Bolsas, fundas, mangas, record-sleeves… Varios nombres para un solo producto. Los primeros vinilos que existieron no tenían carátulas y el sistema de embolsado era muy sencillo: papel liso con un agujero central para que se viera la etiqueta del disco, y nada más.

Luego nos complicamos la vida. Le pusimos arte a la presentación en la medida en que los formatos de vinilo iban evolucionando hacia un estándar más comercial y más acorde con unos reproductores que también evolucionaban: 10 pulgadas, 7 pulgadas (45 rpm) y 12 pulgadas o long-play. Todos con carátulas llenas de color y hechas, en muchas ocasiones, por grandes fotógrafos, ilustradores y diseñadores.

En aquellos tiempos no existía carátula porque el papel protagonista lo tenía la casa discográfica. Así que esas bolsas llevaban el nombre del sello, no del músico. La creatividad quedaba relegada a la tipografía original de cada marca. Era como vender un producto estándar. Te detenías a mirar las etiquetas para ver la diferencia, pero desde lejos todo era igual.

Sin embargo, el encanto de aquellas viejas bolsas persiste. En su inmensa mayoría hechas con papel Kraft, el de color marrón, el más popular para el uso doméstico durante toda la primera mitad del Siglo XX. Las casas discográficas escogieron el Kraft por su resistencia (su significado en alemán). Su fabricación es similar a la de otros papeles con pulpa de celulosa y pulpa de madera, pero sin blanquear.

Dicho lo anterior, les queremos contar que cada disco que llega a Colección Gladys Palmera es tratado con suma delicadeza. Por eso el proceso de limpieza al que sometemos al vinilo, también lo aplicamos a las carátulas y las bolsas, sobre todo si son tan antiguas. En la web de la colección tenemos una muestra de algunas de esas reliquias.

Tras esa época, como decíamos, las cosas cambiaron y los discos de 78 rpm se fueron vendiendo por series, generalmente de autor. Así se empezaron a fabricar carpetas de cuero, papel y cartón para seis u ocho discos. Fue el nacimiento del diseño de carátulas, el adiós a estas primigenias bolsas y el comienzo de una historia que ya contaremos aquí.

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