Chopén y Chevín

Son unos cuantos millones de personas los que en la América Latina, el Caribe y Europa, sobre todo España, conocen a muchísimos músicos caribeños que se impusieron por fuerza de su calidad, de sus grabaciones y de sus giras internacionales. Pero resulta que esta excepcional orquesta de Santiago de Cuba, la Chepín-Chovén, nunca salió de su país, y no precisamente por falta de oportunidades, porque su fama cruzó fronteras.

El no quiso salir de Cuba y por eso millones de melómanos se perdieron en vivo su excelencia, indudable, y un legendario sonido y repertorio con cargo a Electo Rosell, Chepín, el autor de El platanal de Bartolo y otras joyas.

Chepín en Santiago

Recorrer Santiago de Cuba es como recorrer un cielo anticipado. La magia de la ciudad, su embriagador ambiente musical, su condición indudable de “Ciudad Héroe de Cuba”, su sabor, su calor, su “cubanía” hacen de ella una majestad cuyo trono está en la Sierra Maestra, en La Gran Piedra, en la playa de Siboney, en el Tivolí, primer café concert de América Latina, en el Parque Céspedes o en La Enramada, la calle de los comercios, los encuentros, y la alegría. Ciudad amada que escogió hasta el propio Fidel Castro para descansar eternamente.

La historia de la orquesta Chepín Chovén tiene su asiento y desenlace en Santiago de Cuba, una magistral orquesta que nunca salió de la mayor de las Antillas porque su director temía morir fuera de su tierra y porque, además, con tanto público en toda la geografía cubana ¿para qué más?

El prodigio de esta orquesta echa al pipote el postulado de que nadie es profeta en su tierra. Y lo echa por tierra con creces. El Caribe, Latinoamérica y el mundo tuvieron que conformarse con el sonido discográfico.

Es una impronta de las grandes. La vemos de la mano de su creador.

Chepín Rosell

El nombre real de Chepín fue Electo Rosell Horrutiner y nació en Santiago de Cuba el 7 de noviembre de 1907. También partió hacia otros paisajes el 1 de abril de 1984 en su ciudad natal. Su apego a Santiago forma parte de las características de los nacidos en la heroica ciudad. Su padre era sastre… y guitarrista, y muy a su pesar, sería quien lo iniciaría en la música, en el solfeo, en el pentagrama. A los 14 años ya la familia sabía que ese niño tomaría caminos rítmicos y melódicos, culminando con su afición por el violín. Los Maestros Ramón Figueroa y Ángel Castilla se encargarían de acrecentar la habilidad del jovencito.

A Electo le dio por componer y a los 16 años tenía una obra, un bolero titulado Mis anhelos. Conviene recordar que Santiago de Cuba es la cuna del bolero americano a partir de Tristezas, dado a conocer en 1883 por su autor, el santiaguero José Pepe Sánchez, y que la ciudad igualmente se mecía entre la trova y el son montuno.

Comenzó como violinista en uno de los cines de su natal Santiago, donde se proyectaban películas silentes. En aquella época cada obra cinematográfica traía su libreto musical acorde con el argumento. Rosell fue aceptado como practicante, como pasante, y no tenía sueldo, más sí oportunidad de desarrollarse con el instrumento que había escogido.

Cada noche a las 11 cuando terminaba la función, el director de la orquesta le daba 25 centavos que le servían para la merienda del otro día. Como era apenas un adolescente, su papá lo esperaba a las afueras del cine para llevarlo a la casa. Fue así como comenzó la hoja de vida, la hoja musical de Chepín, quien luego se integró a la orquesta del Teatro Cuba y en 1926 a la compañía de zarzuelas y operetas cubanas de Arquímedes Pous.

Chepín tenía apenas 19 años en 1926 cuando viajó con la compañía de Pous por República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y Panamá. Pero en este último país se disolvió el elenco debido a la inesperada muerte de su líder. Muchos integrantes de la compañía retornaron a Cuba, pero otros, entre ellos Rosell, decidieron quedarse en tierras istmeñas para aprovechar el ambiente musical del país. Y lo aprovechó pues enseguida ingresó a una orquesta panameña en calidad de violinista y circunstancialmente como bajista.

Retornó a Cuba en 1929. Se quedó un tiempo en La Habana y trabajó en la capital cubana en la zona de Centro Habana, y al año siguiente ya estaba de regreso en su ciudad natal.

Chepín y Chovén

La vida los cruzó a punta de coincidencias. Ambos eran vecinos de casa con casa por la parte del patio y a ambos les dio por la música. Bernardo Chauvín Villalón (Chovén para la historia de la música) se entregó al piano, aunque también estudió flauta y… violín, cruzándose en este camino con su vecino Electo Rosell, Chepín, estudiante violinista. Dicen los cronistas santiagueros que ellos se enlazaron tocando en las misas de la ciudad: Chepín en el violín y Chovén en el piano.

Ambos tocaron para el cine mudo. Chovén en el cine Aguilera y Chepín en el teatro Cuba. Ambos habían interrumpido sus estudios formales por obra del “Machadato” que ordenó cerrar los centros de instrucción integral. A lo mejor, sin proponérselo, Gerardo Machado le hizo un favor a la música pues ambos músicos (y muchos creadores más) se dedicaron por entero a ella.

En 1930, año en el que ya tocaban juntos en radio (emisora CMKD) haciendo piezas clásicas, Chepín fundó, siempre en Santiago de Cuba, junto a Bernardo Chovén Villalón un cuarteto que posteriormente fue ampliado a sexteto con el nombre de Oriente Jazz. Este dato no es menor si se atiende al término jazz introducido en un nombre de conjunto en la Santiago de Cuba de inicios de la década de los 30 del siglo XX. Es que se está en presencia histórica de una de las primeras agrupaciones que se auto denominaron como jazz band, junto a la del también santiaguero saxofonista Mariano Mercerón.

Ya para ese entonces el cine sonoro había acabado con la fuente de ingresos de ambos músicos, pero con vista larga y anticipación habían conformado un cuarteto, el Hatuey Jazz King’s. Chepín insistía con la innovación del jazz.

En una de sus presentaciones radiales a un popular locutor llamado Matías Vega Aguilera se le ocurrió bautizarlos como Orquesta Chepín Chovén. Santa Palabra hasta hoy.

Esa orquesta en su génesis estuvo conformada por: Electo Rosell, Chepín, como violín y director, Bernardo Chauvin Villalón, Chovén, al piano, Higinio Oduardo Marsillí en la batería, Emilio Portuondo en la trompeta, Félix Pérez en el saxofón, Esmérido Ferrera Lolo ayudante de percusión (excepcional en el bongó), Roberto Nápoles como bajista y cantante. Posteriormente se sumaría Isidro Correa también como cantante (segunda voz).

Comercialmente, por decirlo así, debutaron en El Comercio Sport Club de Santiago de Cuba. Era el 24 de junio de 1932.

En entrevista el bajista y cantante Roberto Nápoles señaló: Ascendimos a la fama con una trompeta y un saxofón nada más. Nuestro sonido era sobre la base del timbal, bajo y piano, ahí estaba el tumbao. Ninguna orquesta tocaba con nuestro estilo, ni sonaba como nosotros.

Nápoles fue una pieza importante en la orquesta Chepín Chovén. Siendo un muchacho de 12 años, en 1923 ya había formado un sexteto y se presentaba en diversos espectáculos. Se integraría a la famosa Estudiantina Invasora y también a la orquesta de Mariano Mercerón. Se convirtió en el primer cantante de la Chepín Chovén y marcó un estilo recordado hasta hoy. También es recordada su personal manera como bajista y por las maromas que hacía con el instrumento. Mucho antes que el venezolano Oscar D’ León bailara y levantara su bajo, ya Roberto Nápoles lo hacía.

La primera etapa orquestal de la Chepín Choven duró unos 25 años en los que marcó pauta de sabor y excelencia. Además de la dotación estaban los temas propios y los arreglos, efectuados por Chepín con su violín y complementados por el piano de Chovén, quien, por cierto, no permitió el sonido de las tumbadoras en la orquesta.

El repertorio

Electo Rosell se manejó con mucha solvencia en el campo de los arreglos orquestales. Bien fuera una guaracha, un danzón, un bolero, un son, e incluso jazz, Chepín marcó una forma que además de elegante fue pensada para el disfrute del público, del bailador. Fue tanta la sabrosura de esos arreglos que la banda se hizo popular en toda Cuba siendo muy cotizada, sobre todo en tiempos de carnaval.

Chepín Rosell fue autor de numerosos temas entre los que destacan Murmullo, Bodas de oro y El platanal de Bartolo.

Murmullo le deparó muchas satisfacciones y bonanza económica, pues fue cantada por estrellas internacionales y hasta formó parte de una película estadounidense. 

Bodas de oro fue un danzón compuesto por Chepín cuando parecía que ya todo estaba escrito para este género musical. Se resalta que además Rosell hizo el arreglo de este tema para formato de jazz band.

En cuanto a El platanal de Bartolo, el tema le surgió a Chepín durante una visita a la ciudad de Ciego de Ávila pues allí había una avenida adornada con matas de plátano y al comienzo de la avenida, como suele pasar en otros poblados cubanos, estaba la publicidad a cargo de un muñeco con su cartel: “Bienvenidos al Platanal de Bartolo”. Se destaca que la primera grabación del tema estuvo a cargo vocalmente de Ibrahim Ferrer y fue un éxito nacional (cubano) inmediato.

Sin final

Hubo desencuentros, abandonos y hasta silencios en la orquesta hacia el segundo lustro de la década de los 50. Se sabe que hubo intención de algunos músicos de cambiar la sonoridad orquestal y Chepín no estuvo de acuerdo. En ese mientras tanto Chepín Rosell conformó su Orquesta Oriental con la que siguió mandando entre los bailadores.

Con el paso del tiempo Bernardo Chauvín Villalón y Electo Rosell se volvieron a reunir como lo que eran: hermanos en la música y en la amistad, y la Chepín Chovén se reactivó para alegría de Cuba. También se conoce que para que esa nueva reunión musical se diera intervino el comandante y músico Juan Almeida Bosque, quien llegando a Santiago de Cuba y enterándose de la separación de la orquesta urgió, por el bien de la música, a una reunión de las partes. Así fue, y además Chepín y Choven se querían mucho. Eso permitió superar las dificultades.

Electo nació el 7 de noviembre de 1907 y Bernardo el 25 de febrero de 1910. Chepín falleció el 1 de abril de 1984 y Chovén el 14 de abril de 2000. Ambos se fueron en abril.

La orquesta Chepín Chovén es Patrimonio Nacional de la Música Cubana.

Electo Rosell  sigue siendo un referente importante en la musicalidad de Cuba y del Caribe, y un bastión ejemplar cuando se analiza la conducción y los arreglos que hizo para su orquesta.

Es que Chepín para la música siempre fue Electo.

Se dice pronto, pero la primera etapa orquestal de la Chepín Choven duró unos 25 años en los que marcó pauta de sabor y excelencia. Eso si, hacia el segundo lustro de la década de los 50, algunos músicos quisieron cambiar la sonoridad orquestal y Chepín no estuvo de acuerdo. Por eso Chepín Rosell conformó su Orquesta Oriental con la que siguió mandando entre los bailadores.

Playlist

1. Chepín y su Orquesta Oriental - A Lázara
00:00:15
2. Chepín-Chovén - Bodas de oro
00:03:17
3. Chepín y su Orquesta Oriental - Ana Celia
00:07:35
4. Chepín-Chovén - Como campana
00:11:18
5. Chepín y su Orquesta Oriental - Ciudad primada
00:16:56
6. Chepín-Chovén - El platanal de Bartolo
00:19:50
7. Orquesta Chepín-Chovén - Chepineando
00:24:58
8. Chepín y su Orquesta Oriental - El palo tiene curujey
00:28:53
9. Chepín-Chovén - Con Chepín hasta que amanezca
00:31:54
10. Orquesta Chepín-Chovén - Descarga Callis y Chepin
00:37:50
11. Chepín y su Orquesta Oriental - Mujeres de San Fernando
00:40:43
12. Chepín-Chovén - El regreso de Chepín
00:43:38

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