenes Ricardo Nené Quintero y Felipe Mandingo Rengifo. Los cantantes serían crooners –una extensión de la orquesta–, no protagonistas. El nombre de la agrupación y el diseño de la portada responde a su afición por el béisbol, pues aunque la palabra “trabuco” designa un arma de fuego del siglo XIII, para los venezolanos su significado está estrechamente ligado a los deportes y particularmente al béisbol, donde armar un trabuco significa, hacer un equipo con los mejores jugadores.

El saldo final de su proyecto fue mayor del esperado: varios discos, numerosos conciertos, una plataforma para futuras aventuras musicales, pero fundamentalmente establecer un sonido y una ética de trabajo que permanece como una escuela en músicos y seguidores.

Lo que más me llamó la atención al tratar de reanudar este proyecto (como cinco años después) fue la percepción de la música que tenían los jóvenes. En esa escalera yo me encontré una muchacha de origen chileno que un día me vino a decir que eso había sido uno de los sueños materializados de su vida. Porque ella conocía al Trabuco porque a su papá le gusta mucho el jazz y le gusta la música latina, y habían discos en su casa. Ella tenía esa referencia de algo que había existido, pero ella nunca pensó que eso podía haberse visto en vivo… Eso tiene valor para mi.

Alberto Naranjo, entrevista en 1991.

"El personal era heterogéneo, había músicos de gran trayectoria... al lado de los talentosos jóvenes. Los cantantes serían crooners –una extensión de la orquesta–, no protagonistas".

Playlist

1. El Trabuco Venezolano (canta Carlos Daniel Palacios) - Tres Días
00:00:15
2. El Trabuco Venezolano (canta Moisés Daubeterre) - La Música
00:06:00
3. El Trabuco Venezolano (canta Carlos Daniel Palacios) - Imágenes Latinas
00:12:45
4. El Trabuco Venezolano (canta Ricardo Quintero) - El Hijo del Sonero
00:22:14
5. El Trabuco Venezolano (instrumental) - Alna Blues
00:29:40
6. El Trabuco Venezolano (canta Carlín Rodríguez) - Compadre Pedro Juan
00:34:31
7. El Trabuco Venezolano (canta Ricardo Quintero) - Tiene Saoco
00:38:54
8. El Trabuco Venezolano (canta Carlos Daniel Palacios) - Yo Soy la Rumba
00:43:22
9. El Trabuco Venezolano (canta Joe Ruiz) - El Cumaco de San Juan
00:49:07
10. El Trabuco Venezolano (canta Víctor Jiménez) - A Pesar de Usted
00:56:15
11. El Trabuco Venezolano (canta Joe Ruiz) – Brujería
01:00:04
12. El Trabuco Venezolano (coros Carolina, Grecia y Rosalía) - Sin Darnos Tregua
01:04:54

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