Era el mes de noviembre de 2004 y me encontraba en Nueva York; nunca había estado en esa ciudad y me sentía abrumado. ¡Tantas historias había escuchado de la “gran manzana”! Nos encontrábamos fuera del lobby del hotel mi tía Tania, mi tía Marcela y su acompañante Francisco Bush Buckley. Yo sabía quien era Bush, por supuesto, un gran salsero de Panamá, pero mas allá de eso no tenía conocimiento de absolutamente nada. Y es que mi generación (nací en 1983) no vivió la hegemonía que las orquestas de Bush mantuvieron en los años 70.

Llegamos a un restaurante asiático donde me tocó sentarme junto a Bush y mientras los otros hablaban de temas de actualidad, entre él y yo empezó una conversación sobre nuestra pasión, la música. Hablamos de Chano Pozo, de Sabú Martínez y sus grabaciones en Blue Note. Sin embargo, Cecil Taylor y Albert Ayler fueron los principales temas de nuestra tertulia y cuan sorprendido quedé que Bush (amo y señor de la salsa en Panamá) conocía a estos artistas del avant-garde jazz “nuyorquino”. Fue en este momento que descubrí a un individuo muy especial, con un amplio conocimiento musical, y comenzó entre nosotros una estrecha relación.

Bush en familia

“Bushy”, como le decían mis tías, siempre fue un ser humano ejemplar y un modelo para sus colegas. Un hombre de orquesta que demostró cómo la buena actitud, el trabajo y la dedicación pueden llevar a una persona humilde muy lejos.

Francisco Buckley nació en Ciudad de Panamá el 17 de marzo de 1940, dentro de una familia afro antillana. Se crío en la comunidad de La Boca, a la entrada del Canal de Panamá, en el lado del Océano Pacífico. Esta área, contaba Bush, estaba formada por antillanos y algunos centro y suramericanos. Sus abuelos llegaron, como decenas de miles más, para trabajar en la construcción del ferrocarril trans-ístmico en el siglo XIX.

La zona del canal estaba bajo jurisdicción de Estados Unidos. Tenía su propia escuela y fuerza policial y él vivía en una especie de apartheid. La segregación, sin embargo, logró crear un sentido de superación tanto en Francisco como en otros panameños de ascendencia afro, quienes sobresalieron en los deportes, la música y el arte popular. Bush menciona casos como el de Carlos Garnett, saxofonista que tocó con Miles Davis; Humberto Robinson, primer panameño en jugar en las grandes ligas; Héctor López, primer panameño en jugar en los Yankees; Rodney Carew, primer panameño en el salón de la fama del béisbol; o Nola Thorne, primera panameña en ganar una medalla de oro en atletismo. 

Bush empezó sus incursiones musicales tocando la trompeta, y tuvo un conjunto con el flautista Félix Wilkins llamado Son de Oro, que acompañaba las comparsas de carnaval en el barrio de Vista Hermosa, donde se crió tras salir de la zona del Canal. Debido a un problema respiratorio, terminó dejando el instrumento de viento y agarrando la percusión. 

Antes de organizar su primer grupo, Bush se dedicó a coleccionar discos. Mantenía una estrecha relación con Lidia García, vendedora de Panamá Radio, una de las tiendas icónicas de la época. Lidia luego sería la madre de sus tres hijos.

Panamá era un lugar en donde llegaban las mejores producciones discográficas. De New Orleans llegaba el R&B, el jazz y el soul; de Cuba y Puerto Rico, el mambo, el bolero, la guaracha y la corriente salsera; de Haití, el compass; de Trinidad y Tobago, el calypso. Jamaica nos mandaba su ska, rocksteady y reggae, y Colombia nos aportaba sus cumbias y porros. Toda esa música llegaba a tiendas como Panamá Radio o Discoteca Kathia, y los discos que no llegaban así, se podía encontrar en los comisariatos estadounidenses (tiendas exclusivas de productos importados).

Bush grabando con el productor Pancho Cristal.
Bush en Discos Istmeños
Bush y La Magnífica en Discos Istmeños.

Francisco pasó unos años formándose como percusionista y acompañando a otros artistas en sus presentaciones. Para 1962, empezó a tocar junto a Tito Cowes y su Combo Impacto, nuevamente con su colega Félix Wilkins en el saxofón y flauta. Bush le tenía gran estima a Félix. En repetidas ocasiones me contó que Félix llevó su sonido a grupos como el Sexteto de Joe Cuba, con quien tocó en el Carnegie Hall, y al conjunto de Willie Bobo. Durante una de mis muchas visitas a Francisco, le mostré una grabación en disco de 45 rpm del cantante de soul panameño Ralph Weeks con Los Telecasters. En esa grabación está el tema Gua-Jazz, con Félix tocando la flauta. “¿De donde sacaste esto?” me preguntó. Su pregunta me hizo sentir muy orgulloso.

Con Tito Cowes, Bush llegó a respaldar al vocalista Ramón Monguito Quian, y alternar con el Conjunto Cachana de Joe Quijano. También trabajó con el Conjunto Tropicana de Calvello y con el Conjunto Panarritmo de Layo Tuñón. Ya para 1964 empezó a estudiar música en el Conservatorio Nacional y, paralelamente, trabajó con Armando Boza y La Perfecta. Pero él siempre me decía que su verdadera carrera fue con el compositor, arreglista y bajista Clarence Martin, de cuya orquesta surgieron músicos prominentes como el bajista Luis Freddy Anglin. Con Clarence empezó a tocar para la televisora RPC Canal 4 en El Show de la Una y terminó trabajando con figuras como Olga Guillot, Marco Antonio Muñiz, José Candelario Tres Patines y el “Johnny Carson Latino”, Rolando Barral.

Después de un período acompañando a otros, Bush le dijo a su hermano Ernesto: “no voy a volver a tocar para más nadie, de ahora en adelante armaré mi propio conjunto”. Y así fue. Bush convocó a músicos locales, como Freddy Anglin en el bajo, Harold Shazaam en las congas, Benito Guardia en el piano, José Chacho Medina en el saxo barítono y otros más. Contaba que una de las experiencias que lo motivó a formar su propio grupo, fue cuando en 1967 hizo parte del conjunto del trompetista Víctor Paz para acompañar a los cantantes Monguito y Tony Díaz.

En ese momento decidió usar el nombre de Bush, ya que su apellido Buckley no era fácil de pronunciar. Luego surgió Bush y La Magnífica, porque para esa época estaba en apogeo la orquesta de Pete Rodríguez y la Magnífica. Chacho Medina, compadre suyo, fue el de la idea y el primer tema fue Fango, del repertorio del pianista neoyorquino.

Para 1968 ya su orquesta se encontraba amenizando eventos por toda la ciudad. Es así como se le ocurrió la idea de armar descargas dominicales en la Boite Stereo, para acoplar el grupo y montar un repertorio propio. Estas descargas eran las tardes de domingo y gozaban de gran éxito entre los bailadores. A estas alturas, ya empezaba a utilizar Los Magníficos en lugar de La Magnífica, y se encontraba alternando con orquestas internacionales.

Durante este período se inauguró la segunda fábrica de discos en Panamá, Discos Istmeños. Esta lo contrató para unas sesiones donde grabó sus primeros sencillos para el sello Taboga con temas como Benny’s Jala Jala y Mi Novia, vocalizadas por Manuel Moore y Dino Ureña. Para esa misma época grabó unos temas con el sonero Meñique Barcasnegras: Gilda y La Bomba de Santa Bárbara. Ese mismo año, el productor Pancho Cristal llegó a Panamá y coordinó una grabación con el grupo de Bush y el entonces jovencito Rubén Blades, en los estudios de Discos Istmeños.

Bush me contó que esa noche fue muy larga y grabaron un LP con buenos resultados. Sin embargo, las cintas Pancho se las llevó de Panamá y más nunca fueron vistas. ¡Imagínense ustedes un LP de Bush y los Magníficos con Rubén Blades! Luego vino el primer disco de larga duración de Bush y Los Magníficos titulado Humanidad, en 1969. Este disco incorporó clásicos como El Reloj de Pastora, y algunas composiciones originales como Happy Mambo y Broadway. El disco tuvo muy buena aceptación en Panamá y Bush se convirtió en el artista favorito del pueblo salsero, dando presentaciones por todo el país. Para Taboga llegó a grabar después otro disco icónico, Salsa al Pindín en 1972, con temas como Compasión, vocalizado por Aldemar Papa Espinosa.

En 1974 Bush fue contactado por Sergio Useche del sello Melser en Colombia. El quería un LP original, para distribuir en un sello que se enfocaba en reediciones de otros, usualmente de Vaya, filial de Fania. Francisco aceptó y le pidió un mes para tenerlo listo. Ahora Traigo el Melao fue el resultado de este proyecto. El disco se vendió fuera de Panamá, únicamente; y me contó Bush, que un día le llegó por correo una copia firmada por Sergio, que decía: “¡Francisco, este disco no se vende en Panamá pero en el Perú, Venezuela y Colombia ha gustado mucho y lo vendo por sacos. Un abrazo!” Al poco tiempo, Useche fue encontrado muerto en una turbia serie de eventos. Y es que para entonces ya estaba involucrado en negocios ilícitos. Bush me aseguró que él pudo cobrar su dinerito por el trabajo, a pesar de la fama que tenía Useche de no pagar.

En 1976 Francisco fundó Época Records, junto con su amigo Dumas Torrijos (hijo del general Omar Torrijos Herrera). La primera producción que lanzaron fue el sencillo Lo Agarro Yo / Guaguancó del Solar. Luego salió el primer LP bajo el nuevo nombre de la agrupación, Bush y su Nuevo Sonido con sus hits internacionales La Chola Caderona y El Cucuyo Montañero. Posteriormente Época Records grabó un LP con las estrellas panameñas Máximo Rodríguez y Manito Johnson, titulado Juntos Otra Vez, respaldados por Bush y miembros de su orquesta. 

Igualmente, en 1976, Bush lanza Baile Hoy, donde vuelve a grabar la pieza 9 de Enero, de Rubén Blades, quien describió a Bush como “un amigo y mentor original, temprano gestor de sus experiencias musicales en Panamá”. Este tema trata del día en que los estudiantes del Instituto Nacional marcharon hacia la zona del Canal para izar la bandera de Panamá, en un área donde sólo ondeaban banderas de Estados Unidos. El suceso acabó en un lamentable incidente donde murieron veintidós panameños y seis soldados estadounidenses. Blades describió esa experiencia diciendo: “En 1967, la agrupación Bush y sus Magníficos grabó 9 de Enero, mi primer tema como compositor que fue plasmado en un disco. La grabación, sobre un evento nacional de importancia patriótica, arreglado en Panamá, interpretado por músicos panameños, escrito por un panameño y grabado en Panamá, continúa siendo uno de mis recuerdos más preciados y un constante motivo de satisfacción personal”. Esa grabación lamentablemente fue la que nunca vio la luz.

En ese popular disco están incluidas canciones grabadas por Alexis y su Bonche (con músicos de la orquesta de Bush) y la canción Mariana Soba, de Benito Guardia. Su importancia radica en la influencia de los toques congos de la provincia de Colón y en el uso de la cuica brasileña, jamás escuchada antes en una grabación hecha en el istmo.

Bush Daniel Alejandra
Bush, Daniel Olarte y Gladys Palmera. Feria de Cali, 2013.

Las orquesta de Bush continuó produciendo grandes trabajos como A Chiricano, grabado en 1977 como tributo a Víctor Castillo, trompetista de la orquesta que falleció en un accidente. Otras producciones fueron el Bush y su Nuevo Sonido de 1979, y El Mundo Latino, de 1982. Para 1984, grabó un disco con el acordeonista Osvaldo Ayala, titulado El Doble Poder. Y en 1986 grabó su última producción: ¡Ahora ó Nunca! bajo el nombre de Bush y su Orquesta. Este LP contó con sus tres hijos: Andy, Popo y Francisco Jr. en piano, congas y bongo, respectivamente.

La carrera de Bush lo llevo a tocar a Bali, Indonesia y Corea. Otro viaje, me lo cuenta así Francisco Buckley Jr.: “en 1986 la orquesta de mi papá es invitada por las Fuerzas Aéreas de Defensa, FAD, a viajar junto a una delegación privada al Carnaval de la Calle 8 en Miami, donde llegamos a tocar en el Palacio Viscaya junto a Johnny Ventura y Gloria Estefan, para personalidades como Sylverster Stallone y otro pocotón de millonarios”.

En marzo de 2002, el diario La Prensa le preguntó cuál había sido el momento más triste de su carrera, a lo que Bush respondió: “Cuando me fui replegando de esto y fui simplemente apartándome a partir de 1990 y para lograr eso boté todo y regalé todos mis instrumentos”. Él decía que ya había hecho todo lo que tenía que hacer como músico y hombre de orquesta. Lo que le entusiasmaba en ese momento era trabajar en su libro para dejar un legado de sus conocimientos de las situaciones históricas del plano musical en Panamá. Y así fue. En 2004, después de muchos años de estar recopilando información, publicó La Música Salsa en Panamá y Algo Más, verdadera crónica de la música panameña.

A sus 78 años, la mente de Francisco seguía trabajando a un ritmo de descarga más que de guajira, pero el metrónomo en su cuerpo ya estaba empezando a fallar. Su última meta era terminar la segunda edición de su libro. Me sentí muy orgulloso el día que me pidió lo ayudara a terminarlo. Necesitaba ampliar los datos de las últimas décadas, así como sobre el desarrollo de las bandas en otros géneros. Trabajé con él por varios meses. El día que me llamó para decirme que el libro lo empezarían a editar fue un momento de gran alegría. “Al fin voy a poder descansar mejor en las noches sin tener que pensar en el estrés de terminar esto”, me decía con esa sonrisa tan única.

Cuando cayó enfermo, yo lo visitaba con una tornamesa portátil y le ponía música de aquellas épocas doradas. Le puse sus propias grabaciones en discos de 45 rpm y eso lo llenaba de energía. Como buen panameño, a Pacho (otro seudónimo cariñoso que le tenía mi tía Marcela) le encantaba comer frituras. Mi padre, que también era muy allegado a él, le compró una freidora de aire, ya que por su condición debía mejorar su dieta. Eso le subió los ánimos y mejoró su estado físico. Aún así, el destino lo estaba llevando por un solo camino. La mañana que me tía me avisó de su muerte, sentí un gran vacío, pero al mismo tiempo una alegría enorme por haber tenido el privilegio de convivir tan de cerca con esta gran persona, de quien aprendí tanto, no solo de música, sino de la vida y de cómo ser un mejor individuo todos los días.

Como coleccionista, he tenido innumerables visitas a diversas casas en búsqueda de discos panameños y siempre me encuentro con algún disco de Bush. Y no existe una sola persona que al verlo no sonría diciendo algo positivo del maestro y de lo que él representó.

Con el pasar del tiempo, la figura de Francisco Bush Buckley ganará más y más reconocimiento por todo lo que hizo por la música y la cultura en Panamá, un país que lamentablemente no le rinde el tributo necesario a sus notables iconos musicales.

El día de su funeral, asistieron cientos de personas y fue muy lindo ver a personalidades del ámbito musical como Osvaldo Ayala, Colaquito Cortez, Toby Muñoz, Freddy Anglin, Benito Guardia o Anel Sanders, rindiendo homenaje a esta grandiosa persona. Y así lo expuse en su obituario:

“Se fue Francisco, mi tío de corazón, pero nos deja lo más importante que alguien pueda dejarle a su gente, su legado musical que vivirá para siempre”.

Hemos escogido diez canciones básicas y poco conocidas de la discografía en 45 rpm de Bush, pensando en los diferentes formatos orquestales que dirigió, las voces que lo acompañaron y los sellos para los cuales grabó. Destaca la canción El Gozador, que grabara en dos ocasiones y que en su versión para el sello Época no fue numerada, dejando una intriga sobre el año exacto en que se hizo.

Playlist

1. Bush y su Combo Los Magníficos canta Combo Castro - Los Magníficos (Sol, 1968)
00:00:15
2. Bush y Los Magníficos - Beny's Jala Jala (Taboga, 1969)
00:03:00
3. Meñique El Panameño con Bush y sus Magníficos - La Confianza (Taboga, 1970)
00:05:46
4. Meñique con Bush y sus Magníficos - Gilda (Taboga, 1971)
00:08:50
5. Bush y sus Magníficos - Calypso Magnífico (Costeño, 1972)
00:12:02
6. Bush y su Nuevo Sonido - Guaguancó del Solar (Época, 1976)
00:15:32
7. Bush y sus Magníficos canta Tony Bermúdez - El Gozador (Época, 197?)
00:19:34
8. Bush - Moanga (Libra, 1979)
00:23:22
9. Bush & Osvaldo canta Osvaldo Ayala - Mundo de Ilusiones (Emily, 1984)
00:27:27
10. Bush y su Nueva Orquesta canta Lucho Salazar - El Rey (Prodin, 1989)
00:32:28

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